1. Controversias
sobre sistemas electorales y su efectos / Dieter Nohlen
Los
argumentos centrales discuten sobre los sistemas electorales ha permitido
profundizar sobre su impacto en los sistemas de partidos políticos, lo que ha
sido estudiado por varios autores.
Duverger: uno de los más
reconocidos, presenta una teoría general sobre partidos comparando condiciones:
socioeconómicos, ideológicas y del sistema electoral. Diferencia los sistemas por número: bipartidistas,
multipartidistas o pluralistas. Además, analiza los tipos sistemas electorales
y de partidos (sistema de mayoría y bipartidista). Describe lo mecánico y lo
psicológico, analiza la desventaja no proporcional de un tercer partido débil y
el recelo del elector de votar por un partido sin posibilidades de ganar escaño.
Las leyes de
Duverger:
A) La representación proporcional tiende a un sistema de partidos múltiples,
independientes y estables (exceptuando movimientos repentinos) B) El sistema
mayoritario con dos vueltas, tiende al multipartidismo, con partidos elásticos,
dependientes y relativamente estables. C) El sistema de mayoría relativa tiende
a ser dualista con partidos grandes e independientes, que se alternan. Leyes sociológicas: A) El sistema
proporcional tiende a formar muchos partidos independientes, B) El sistema
mayoritario tiende a tener muchos partidos que se coaligan, C) El sistema de
mayoría relativa se inclina al bipartidismo.
Él
enfatiza que estas leyes son tendencias, donde el sistema de partidos políticos
tiene influencia sobre la técnica electoral (el sistema bipartidista favorece
una mayoría relativa). Sin embargo, otros autores cuestionan la “causalidad”
sugerida por Duverger, aunque sin duda es un clásico.
Stein Rokkan: se centra en el
sistema de partidos políticos de Europa Occidental. Concluye que el sistema
electoral depende del sistema de partidos, su estructura se produce como
reacción a las evoluciones políticas. Los sistemas electorales, en su teoría de
los umbrales, adquieren relevancia conteniendo diversas barreras para la
representación. Diferencia entre sistemas electorales “débiles” y “fuertes”. Un
sistema proporcional es débil y entre mayor sea la heterogeneidad en una
sociedad, y se favorece más el sistema proporcional. Para él los sistemas de
partidos estarán influenciados por el contexto, aunque las reglas electorales
se mantengan estáticas.
Douglas W. Rae: Para la
corriente empírica–cuantitativa el estudio de los sistemas electorales relación
causal entre sistema electoral y de partidos empieza con Rae, orientado a la
sistematización y teorías falsacionables. Su aporte apunta a correlaciones
estadísticas que no necesariamente auguran una causalidad. Su análisis se
enfoca en los sistemas electorales y no en una contextualización histórica. Recoge
una variedad de datos empíricos en una variedad de regiones y períodos. Algunas
afirmaciones fueron criticadas, por ejemplo: “todos los sistemas generan
desventajas para los partidos débiles”. Rae afirma que la mayoría relativa
siempre está asociada con la competencia entre dos partidos, excepto cuando
existen partidos locales fuertes. Sin embargo, hay algunos casos contrarios en
Canadá y Austria.
Giovanni Sartori.
Genera
controversia se centra en: el sistema de estructura y dinámica, y al sistema
electoral. Utiliza criterios como: número de partidos su mecánica, dinámica y la
ideología. Toma en cuenta la proporcionalidad y si hay uno o dos ganadores. Además,
indica que hay sistemas mixtos, donde se elije combinando criterios proporcionales
y de pluralidad. El autor se enfoca más en los medios que
en el objetivo y denomina que los sistemas fuertes son los de mayoría. Existe la
crítica hacia Duverger porque no queda claro si sus mecanismos son
deterministas o probabilistas.
1.
Si ningún tercer partido (a más de los dos grandes) alcanza la mayoría relativa
de votos en una circunscripción,
entonces los sistemas electorales de representación por mayoría provocan bipartidismo. 2. Si alguno de los terceros
partidos alcanza la mayoría relativa de los votos en circunscripciones
uninominales, entonces al darse un sistema de mayoría relativa se produce un
sistema multipartidista que se compone de la misma cantidad de partidos que
alcanzan esta concentración de votos. 3. Cuanto mayor sea la desproporción en un
sistema electoral, mayor será el efecto
de reducción sobre el número de partidos. Es decir, entre menos partidos logren
mayoría, menos hay en el congreso. 4. En sistemas proporcionales, el mismo número de partidos que
haya alcanzado el cociente electoral puede alcanzar escaños. En conclusión, Sartori
destaca que aunque en Ciencias Sociales no siempre puede haber leyes, si hay
tendencias, aunque hay variación por contexto.
