jueves, 22 de febrero de 2018

Mi reino sí es de este mundo - la fuerza política la iglesia evangélica en El Salvador en la campaña electoral

Por Luis Eduardo Aguilar Vásquez

La incidencia los ideas religiosas, en este caso evangélicas puede darse en diferente escenarios.
En primer lugar cuando actúa como un grupo de presión, demandando algo de funcionarios del estado sin buscar ejercer el poder directamente. La(s) iglesia(s) evangélica(s) no son homogéneas, sin embargo, algunos grupos identificados como tales han actuado como grupo de interés político en posturas de oposición al matrimonio homosexual y al aborto, la promoción de la lectura de la biblia en las escuelas, la exención de impuestos, negación a cierto tipo de educación sexual pública, la predicación en centros penales, estas solo por mencionar algunas. Tales ejemplos ayudan a entender cuando actúa la iglesia evangélica como grupo de presión. 


En segundo lugar, cuando han habido diputados que simpatizan en diferentes niveles con ideas evangélicas, con el interés de captar el apoyo evangélico (cohesionado y disciplinado). Los más radicales, desde 1994 hasta hoy, son aquellos que mencionan a Dios como orientador de su gestión, por ejemplo Antonio Almendariz del PCN dijo: “votaremos por la reforma para que se cumpla la palabra de Dios” , este diputado se autodenomina evangélico, y es también un político profesional. Otros casos como el del diputado Mario Ponce del PCN dijo: “Habrá decisiones de tipo moral que tendrá uno que poner la religión y ser un ingrediente importantísimo, sea de apoyo o de rechazo”… “No puedo pensar que mezclo política con religión, pero es que no hay otra filosofía similar a la palabra, que me indique que puedo hacer lo contrario a lo que dice la palabra de Dios… pero no estoy mezclando”.


Otros casos son cuando los candidatos a cargos públicos A) asisten a eventos organizados por grupos identificados como evangélicos (ya sea foros, cultos, y/o celebraciones- ver imágenes anexas 1 y 2), B) utilizan la biblia o frases de la misma y hagan referencias a Dios, sobretodo durante la época de campaña , en estos casos más allá de coyunturas específicas no lo utilizan de forma plena como base de su gestión. Desde los más comprometidos hasta los menos, estos casos muestran valores religiosos han sido utilizados por políticos de profesión, lo que se denomina la religión como herramienta política. 

En tercer lugar, cuando existe una incursión de los círculos evangélicos en el seno de una élite política en la actualidad, donde evangélicos se muestran en escenarios no religiosos. Dicha participación tiene diferentes alcances como: mostrar inconformidad por alguna políticas públicas, la denuncia de la corrupción política, opinar de política desde el medios de comunicación abiertos (ver imagen 3), participación en un programa/política de gobierno (ver imagen 4), mostrar simpatía a un partido político y  hasta competir por un cargo público.

Algunos grupos evangélicos pentecostales denuncian la corrupción política o su inconformidad, y ponen en tela de juicio la acción de los partidos políticos históricos, que los ha llevado en muchos casos (tal es el caso  de Costa Rica donde se han formado bancadas evangélicas) a entrar directamente a buscar un cargo de elección popular.

En el pasado la sociedad era percibida por numerosos grupos pentecostales y evangélicos como lugar de pecado, donde se separaba el espacio de la iglesia y mundo. Sin embargo, en el escenario político centroamericano actual crecen nuevos actores políticos confesionales con origen evangélico y pentecostal que hacen notar su pertenencia con una "revolución política" proyectándose como "políticos de Dios", aquellos quienes se identifican la gente organizada religiosamente y que participan de la vida política del país. 

En cada uno de los tres escenarios anteriormente planteado, grupos religiosos evangélicos y personas aprovechan la base de crecientes y potentes lazos comunitarios de los políticos que se identifican con iglesias particulares. O de la idea de las iglesias de formar su movimiento político y poner sus propios representantes. Sin duda, gran parte de la sociedad se pentecostalizó y parece haber un cambio en la cultura política. Parece que surgen de las transiciones democráticas han dejado las dictaduras de lado y han permitido en muchos casos el ascenso de la izquierda que no ha sido capaz de revindicar muchas de las promesas realizadas.

Pero la pregunta de fondo es: ¿tendrá(n) fuerza política la(s) iglesia(s) evangélica(s)? Mucho se ha hablado de que son minorías religiosas, sin embargo en los últimos años su aumento es constante y su compromiso muy fuerte, además el desarrollo de sus propias redes de organización de seguridad social (con centros de estudio, hospitales, radios, canales de televisión etc) les permiten ganar notoriedad en la sociedad, y por tanto ya son una fuerza política importante para generar cambios. En cuanto a los cargos políticos formales un pastor posee una “clientela religiosa”, que aunque no garantiza automáticamente que vote por él (sí se lanzara como candidato, pero genera la posibilidad de competir por un diputado (en San Salvador se necesitan 20,000 votos) y mostrar que su reino también puede ser de este mundo.

domingo, 4 de febrero de 2018

Velasquez Parker, el falso laico que se aprovecha de la religión

La idea de la promoción de lo laico en asuntos públicos significa procurar que no se acuda a justificaciones religiosas en un campo que debe regirse por criterios seculares, no es ser anti-religioso sino tener la capacidad de respetar todas las ideas dentro de la pluralidad. Por otro lado, la estrategia de Dios implica que en los asuntos públicos se utilicen justificaciones religiosas en un campo que debe regirse por criterios seculares, por ejemplo cuando en el ejercicio de un cargo público o para las campañas electorales se hace uso de valores religiosos para generar credibilidad o confianza.

