El Médico: Es un oftalmólogo que se convierte en uno de los primeros en quedarse ciego tras atender al primer infectado. Como figura racional y científica, inicialmente busca una explicación para la epidemia y, más tarde, asume un rol de liderazgo dentro del grupo de ciegos confinados. Sin embargo, se enfrenta a su propia impotencia y a la vulnerabilidad humana en una sociedad que pierde el control.
La Mujer del Médico: La única persona que no pierde la vista durante toda la epidemia. Esta ventaja la convierte en la líder del grupo y, a la vez, en su protectora, pues es capaz de guiar y ayudar a los demás. Su personaje simboliza la resiliencia, la empatía y la carga de ser la única testigo de las atrocidades y el sufrimiento que ocurren a su alrededor, además de su lucha para mantener la dignidad en condiciones inhumanas.
El Primer Ciego: Es el primer personaje en quedarse ciego, y su ceguera súbita es la que desencadena la epidemia. Él representa la vulnerabilidad de los humanos ante lo inesperado y el miedo que produce la pérdida del control. Su situación inicial también muestra cómo la sociedad reacciona con pánico y desconfianza cuando alguien manifiesta una “anormalidad”.
La Mujer del Primer Ciego: Se queda ciega poco después que su esposo y sufre la pérdida de su independencia. Su personaje destaca la desesperación y el dolor emocional de ver cómo las relaciones personales se deterioran bajo la presión de una crisis.
La Chica de las Gafas Oscuras: Una joven que también se queda ciega y que muestra una mezcla de rebeldía y vulnerabilidad. Ella trabajaba como prostituta a tiempo parcial. Pierde la vista repentinamente mientras está con un cliente, y luego es expulsada con violencia del hotel y llevada al antiguo manicomio. Allí se une al pequeño grupo de personas que también contrajeron la ceguera en el consultorio del médico. En un momento, cuando el ladrón de autos intenta tocarla de forma inapropiada mientras va hacia el baño, ella le da una patada, causándole una herida con su tacón que eventualmente se infectará y será fatal. A pesar de las circunstancias, mantiene su dignidad y demuestra afecto y compasión hacia otros. Su personaje representa la búsqueda de conexiones humanas en medio de la desesperación.
El Niño Estrábico: Es un niño pequeño que se queda ciego y es acogido por el grupo. Representa la inocencia y la fragilidad, y su presencia evoca la idea de que, incluso en medio del caos, hay que proteger a los más vulnerables. La Chica de las Gafas Oscuras, quien asume un rol protector y cariñoso con él, tratándolo casi como una madre.
El viejo de la venda negra: es la última persona en unirse a la primera sala. Trae consigo una radio portátil que les permite a los internos enterarse de las noticias. También es el principal artífice del fallido ataque contra el sector de los malvados que acaparan las raciones de comida. Una vez que el grupo escapa del manicomio, el anciano se convierte en el amante de la chica de las gafas oscuras. Lleva una venda en los ojos debido a una infección ocular que tenía antes de la epidemia de ceguera
El Hombre del Garrote: Un personaje agresivo que intenta tomar el control en el confinamiento, abusando de otros y usando la violencia para satisfacer sus propias necesidades. Representa el egoísmo y el abuso de poder que pueden surgir cuando se quiebra el orden social.
El perro de las lágrimas: es un perro que se une al pequeño grupo de ciegos cuando estos salen del manicomio. Aunque en general es leal a la esposa del médico, ayuda a todo el grupo, protegiéndolo de las manadas de perros que se vuelven más salvajes cada día. Se le llama el perro de las lágrimas porque se apega al grupo tras lamer las lágrimas del rostro de la esposa del médico.
Comida enlatada: es un recurso escaso y muy valorado dentro del manicomio donde los personajes están confinados. A medida que la situación se vuelve más crítica, las latas de comida simbolizan la supervivencia y la desesperación de los personajes, quienes dependen completamente de las raciones que reciben de afuera para subsistir. Sin embargo, las entregas de alimentos son irregulares y cada vez más limitadas, lo que intensifica la tensión entre los internos. La lucha por la comida enlatada se vuelve un punto de conflicto cuando un grupo de internos intenta monopolizar las raciones, exigiendo objetos de valor y favores a cambio de ellas.
El ladrón del coche: Después de que el primer ciego queda ciego en medio del tráfico, un hombre lo lleva a su casa y, posteriormente, le roba su automóvil. Poco después de quedarse ciego, el ladrón del coche y el primer ciego se reencuentran en el manicomio y tienen una disputa. Sin embargo, no tienen mucho tiempo para resolver sus problemas, ya que el ladrón es el primer interno asesinado por los guardias; es baleado mientras se acerca a la entrada del lugar para pedir medicamentos para su pierna infectada.
El ciego contable: Este hombre no es uno de los afectados por la "ceguera blanca", sino que es ciego de nacimiento. Es el único del manicomio que puede leer y escribir en braille, y que sabe utilizar un bastón. Además, es el segundo al mando en el sector de los malvados. Cuando la esposa del médico mata al ciego de la pistola, el ciego contable toma la pistola y trata de tomar el control, pero no consigue suficiente apoyo. Muere cuando una de las mujeres violadas incendia la sala donde se encuentran los malvados.
Luego de que nuevos internos se sumen a los pocos que conformaban el primer grupo, el narrador comenta que “Hasta la atmósfera de la sala parecía haberse vuelto más espesa, con hedores que flotaban, gruesos y lentos, con súbitas corrientes nauseabundas (…)” (p.67). Poco después, cuando el médico va a los baños, "Le asfixiaba el hedor. Tenía la impresión de haber pisado una pasta blanda, los excrementos de alguien que no acertó con el agujero o que había decidido aliviarse sin más" (p.88).
El Sargento: es el militar a cargo de los soldados que vigilan a los infectados en el hospital psiquiátrico donde están confinados. Es un personaje secundario que representa la indiferencia y la crueldad del sistema hacia los internos. Desde su posición de autoridad, el sargento se muestra frío, inflexible y hasta cruel en su manera de tratar a los enfermos; afirma que, si fuera por él, los mataría para evitar la propagación de la "ceguera blanca".