Arend Lijphard: se relaciona
con Rae por dos aspectos: por un lado se orientan en los efectos positivos de
los sistemas electorales, y el compromiso con el enfoque empírico-estadístico. Sin
embargo, Lijphard lo critica por cometer errores metodológicos: 1) No considerar
como una variable el tamaño del parlamento 2) No considerar los umbrales 3) La
unidad de análisis de Lijphard es el sistema electoral. Estudia las reglas
electorales esenciales e invariables que se llevan a cabo en más de una
elección. Se diferencia en los sistemas electorales con los elementos técnicos
(dimensions) más relevantes que producen el mayor efecto sobre la
proporcionalidad de los resultados electorales: la fórmula electoral, las
reglas de mayoría o proporcionales, y el tamaño de la circunscripción. Analiza
el umbral electoral y lo define como una barrera legal y hace una ampliación
del término hacia un “umbral efectivo”. Añade otra dimensión con el tamaño del
parlamento, e indica que el estudio de la política debe ser en variables
medibles.
En
general, parece que para él la proporcionalidad favorece a los partidos más
grandes, y dice que el tamaño del parlamento no es relevante. Reconoce al
sistema de partidos “como la variable independiente y la desproporcionalidad
como la variable dependiente, pero, de forma estadística, no por lo que el
sistema de partidos decide. Lijphart concluye que “la relación entre el sistema
electoral y los sistemas de partidos es mucho más débil que la que hay entre el
sistema electoral y el grado de desproporcionalidad”. Indica que en los sistemas electorales se
observan diferencias en relación a la desproporcionalidad, y menores
diferencias en el multipartidismo que son el efecto directo de la
desproporcionalidad, y todavía mucho menores diferencias con respecto al
multipartidismo electoral (debido a los cálculos de las élites y los votantes).
Con frecuencia la desproporcionalidad, que depende del sistema electoral, asume
el papel de variable dependiente, en vez del sistema de partidos. Lijphart toma
como punto de partida a Sartori para preguntarse ¿hasta qué punto los políticos
son capaces o están dispuestos a manipular los sistemas electorales? En
conclusión el texto, revisa planteamientos de autores importantes donde parece
que no hay acuerdo para establecer los efectos de los sistemas electorales en
los sistemas de partidos.
2. Incentives to cultivate a personal vote: a Rank
ordering of electoral formulas / John Carey y Matthew Shugart
Los
elementos centrales que aborda son las variables para promover la búsqueda
hacia el voto por persona, en lugar de la reputación del partido. Las mismas afectan
cuando: 1) hay una falta de liderazgo en un partido, 2) la forma en la que son
elegidos los candidatos son independientes de los votos que reciban 3) sí los
votantes pueden votar por uno o más candidatos.
Para
el autor, las fórmulas electorales han sido generalmente estudiadas por sus
efectos en escaños: número de partidos y proporcionalidad pero también pueden
ayudar a entender el poner candidatos específicos dentro de los partidos. Sí un
partido tiene más candidatos que el número de escaños que gana, entonces es
importante determinar que candidatos toman el escaño dentro del partido. Y aunque
solo haya un candidato compitiendo por el escaño, los partidos otorgan las
nominaciones únicas por propia decisión. De ahí que elementos de los sistemas
electorales pueden afectar el sistema de partidos: barreras de control
-Ballotaje-(mide el grado de control de los líderes del partido sobre el acceso
al poder del partido, y control de la lista), -Pooling- conteo de los votos, forma en la que se vota- voting- (única ó
multiple, uni o pluri partidaria) y magnitud del distrito.
Cuando
se vale mucho la reputación personal para obtener un escaño, esto se asocia con
"comedero de cerdos" donde los electos sirven a electores muy
particulares. Sin embargo, también pueden darse en distritos electorales
grandes (cuando se escogen de una lista abierta) De ahí que algunos personajes
conocidos puedan en algunos sistemas electorales como excelentes prospectos de
candidatos.
Puede
tener un efecto significativo la reputación del candidato en la votación, pero
hay muchos otros factores a considerar. Los autores presentan un método para
evaluar las fórmulas electorales, basado en: control de papeletas, agrupación
de votos, tipo de votos y magnitud de los distritos. Asignándole a cada variable
un puntaje para el análisis. El
liderazgo se mide por la preponderancia de las papeletas, pero cuando esta
diferencia no es significativa, la reputación personal adquiere relevancia. Medida
así: 0. El líder presenta una
papeleta fija. Los votantes no alteran
“las listas”. Los votantes emiten un
solo voto para un partido 1. El
líder del partido presenta una papeleta, pero los votantes pueden afectar “las
listas” Los votantes votan por múltiples candidatos 2. Los líderes no tienen control de acceso a las papeletas o al
ranking. No hay agrupaciones Los votante emiten un solo voto, bajo la
concepción de un partido
La
magnitud de los distritos y la reputación personal, son recíprocos, por cuanto la reputación del candidato, afecta la
cantidad de simpatizantes, aunque la representación de cada distrito se ve
afectada por la densidad demográfica y se limita por la influencia de los
restantes partidos, el liderazgo, aceptación del partido y los candidatos. Sin embargo, la reputación del candidato puede
tener un efecto significativo, pero hay muchos otros factores que deben ser considerados
como la cohesión del grupo político o el tipo de sistema electoral (no es lo
mismo un sistema presidencial o parlamentario). La propuesta del autor (que es
simple y es generalizable) se basa en un modelo para la evaluación relativa de
los valores de los legisladores versus la reputación del partido. En
conclusión, el texto explica que no hay un modelo universal de reglas
electorales que garantice que el valor de la reputación personal haga que los
legisladores sean electos.