En cuanto a lo estatal, tener un estado laico implica la profesionalización de los servicios públicos, y el cumplimiento a las personas de sus derechos y obligaciones como ciudadanos lo más fielmente posible [más allá de sus propias convicciones religiosas o las de los demás]. La laicidad representa una de las múltiples formas de organización político–social que busca la autonomía e independencia del Estado frente a la religión, para actuar en forma neutral, garantizando la igualdad de las personas.

En un estado laico, una convicción religiosa de una persona no puede atentar contra el derecho a la educación o la salud de otra, además, no utiliza principios o normas religiosas como criterio fundamental sino que es la ética y la ciencia. Dicho esto, se plantean cuatro posibles escenarios que plantean la relación entre laicidad y religiosidad.

En primer lugar, es relativamente fácil identificar cuando hay una persona utilizando un argumento religioso en beneficio político para mejorar su imagen, por ejemplo, sí un diputado carga una imagen y al mismo tiempo una camiseta de su partido (ver imagen anexa) ó sí dice “votaremos por la reforma para que se cumpla la palabra de Dios” (Antonio Almendariz, PCN)[1], estas situaciones mezclan las convicciones religiosas y las políticas, tratando demostrar la adhesión de un candidato a valores religiosos para generar confianza en la población, lo que puede contribuir u obstaculizar aciertos objetivos políticos. Existe un cálculo que la argumentación religiosa puede ser aceptada con facilidad por la credibilidad que aún tienen las instituciones religiosas entre la población, además de la propia identificación de los ciudadanos con valores religiosos. Por tanto, muchos políticos los usan de manera directa o explícita, para sacar beneficio político y apoyo de la población. En este sentido países como Guatemala y costa Rica han desarrollado a través estructuras religiosas fuertes en relación con lo vivido hasta al menos el 2018 en El Salvador.

Otro ejemplo son las estrategias más definidas de legisladores que abordan con claridad una postura religiosa que les sirve, de punto de inicio, para plantear sus políticas públicas En El Salvador Guillermo Gallegos de GANA tiene una postura contra el aborto (ver imagen anexa), y también utiliza discursos y elementos de la religión junto con los de su figura como político. En este caso se tipificaría como religión como instrumento político.

Un segundo escenario es la utilización de un argumento secular (es decir donde no se utilice la religión). Por ejemplo, cuando se busca defender el derecho a decidir sobre el aborto sin ser penalizado. De acuerdo a lo registrado la diputada del FMLN Lorena Peña defiende aborto en ciertas circunstancias[2], como cuando se obliga a niñas de 9 años a convivir con hombres de 30, 40 y hasta 50 años, y a seguir un embarazo que es fruto de un delito (por la edad de las niñas y de los hombres que las embarazan)[3]. Sus argumentaciones se hacen sin utilizar religión. Otro ejemplo es el del diputado de ARENA (2015-2018) Johnny Wright quien presentó una iniciativa para despenalizar el aborto. El diputado aseguró que la propuesta busca preservar la vida y la salud de la mujer en casos muy particulares[4]. En este escenario mencionado en los dos ejemplos, se tipificaría como laicidad hacia el pluralismo y la tolerancia.

El tercer escenario es cuando hay un argumento secular explícito, este no garantiza siempre defender la laicidad. Una argumentación donde no se utilice la religión directamente, también puede ser aceptada con facilidad por fundamentalismo religioso, y del mismo modo, ser aprovechado por políticos que no necesitan usarlos de manera directa o explícita, pero que son aceptados por cristianos a este se le denominará laicidad religiosa, que es aparentemente secular que en realidad encubre un argumento religioso. El término aplica a aquellos que intentan establecer un poder político utilizando argumentos legales o “morales” pero sus objetivos finales son defendidos por grupos religiosos para satanizar” a quienes quieran ejercer ciertos derechos ciudadanos, como el derecho a abortar. Tomando el caso del diputado de ARENA 2015- 2018 Velásquez Parker, él no tiene la estrategia de Dios como centro de su campaña ni rol como diputado. Pero es la principal cara visible de la defensa del aborto e incluso el endurecimiento de penas. Lo interesante es que el diputado no ha necesitado tomar la estrategia de Dios en su discurso, aunque sí aprovecha el apoyo que amplios sectores religiosos le dan a este tipo de propuestas. Velásquez Parker de Arena: Tiene una postura contra el aborto, sin utilizar religión. Su argumentación es seglar (sin religión) pero con objetivo final que complace a fundamentalistas religiosos. La laicidad religiosa es un peligro para la construcción de un estado tolerante y plural. No toda condena hacia el aborto se fundamenta en la religión directamente  y que puede haber alguien que no sea religioso que defienda el aborto es decir, alguien no religioso que defienda el aborto. Laicidad no garantiza que no se utilicen las creencias religiosas.

