Según el diccionario de la Real academia española de la lengua, el verbo emular se refiere a imitar las acciones de otro procurando igualarlas e incluso excederlas.
En la historia de Europa los territorios pasaron de ser feudales y agrícolas a transformarse en países industrializados y desarrollados, por medio de la emulación de los modelos de ciudades estado exitosas en lo industrial como lo fueron en principio Venecia y Holanda, y luego” Inglaterra que pasó a ser el prototipo del paso de la pobreza a la riqueza” (Reinert 2007, 74)
El modelo de crecimiento era una necesidad imperante para los territorios europeos en el siglo XVI, en este sentido se entendió que el crecimiento económico exigía ciertas características como:
Fomentar la innovación y la creatividad (Ibid, 74)
El desplazar a las personas a los centros urbanos para fomentar la división del trabajo y de forma especializada a la industria. (Ibid, 75)
Los países con pocas tierras cultivables se ven obligados a especializarse en industria manufacturera y el comercio a distancia (Ibid, 77)
El crecimiento económico de los países consistía en no permitir que las naciones productores de materias primas se incorporaran a la industria, ya que solo por medio de la industrialización se conseguía el verdadero crecimiento, los países además cerraron sus fronteras para que se pudiera crear el proceso de industrialización interno para luego competir en los mercados internacionales luego de alcanzada la industrialización. El autor describe que “se dio importancia al desarrollo tecnológico en un determinado campo y en una determinada zona geográfica que podía extender la riqueza a toda la nación” (Ibid, 79)
La búsqueda del crecimiento era una lucha que implicaba “la mayor importación de materias primas y la mayor exportación de productos industriales”(Ibid, 81) esta protección solo era momentánea ya que a medida los países se iban desarrollando necesitaban más mercados para vender los productos que producían, por lo el proteccionismo que fomentaba el crecimiento en principio tuvo que ser cambiado a un libre comercio luego que ciertos países alcanzaron su industrialización que implicaba “una mayor división del trabajo y un mayor sector industrial” (Ibid, 82).
Cuando un país producía mucha materia prima (incluido el sector agrícola, ganadero o minero), esta era vendida a un costo relativamente bajo a los países industrializados, que al trabajar esa materia prima y transformarla en un producto elaborado (fruto de su creatividad y trabajo especializado) podía costar muchísimo más que su valor inicial. Tal es el caso que España obtuvo grandes beneficios económicos desde sus colonias en américa pero al no contar con una industria especializada, tuvieron que adquirir artículos elaborados a un precio mayor del que habían vendido la materia prima. “La idea fundamental aquí es que un producto acabado puede costar entre 10 y 100 veces el precio de las materias primas” (Ibid, 87)
Se descubrió entonces que “el efecto multiplicador de la industria era clave para el progreso y la libertad política” (Ibid 88) por eso se crearon formas de proteger la industria de cada país por medio de las patentes y la protección arancelaria, para frenar el desarrollo de la competencia, estas reglas por supuesto fueron impuestas por los países mayormente industrializados.
Otros países como Alemania e Irlanda buscaban “emular la estructura económica vigente en Venecia y Holanda, fomentando tantas profesiones diversas como fuera posible y procurando obtener un rendimiento creciente” (Ibid 95), en ambos casos no se trataba de hacer una copia exacta al modelo sino de adecuarlo a sus condiciones particulares.
En conclusión, se nos plantea una forma de entender el crecimiento económico de los países a través de su proceso de industrialización. Se entiende que la importancia de las materias primas no es su producción sino su transformación en productos que puedan comerciarse a mucho más valor de su precio original. Lo interesante del asunto, es que países en condiciones muy complicadas como lo han sido Japón y Alemania, han logrado salir adelante apostándole a la industria y a la innovación luego de crisis muy profundas. Sin embargo, los países latinoamericanos todavía cuentan con muchos recursos y han pasado por graves crisis, pero no han pasado por un proceso de verdadera industrialización ya que de ser países agrícolas muchos hemos saltado a la tercerización de la economía sin pasar por un proceso de industrialización.
Dicha situación nos condena a seguir en subdesarrollo, según lo planteado por el autor.
Bibliografía:
Reinert, Erick (2007). Emulación: Cómo se hicieron ricos los países ricos. Libros de Historia Barcelona