3. La Reforma política
en América Latina. Reglas electorales y
distribución de poder entre presidente y congreso. Negretto.
Durante
30 años (1978-2008) en América Latina se han reemplazado o modificado
constituciones, se han evidenciado principios de diseños y cambios de reglas
electorales para presidentes y diputados incluso permitiendo la re-elección.
Sin embargo, no se puede concluir que estos cambios fortalecen o debilitan el
modelo democrático. La adopción de
reglas electorales pluralistas permite legitimar decisiones colectivas,
incrementando el número de intereses con representación.
El
fortalecimiento de los poderes legislativos de los presidentes ha resultado de
una preocupación compartida por dotar a los gobiernos de instrumentos efectivos
de legislación en contextos de crisis, como de los intereses de los partidos
con mayor capacidad de controlar la presidencia. Las reglas de re-elección han
permitido un propósito redistributivo en contextos donde el presidente goza de
un fuerte apoyo popular. En este
período, principalmente en 1978, se puede evidenciar la creación de
coaliciones, incluyendo en la mayoría de los casos, al menos dos partidos con
intereses opuestos. Fueron sancionadas 192 constituciones de la región (que
sufrieron cambios). Hay varias tendencias marcadas en
estas reformas, incluyendo la posibilidad de reelección. Uno de estos cambios
ha sido el reemplazo de la fórmula de mayoría relativa- para elegir Presidente-
por fórmulas de mayoría absoluta o mayoría relativa calificada. Una característica central del sistema para
elegir diputados se registra desde las primeras décadas del siglo XX, al
reemplazar la fórmula de mayoría relativa o absoluta, por fórmulas proporcionales. Se registraron 32 reformas importantes en el
sistema de elección de diputados entre 1978 y 2008.
Otra variable es el papel de los
votantes en el proceso de selección de candidatos y el carácter personalizado o
partidario del voto. Hay casos que solo permiten la elección partidaria, y no
la elección de candidatos creando variedad de alternativas. En muchos de los
casos hay restricciones para evitar la reelección contínua, exigiendo al menos
dos períodos de inhabilitación, y en otros casos, la reelección es permitida
por una vez. Las variaciones en términos
del período presidencial, oscilan entre los 4 y 6 años. El poder presidencial
es multidimensional, tiene funciones como: jefe de partidos, jefe de Estado,
jefe de Gobierno y colegislador. Solo algunos tenían constituciones que
autorizaban al congreso a ejercer algún tipo de control político sobre el
gabinete durante las primeras décadas del siglo XX. Es notorio en cambio una tendencia a
introducir mayores límites y controles en materia de poderes de nombramiento
por parte del Presidente.
La disminución de algunos de los
poderes que tradicionalmente se han concentrado el presidente, sugiere un
diseño que busca crear procesos de decisión de tipo consensual. En el período
de estudio se incrementan los poderes legislativos del presidente, al
permitirle impulsar decretos, en caso de que las leyes no sean aprobadas por el
congreso. Estas tendencias son aparentemente contradictorias, por cuanto se
fortalece el congreso, y se dan potestades legislativas al presidente (emitir
decretos y vetar leyes). Su objetivo ha sido contribuir a sanear las problemas
burocráticos y a objetivos de distribución o concentración de poder.
En conclusión, las instituciones -según
la visión más aceptada en ciencias sociales- son reglas que estructuran la vida
social y política, lo que supone que son suficientemente estables. Esto aplica
para las instituciones políticas de muchas democracias avanzadas, donde las
constituciones e incluso los sistemas electorales tienden a permanecer en el
tiempo. Pero la idea de que las instituciones son variables independientes
puede ser cuestionable en un contexto donde instituciones se ven sujetas a
cambios fuertes y profundos.
Hay tendencias
de reforma como la adopción de reglas electorales incluyentes, la personalización de los sistemas de
votación, una creciente permisividad en las reglas de reelección presidencial,
una mayor limitación a los poderes del gobierno del Presidente y un
fortalecimiento de los poderes legislativos. Aunque en algunos casos las
tendencias parecen paradójicas, en el contexto, es comprensible que los
políticos tienen un interés en lograr un desempeño institucional eficiente, y
otro en preservar su poder y satisfacer los intereses institucionales y
electorales de sus partidos.
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