No se necesita utilizar argumentos religiosos para tomar ventaja de las posturas religiosas de la gente. Laicidad religiosa no utiliza la religión, disfraza de laico lo que es religioso, es decir cuando lo seglar está al servicio de los fundamentalismos. Por tanto, tampoco todo el que deja de utilizar de forma directa los argumentos religiosos, implica promover laicidad.

El cuarto y último escenario es cuando hay religiosidad que fomenta la pluralidad. A esto hay que agregar matices, por ejemplo alguien puede tener una baja religiosidad, o solo utilizar la religiosidad en momentos estratégicos, es decir tener en cuenta que la religiosidad no es homogénea. Habiendo hecho la aclaración las católicas por el derecho a decidir son un grupo que defiende aborto, y que se identifican con una religión generando una especie de religiosidad laica. La religiosidad laica reconoce la importancia de la religión mostrando matices de una religión promoviendo la laicidad.


Por Luis Eduardo Aguilar Vásquez


[1] Prensa gráfica 1 de marzo de 2012
[2] Cuatro causales
[3] https://www.youtube.com/watch?v=ukgcrhf70C4
[4] https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Johnny-Wright-presenta-iniciativa-para-despenalizar-el-aborto-20170818-0057.html

domingo, 19 de noviembre de 2017

Calleja y Toby, hágase mi voluntad así en la tierra


Cuando la religión aparece en la campaña electoral surge también un debate intenso y revelador para un país ligado a la prédica moral de carácter religioso judeo cristiano. Sin duda el camino religioso abre muchas posibilidades para los políticos. Por ejemplo, aquellos con pasados oscuros (o incluso los nuevos rostros) pueden llegar a mostrarse entregados a las lecciones de la Biblia y a declarar la gloria de Jesucristo, ya sea para instrumentalizarla como un arma política que les genere apoyos, - lo cual ninguno aceptará en público- o simplemente para hacer una expresión espiritual genuina, lo cual es también una posibilidad.


En esta coyuntura han aparecido fotos de los pastores del Tabernáculo Bíblico Bautista “Amigos de Israel” Edgar López Beltrán (Hermano Toby) y su hijo, con el precandidato presidencial de Arena Carlos Calleja, lo cual genera ciertas preguntas: ¿por qué habrá llegado el precandidato presidencial de Arena a hablar con él? ¿Habrá problema que hable Toby con los candidatos o los políticos en general?

Antes de contestar estas preguntas, hay que destacar que no es la primera vez que políticos buscan al hermano Toby, por lo que hay que indagar las razones. El “Taber” - institución que surgió en 1977 y que hoy cuenta con más de 65,000 miembros según su página web- es una iglesia que afirma tener algo para todo el mundo, ya posee una amplia gama de ministerios y estilos de adoración. Por ejemplo, cuenta con servicios de ayuda social (ministerio de indigentes pan y chocolate), guarderías, visitas a los centros penales, asistencia jurídica, asesoramiento migratorio, administración de institutos educativos, radios y un canal de televisión (solo por mencionar algunos), en este ltimo incluso se hacen entrevistas de análisis político con personajes del entorno nacional que podrían incidir en la conquista del voto evangélico.

De ahí que se puede contestar la primera pregunta. A partir de un enmarque determinado, se puede inducir electoralmente a los miembros de la iglesia a votar por un partido y los políticos lo intuyen, de ahí que ellos pidan espacios en la iglesia para expresar su mensaje o busquen directamente el apoyo de sus líderes para que hagan lobby a su favor con sus feligreses. Cabe destacar el apoyo de un líder religioso no se convierte automáticamente en votos ya que los miembros de cada iglesia son libres de votar por quien mejor les parezca, pero sin duda tiene alguna influencia. De tal modo que no hay nada mejor para los políticos que solicitar “los servicios de Dios” durante la campaña.

Con respecto a la segunda pregunta, si ¿habrá problema que los pastores hablen con los candidatos o los políticos en general? se argumenta que Toby es ciudadano de la república y tiene todo el derecho de reunirse con quien desee, sin embargo, las reuniones pueden generar problemas. Los acuerdos son desconocidos por la opinión pública, donde una iglesia podría privilegiarse del Estado y pedir favores a cambio, ya que los políticos negocian apoyos para que se haga su voluntad en la tierra. Incluso el mismo Toby Jr. según Diario 1 expresó: “Los políticos son sucios, no son claros porque cuando quieren votos, vienen al Tabernáculo y ahí se sientan. ‘Aquí viene fulano a saludar’, mentiras si lo que andan buscando son votos”. Sin embargo, como las intenciones reales nunca se pueden saber, de ahí que se debe llamar al estado laico para evitar que candidatos y funcionarios públicos utilicen a la religión como un arma política demandar enfáticamente la obligación constitucional de separar las confesiones de la política y así exigirlo a los aspirantes a gobernantes.

La influencia política del cardenal Rosa Chávez en El Salvador

La autoridad de carácter civil (gobierno) no se somete a formalmente a ninguna autoridad religiosa, dado ese escenario, cualquiera puede pensar que el nombramiento de Gregorio Rosa Chávez como cardenal no es más que un acto simbólico sin trascendencia fuera de la iglesia católica. Sin embargo, en la práctica la influencia de los líderes religiosos no se reduce únicamente al plano espiritual, sino que tiene un profundo trasfondo político. A partir del otorgamiento de este título, para muchos se genera la pregunta ¿cuál será la influencia política del cardenal salvadoreño?

En el ámbito nacional, seguramente durante la campaña electoral y/o preelectoral Rosa Chávez no recibirá a candidatos para inclinarse a favor de ninguno de ellos, ni tampoco se postulará a un cargo político (ya que incluso para los religiosos les está prohibido por ley). Sin embargo, su figura, tiene una investidura moral que lo compromete políticamente y habrán ciertas coyunturas que lo llamaran a tomar postura en cuanto a la situación del país. El actuar de las figuras religiosas (incluidos Monseñor Romero, Martin Luther King, Mahatma Gandhi, entre otros) no se reduce a un paraíso oculto detrás de altos muros, sino que se ubica en un país con problemas políticos particulares, en el caso de El Salvador los altos índices de homicidio, la corrupción, la migración forzosa entre otros problemas le exigirán la responsabilidad política (social) que es parte de la cristiandad, y esta no se refiere en esencia a política partidaria.

Ya como obispo auxiliar de San Salvador siempre habló de los problemas sociales, ahora como cardenal su deber será interpretar lo que la vox populi necesita (más no siempre lo que más le complazca), y podrá por su nombre denunciar lo que otros no se atreven. Una gran responsabilidad sin duda. Sin embargo, también su figura será manipulada en conveniencia para los grupos de poder (los mismos que no permitieron a Rosa Chávez ser arzobispo), que sin duda, ahora lo destacarán cuando defienda sus intereses y lo invisibilizarán cuando los critique, siendo que se aproxima una época de fuerte campaña electoral dónde los candidatos tendrán como objetivo la búsqueda del poder a toda costa. Ahí es donde está Rosa Chávez, siendo parte del escenario político donde sin duda su figura se politizará.

En el ámbito internacional se estima que su nombramiento es un reconocimiento por parte del Papa por su esfuerzo en destacar a Monseñor Romero, sin embargo, puede implicar también asuntos políticos dentro de la Iglesia. La lucha interna de poder en el Vaticano por cambiar al catolicismo es difícil para Francisco, y para la elección de los nuevos cardenales se escogen a aquellos fieles en cuanto a lo doctrinal y por tanto comprometidos con una línea. Francisco no puede solo impulsar esta reforma, lo cual implica una lucha política también dentro del vaticano, y para eso también se ha decidido por nombrar cardenal a Rosa Chávez, para que sea una voz que lo acompañe en estas discusiones.

¿Hasta dónde llegará la intervención del nuevo cardenal en la política? solo el tiempo lo determinará, sin embargo, la decisión no se encuentra directamente en sus manos, ya que el límite de su intervención llegará hasta donde la coyuntura y la población se lo demande.

El papel de la iglesia católica en la política salvadoreña: a propósito de la Ley contra la minería

La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó el pasado 29 marzo de 2017 la ley que prohíbe la minería metálica, con los votos de 70 diputados. Entre los actores que promovieron esta ley se encuentran la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica y la iglesia católica. Esta última tuvo un papel importante por las acciones que desarrolló para apoyar la ley con: marchas, recolección de firmas, presentación de comunicados, solo por mencionar algunas formas de actuación clásicas de los grupos de presión. A partir de esta situación surgen las preguntas ¿Será que la cúpula de la iglesia católica como grupo de presión tiene la influencia para determinar la aprobación de ley contra la minería? ¿Cuál es el papel de la iglesia católica en la política nacional?

En relación a la primera pregunta es necesario hacer referencia a la categoría grupo de presión, que por definición busca influir en la autoridad pública para promover decisiones favorables a intereses de grupos determinados. En el caso de la minería, la iglesia optó por una opción preferencial por los pobres, apoyando los intereses de las comunidades afectadas ante los intereses económicos de las empresas mineras, esa acción social ante las autoridades públicas cumple con la característica de un grupo de presión.

Históricamente más allá de su preocupación religiosa, la iglesia católica ha buscado también incidir en la política secular y pragmática por ejemplo: legitimando o denunciando gobernantes, moldeando la moralidad pública, ejerciendo influencia sobre la educación y la salud pública, esto solo por mencionar algunos en forma general. Estas políticas públicas han sido impulsadas en asociación con otros grupos para hacer prevalecer una posición determinada, por lo que se establece que la iglesia sí tiene influencia para la formulación de políticas públicas (ya sea como actor principal, o periférico).

Esto nos lleva a reflexionar acerca de la segunda pregunta acerca del papel de la iglesia católica en la política nacional, de acuerdo a la constitución de El Salvador en su artículo 82 su participación por cargos públicos está prohibida (y la de todos los ministros religiosos), en todo caso, su participación activa ha estado presente en la promoción de políticas públicas como la ley contra la minería, dicha participación no pasó desapercibida, ya que generó reacciones en personas de los grupos de poder en El Salvador . Fabricio Altamirano director ejecutivo de El Diario de Hoy expresó en su cuenta de twitter: “El Estado debe ser laico y la Iglesia debe atender las cosas de la fe. El retorno de la Iglesia a la política nos llena de tristeza”. Lo que llama atención es que en el mismo periódico se publican columnas como las de Evangelina de Sol hacen referencias religiosas como justificación para dar el voto en elecciones con frases como: “Si ganara el FMLN, tendríamos un gobierno ateo/anti-cristiano, porque (…), son ateos”.

Esta referencia muestra que a los grupos de poder en El Salvador sí les interesa como la iglesia católica se posicione en cuanto a asuntos sociales y políticos. Dichos planteamientos pueden ser descritos en dos modos, una iglesia pasiva donde solo se utilizan (o manipulan) sus símbolos y líderes para hacerla conveniente para los grupos de poder tradicionales, aquí se maquillan con argumentaciones religiosas las ofensas, miedos e intereses económicos. Y un segundo modo sería activo donde promueve, como en el caso contra la minería, una opción alejada de los intereses de las clases dominantes y donde se les hace incómoda. Para estas próximas elecciones los grupos de poder le insinúan a la iglesia las palabras del poema de Neruda: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente”. Sin embargo, de acuerdo a su deber con los pobres se debe encargar de anunciar y denunciar.

Por Luis Eduardo Aguilar Vasquez

sábado, 28 de octubre de 2017

¿En qué consiste el valor público? ¿Por qué el concepto hace debate?

El valor público expresado en Stocker (2006) se refiere al valor creado por el Estado por medio de la calidad de los servicios que presta al ciudadano, lo que gestiona para garantizar el bienestar de la sociedad por medio de la creación de políticas públicas, servicios, leyes, regulaciones y otras acciones para satisfacer necesidades de la población. Se basa en un sistema de diálogo e intercambio que caracterizan las redes de gobernanza, y la habilidad de motivar no solo dependiendo de reglas e incentivos (para dirigir el servicio público) sino de respeto mutuo y compañerismo que fomenten el aprendizaje compartido.

Las redes de gobernanza son una especie de lugar de decisiones políticas caracterizada por un rango amplio de participantes, vistos como un miembro legítimo del proceso de hechura de la política. En este caso la confianza inter-organizacional e interpersonal incluso a veces sustituye a la autoridad. Busca formular un nuevo paradigma para guiar a los servidores públicos tanto a los políticos como a los administradores. Esta teoría del valor público compite tanto con la administración pública tradicional y con el “New public Management” pero va más allá de ambos.

Se enfoca en alcanzar una efectividad en arrancar los problemas por los que el público se interesa más, además, activa redes  y busca no monopolizar el trabajo, el paradigma propone un sistema más pragmático que busca respuestas más efectivas para dar solución a un problema. Resulta también interesante destacar que no busca ni mantener una estructura rígida ineficiente, ni tampoco un paradigma basado en la empresa. Más bien los políticos solo se dedican a interpretar lo que la gente desea, son como una especie de canalizadores o intermediarios, donde las intervenciones se dan únicamente donde la gente lo considere conveniente. El horizonte que plantea sin duda no solo es importante sino que es necesario en cualquier administración pública.

Cabe destacar que la perspectiva se hace desde una perspectiva anglosajona, y debería de tomarse en cuenta la realidad de cada región para su implementación, en el caso latinoamericano resulta necesario implementarlo, pero de igual modo difícil. El texto se enfoca mucho en las ventajas del paradigma y menciona algunas partes el cómo hacerlo.  Sin embargo, en lo personal considero que el concepto está bien desarrollado, además se hace en comparación con los otros paradigmas  lo cual permite establecer diferencias entre cada uno de ellos. Plantea el deber ser del servicio público.
  
El texto de Grindle (2010) hace énfasis como su nombre lo indica en construir, deconstruir y reconstruir la carrera del servicio civil en Latinoamérica. Lo anterior no resulta una tarea sencilla ya que como lo dice Echeverría (2005) la burocracia al interior de los países de América Latina no se presenta como un actor único y homogéneo, y hay una heterogeneidad  de elementos constitutivos de la burocracia estatal. Por tal motivo, es difícil en inicio caracterizarla en base a tipos ideales, de ahí que medir o establecer clasificaciones puede resultar atrevido pero sin duda es también necesario. Es decir, la labor descriptiva es sin duda complicada.

Para realizar esta ardua faena Echeverría propone su tipología en las siguientes direcciones: A) La burocracia administrativa clásica caracterizada por una baja capacidad y una autonomía relativamente alta. B) La burocracia clientelar caracterizada por una baja autonomía y baja capacidad. C) La burocracia paralela con baja autonomía y alta capacidad de equipos técnicos o de “proyectos” que poseen altas capacidades D) La burocracia meritocrática caracterizada por combinaciones diferentes de alta autonomía y capacidad.

En esta tipología se presentan dos circunstancias, en primer lugar es el contraste que existe entre centralizar versus descentralizar los servicios, y en segundo lugar el tener servicios más rígidos y estructurados versus servicios más orgánicos y libres. En estos casos, en teoría, los países con peores servicios públicos son aquellos más centralizados y rígidos, es decir aquellos que dependen más del ámbito político de la burocracia clientelar (con mayor énfasis en nepotismo y compadrazgo). Y aquellos con mejores servicios que son los de burocracia meritocracia donde predomina el ámbito de la administración pública.

Sin embargo, lo debatible es que pueden haber países donde exista una administración pública (funcionarios de carrera) que sea ineficientes e ineficaces y que no produzcan Valor público. Y del mismo modo puede existir una predominancia del ámbito político (políticos electos) que sí produzca valor público a una sociedad. Sin embargo, a pesar de esta contradicción (paradoja) no significa que la tipología no sea importante para tener un punto de partida en el debate.  Se concluye entonces, que la creación de valor público no depende si las decisiones caen más en el ámbito administrativo o en el político sino en la ética pública que cada uno de estos actores tenga, ya que sí buscan realmente los intereses de los ciudadanos no debería de importar tanto sí se recae en unos  o en otros, sino en una integración de ambos que permite al político ser un vigilante de que lo que los administradores deben de hacer (y que sin duda saben hacer mejor que el político)


martes, 3 de octubre de 2017

Sistemas electorales y sus efectos en los sistemas de partidos

1. Controversias sobre sistemas electorales y su efectos / Dieter Nohlen
Los argumentos centrales discuten sobre los sistemas electorales ha permitido profundizar sobre su impacto en los sistemas de partidos políticos, lo que ha sido estudiado por varios autores.

Duverger: uno de los más reconocidos, presenta una teoría general sobre partidos comparando condiciones: socioeconómicos, ideológicas y del sistema electoral. Diferencia los sistemas por número: bipartidistas, multipartidistas o pluralistas. Además, analiza los tipos sistemas electorales y de partidos (sistema de mayoría y bipartidista). Describe lo mecánico y lo psicológico, analiza la desventaja no proporcional de un tercer partido débil y el recelo del elector de votar por un partido sin posibilidades de ganar escaño.

Las leyes de Duverger: A) La representación proporcional tiende a un sistema de partidos múltiples, independientes y estables (exceptuando movimientos repentinos) B) El sistema mayoritario con dos vueltas, tiende al multipartidismo, con partidos elásticos, dependientes y relativamente estables. C) El sistema de mayoría relativa tiende a ser dualista con partidos grandes e independientes, que se alternan. Leyes sociológicas: A) El sistema proporcional tiende a formar muchos partidos independientes, B) El sistema mayoritario tiende a tener muchos partidos que se coaligan, C) El sistema de mayoría relativa se inclina al bipartidismo.

Él enfatiza que estas leyes son tendencias, donde el sistema de partidos políticos tiene influencia sobre la técnica electoral (el sistema bipartidista favorece una mayoría relativa). Sin embargo, otros autores cuestionan la “causalidad” sugerida por Duverger, aunque sin duda es un clásico.

Stein Rokkan: se centra en el sistema de partidos políticos de Europa Occidental. Concluye que el sistema electoral depende del sistema de partidos, su estructura se produce como reacción a las evoluciones políticas. Los sistemas electorales, en su teoría de los umbrales, adquieren relevancia conteniendo diversas barreras para la representación. Diferencia entre sistemas electorales “débiles” y “fuertes”. Un sistema proporcional es débil y entre mayor sea la heterogeneidad en una sociedad, y se favorece más el sistema proporcional. Para él los sistemas de partidos estarán influenciados por el contexto, aunque las reglas electorales se mantengan estáticas.

Douglas W. Rae: Para la corriente empírica–cuantitativa el estudio de los sistemas electorales relación causal entre sistema electoral y de partidos empieza con Rae, orientado a la sistematización y teorías falsacionables. Su aporte apunta a correlaciones estadísticas que no necesariamente auguran una causalidad. Su análisis se enfoca en los sistemas electorales y no en una contextualización histórica. Recoge una variedad de datos empíricos en una variedad de regiones y períodos. Algunas afirmaciones fueron criticadas, por ejemplo: “todos los sistemas generan desventajas para los partidos débiles”. Rae afirma que la mayoría relativa siempre está asociada con la competencia entre dos partidos, excepto cuando existen partidos locales fuertes. Sin embargo, hay algunos casos contrarios en Canadá y Austria.

Giovanni Sartori. Genera controversia se centra en: el sistema de estructura y dinámica, y al sistema electoral. Utiliza criterios como: número de partidos su mecánica, dinámica y la ideología. Toma en cuenta la proporcionalidad y si hay uno o dos ganadores. Además, indica que hay sistemas mixtos, donde se elije combinando criterios proporcionales y de pluralidad.  El autor se enfoca más en los medios que en el objetivo y denomina que los sistemas fuertes son los de mayoría. Existe la crítica hacia Duverger porque no queda claro si sus mecanismos son deterministas o probabilistas.

1. Si ningún tercer partido (a más de los dos grandes) alcanza la mayoría relativa de votos en una  circunscripción, entonces los sistemas electorales de representación por mayoría provocan  bipartidismo. 2. Si alguno de los terceros partidos alcanza la mayoría relativa de los votos en circunscripciones uninominales, entonces al darse un sistema de mayoría relativa se produce un sistema multipartidista que se compone de la misma cantidad de partidos que alcanzan esta concentración de votos. 3. Cuanto mayor sea la desproporción en un sistema electoral,  mayor será el efecto de reducción sobre el número de partidos. Es decir, entre menos partidos logren mayoría, menos hay en el congreso. 4. En sistemas  proporcionales, el mismo número de partidos que haya alcanzado el cociente electoral puede alcanzar escaños. En conclusión, Sartori destaca que aunque en Ciencias Sociales no siempre puede haber leyes, si hay tendencias, aunque hay variación por contexto.

Arend Lijphard: se relaciona con Rae por dos aspectos: por un lado se orientan en los efectos positivos de los sistemas electorales, y el compromiso con el enfoque empírico-estadístico. Sin embargo, Lijphard lo critica por cometer errores metodológicos: 1) No considerar como una variable el tamaño del parlamento 2) No considerar los umbrales 3) La unidad de análisis de Lijphard es el sistema electoral. Estudia las reglas electorales esenciales e invariables que se llevan a cabo en más de una elección. Se diferencia en los sistemas electorales con los elementos técnicos (dimensions) más relevantes que producen el mayor efecto sobre la proporcionalidad de los resultados electorales: la fórmula electoral, las reglas de mayoría o proporcionales, y el tamaño de la circunscripción. Analiza el umbral electoral y lo define como una barrera legal y hace una ampliación del término hacia un “umbral efectivo”. Añade otra dimensión con el tamaño del parlamento, e indica que el estudio de la política debe ser en variables medibles.

En general, parece que para él la proporcionalidad favorece a los partidos más grandes, y dice que el tamaño del parlamento no es relevante. Reconoce al sistema de partidos “como la variable independiente y la desproporcionalidad como la variable dependiente, pero, de forma estadística, no por lo que el sistema de partidos decide. Lijphart concluye que “la relación entre el sistema electoral y los sistemas de partidos es mucho más débil que la que hay entre el sistema electoral y el grado de desproporcionalidad”.  Indica que en los sistemas electorales se observan diferencias en relación a la desproporcionalidad, y menores diferencias en el multipartidismo que son el efecto directo de la desproporcionalidad, y todavía mucho menores diferencias con respecto al multipartidismo electoral (debido a los cálculos de las élites y los votantes). Con frecuencia la desproporcionalidad, que depende del sistema electoral, asume el papel de variable dependiente, en vez del sistema de partidos. Lijphart toma como punto de partida a Sartori para preguntarse ¿hasta qué punto los políticos son capaces o están dispuestos a manipular los sistemas electorales? En conclusión el texto, revisa planteamientos de autores importantes donde parece que no hay acuerdo para establecer los efectos de los sistemas electorales en los sistemas de partidos.

2.  Incentives to cultivate a personal vote: a Rank ordering of electoral formulas / John Carey y Matthew Shugart
Los elementos centrales que aborda son las variables para promover la búsqueda hacia el voto por persona, en lugar de la reputación del partido. Las mismas afectan cuando: 1) hay una falta de liderazgo en un partido, 2) la forma en la que son elegidos los candidatos son independientes de los votos que reciban 3) sí los votantes pueden votar por uno o más candidatos.

Para el autor, las fórmulas electorales han sido generalmente estudiadas por sus efectos en escaños: número de partidos y proporcionalidad pero también pueden ayudar a entender el poner candidatos específicos dentro de los partidos. Sí un partido tiene más candidatos que el número de escaños que gana, entonces es importante determinar que candidatos toman el escaño dentro del partido. Y aunque solo haya un candidato compitiendo por el escaño, los partidos otorgan las nominaciones únicas por propia decisión. De ahí que elementos de los sistemas electorales pueden afectar el sistema de partidos: barreras de control -Ballotaje-(mide el grado de control de los líderes del partido sobre el acceso al poder del partido, y control de la lista), -Pooling- conteo de los votos,  forma en la que se vota- voting- (única ó multiple, uni o pluri partidaria) y magnitud del distrito.

Cuando se vale mucho la reputación personal para obtener un escaño, esto se asocia con "comedero de cerdos" donde los electos sirven a electores muy particulares. Sin embargo, también pueden darse en distritos electorales grandes (cuando se escogen de una lista abierta) De ahí que algunos personajes conocidos puedan en algunos sistemas electorales como excelentes prospectos de candidatos.

Puede tener un efecto significativo la reputación del candidato en la votación, pero hay muchos otros factores a considerar. Los autores presentan un método para evaluar las fórmulas electorales, basado en: control de papeletas, agrupación de votos, tipo de votos y magnitud de los distritos. Asignándole a cada variable un puntaje para el análisis. El liderazgo se mide por la preponderancia de las papeletas, pero cuando esta diferencia no es significativa, la reputación personal adquiere relevancia. Medida así: 0. El líder presenta una papeleta fija.  Los votantes no alteran “las listas”. Los votantes emiten un solo voto para un partido 1. El líder del partido presenta una papeleta, pero los votantes pueden afectar “las listas” Los votantes votan por múltiples candidatos 2. Los líderes no tienen control de acceso a las papeletas o al ranking. No hay agrupaciones Los votante emiten un solo voto, bajo la concepción de un partido

La magnitud de los distritos y la reputación personal, son recíprocos, por cuanto la reputación del candidato, afecta la cantidad de simpatizantes, aunque la representación de cada distrito se ve afectada por la densidad demográfica y se limita por la influencia de los restantes partidos, el liderazgo, aceptación del partido y  los candidatos. Sin embargo, la reputación del candidato puede tener un efecto significativo, pero hay muchos otros factores que deben ser considerados como la cohesión del grupo político o el tipo de sistema electoral (no es lo mismo un sistema presidencial o parlamentario). La propuesta del autor (que es simple y es generalizable) se basa en un modelo para la evaluación relativa de los valores de los legisladores versus la reputación del partido. En conclusión, el texto explica que no hay un modelo universal de reglas electorales que garantice que el valor de la reputación personal haga que los legisladores sean electos.  

3. La Reforma política en América Latina.  Reglas electorales y distribución de poder entre presidente y congreso. Negretto.
Durante 30 años (1978-2008) en América Latina se han reemplazado o modificado constituciones, se han evidenciado principios de diseños y cambios de reglas electorales para presidentes y diputados incluso permitiendo la re-elección. Sin embargo, no se puede concluir que estos cambios fortalecen o debilitan el modelo democrático.  La adopción de reglas electorales pluralistas permite legitimar decisiones colectivas, incrementando el número de intereses con representación.
El fortalecimiento de los poderes legislativos de los presidentes ha resultado de una preocupación compartida por dotar a los gobiernos de instrumentos efectivos de legislación en contextos de crisis, como de los intereses de los partidos con mayor capacidad de controlar la presidencia. Las reglas de re-elección han permitido un propósito redistributivo en contextos donde el presidente goza de un fuerte apoyo popular.  En este período, principalmente en 1978, se puede evidenciar la creación de coaliciones, incluyendo en la mayoría de los casos, al menos dos partidos con intereses opuestos. Fueron sancionadas 192 constituciones de la región (que sufrieron cambios). Hay varias tendencias marcadas en estas reformas, incluyendo la posibilidad de reelección. Uno de estos cambios ha sido el reemplazo de la fórmula de mayoría relativa- para elegir Presidente- por fórmulas de mayoría absoluta o mayoría relativa calificada.  Una característica central del sistema para elegir diputados se registra desde las primeras décadas del siglo XX, al reemplazar la fórmula de mayoría relativa o absoluta, por fórmulas proporcionales.  Se registraron 32 reformas importantes en el sistema de elección de diputados entre 1978 y 2008.

Otra variable es el papel de los votantes en el proceso de selección de candidatos y el carácter personalizado o partidario del voto. Hay casos que solo permiten la elección partidaria, y no la elección de candidatos creando variedad de alternativas. En muchos de los casos hay restricciones para evitar la reelección contínua, exigiendo al menos dos períodos de inhabilitación, y en otros casos, la reelección es permitida por una  vez. Las variaciones en términos del período presidencial, oscilan entre los 4 y 6 años. El poder presidencial es multidimensional, tiene funciones como: jefe de partidos, jefe de Estado, jefe de Gobierno y colegislador. Solo algunos tenían constituciones que autorizaban al congreso a ejercer algún tipo de control político sobre el gabinete durante las primeras décadas del siglo XX.  Es notorio en cambio una tendencia a introducir mayores límites y controles en materia de poderes de nombramiento por parte del Presidente.

La disminución de algunos de los poderes que tradicionalmente se han concentrado el presidente, sugiere un diseño que busca crear procesos de decisión de tipo consensual. En el período de estudio se incrementan los poderes legislativos del presidente, al permitirle impulsar decretos, en caso de que las leyes no sean aprobadas por el congreso. Estas tendencias son aparentemente contradictorias, por cuanto se fortalece el congreso, y se dan potestades legislativas al presidente (emitir decretos y vetar leyes). Su objetivo ha sido contribuir a sanear las problemas burocráticos y a objetivos de distribución o concentración de poder.

En conclusión, las instituciones -según la visión más aceptada en ciencias sociales- son reglas que estructuran la vida social y política, lo que supone que son suficientemente estables. Esto aplica para las instituciones políticas de muchas democracias avanzadas, donde las constituciones e incluso los sistemas electorales tienden a permanecer en el tiempo. Pero la idea de que las instituciones son variables independientes puede ser cuestionable en un contexto donde instituciones se ven sujetas a cambios fuertes y profundos.


Hay tendencias de reforma como la adopción de reglas electorales incluyentes, la personalización de los sistemas de votación, una creciente permisividad en las reglas de reelección presidencial, una mayor limitación a los poderes del gobierno del Presidente y un fortalecimiento de los poderes legislativos. Aunque en algunos casos las tendencias parecen paradójicas, en el contexto, es comprensible que los políticos tienen un interés en lograr un desempeño institucional eficiente, y otro en preservar su poder y satisfacer los intereses institucionales y electorales de sus partidos.