Alfredo Félix Cristiani fue el segundo presidente
elegido mediante democracias electorales en el año 1989. él sucedió en el poder
ejecutivo al Ingeniero José Napoleón Duarte de Partido Demócrata Cristiano- PDC
quién había sido elegido el primer civil
elegido Presidente en 50 años (Informe de la Comisión de la Verdad), Cristiani
fue también el primer presidente de la República de El Salvador por el partido
ARENA. La selección de Cristiani como candidato a la presidencia la hizo el
fundador del mismo partido ARENA Roberto D´abuisson (de Rosa, Claudio; 2011:49).
Alfredo Cristiani ganó la presidencia con 505,370
votos, que equivalían al 53.8% del total y tomó el mando presidencial el 1 de
Junio de 1989 (de Rosa, Claudio; 2011:49), y entre sus principales desafíos se
encontraba dar solución al conflicto armado en El Salvador, el cual había
comenzado en 1980 según el Informe de la Comisión de la Verdad.
Análisis de la Retórica
religiosa popular en el discurso de Toma de Posesión: Alfredo Cristiani
Entre los compromisos adquiridos por el presidente
Cristiani estaban el obtener la paz en El Salvador, “Cristiani prometió
alcanzar la paz; días antes de tomar posesión realizó algunas actividades muy
importantes encaminadas a obtener el apoyo para su política de negociación”
(Informe de la Comisión de la Verdad). Por lo tanto, algunos objetivos clave en
el discurso de toma de posesión serían: Demostrar que será capaz de
gobernar desde el principio de su mandato gubernamental y que podría alcanzar
la finalización del conflicto armado en El Salvador.
Maniqueísmo
En la búsqueda de
cumplir ese objetivo, el presidente Cristiani busca credibilidad, adjudicando a
su propia imagen virtudes como la compresión. Por otro lado, a sus adversarios de
ideas marxistas los muestra llenos de defectos y errores, tal como lo muestra
la siguiente cita:
“Comprendemos que hay profundos problemas sociales
y económicos de larga data, que hay que atacar con sinceridad y con realismo;
pero también comprendemos que este mito fue desatado por las fuerzas
totalitarias marxista- leninistas, para tomar el poder aprovechándose de esos
problemas”.
Esta forma de
maniqueísmo utilizada por el presidente Cristiani le permite adjudicarse a él
mismo las características de sabiduría y tolerancia, mientras que sus
adversarios son calificados de oportunistas. Dicho planteamiento presenta una
forma de maniqueísmo religioso popular en la cual se diferencia a “los buenos”
de los “malos” y se dejan de lado los matices de ambos. La figura maniquea
utilizada por el orador permite reforzar el objetivo que este tiene en el discurso,
ya que Cristiani se muestra es capaz de gobernar, en contraste
con sus adversarios, a quienes califica de incapaces. Tal como lo menciona el
siguiente fragmento del discurso:
“Los marxistas quieren
hacer creer que sus soluciones son las únicas capaces de superar la pobreza y
la marginalidad de nuestros pueblos. La historia está demostrando todo lo
contrario: ellos lo que hacen es disfrazar la miseria con su colectivismo
totalitario e impedir el progreso con una parálisis completa de todas las
energías individuales de la sociedad”
Por lo anterior se
interpreta que sus adversarios
continúan siendo los grupos de ideas marxistas (el FMLN guerrilla). Su
intención es demostrar a la población en general, la inviabilidad de las propuestas de sus
adversarios, Cristiani enfatiza a la población que las propuestas de los grupos
de ideas marxistas llevan a la miseria. Se presentan dos posturas en contraste,
donde parece que solo hay cabida a lo bueno y lo malo y no se muestran los
matices. Dicha idea no es marginal en el discurso, ya que la propone en más de
una ocasión:
“El llamado "Movimiento Revolucionario",
al desatar su violencia contra el sistema de libertades democráticas, incipiente en nuestro país, ataca hoy principalmente la economía.
Más que una guerra militar, lo que estamos padeciendo hoy los salvadoreños es una
guerra terrorista contra la economía y contra el pueblo y a eso se ha unido,
desde fines de 1979, el reformismo de los llamados "cambios
estructurales", que con el pretexto de arrebatarle banderas a la
subversión, ha desquiciado en la práctica el aparato productivo nacional,
propiciando el desorden, la corrupción y la miseria”.
Por lo tanto, se
continúa con la estrategia del uso de una doctrina maniqueísta basada en la
división o lucha entre el bien y el mal, en este caso se deslegitima el pensamiento particular referido al FMLN
guerrilla. Sin embargo, en el discurso de toma de Posesión de Cristiani no es
el FMLN el único adversario al que se refiere, ya que también menciona al
anterior gobierno: “Actualmente tenemos un esquema económico arbitrario y
politizado, y por consiguiente proclive a la corrupción y al desorden” lo que
da a entender que anteriormente el gobierno fue deshonesto e ineficiente y por
lo cual seguidamente propone un cambio totalmente radical: “Vamos a corregir sustancialmente ese rumbo,
que nos empobrece y nos hace cada día más dependientes de la ayuda exterior”.
Esta es otra forma de contraposición entre el bien y el mal, pero adjudicada a
otro actor como adversario, y se infiere de forma tácita que es el gobierno de
Napoleón Duarte.
Estas menciones a sus
adversarios las hace en más de una ocasión, ya que incluso hace una referencia
tácita que incluye a sus dos adversarios, a quienes hace referencia como
victimarios del pueblo salvadoreño:
“Nuestra concepción del
Rescate Nacional se fundamenta en un ideal humanista que tiene a la persona
como centro de toda la actividad colectiva, tanto pública como privada, y el
ser humano salvadoreño, inmerso en la crisis y en la violencia, víctima de la
agresión marxista y del reformismo empobrecedor”
Esto permite
identificar que Cristiani en el discurso de toma de posesión hace uso del
recurso contradicción maniqueísta, donde los culpables de la crisis que son el
los grupos marxistas y el gobierno reformista anterior. El maniqueísmo se
cierra ante los matices y presenta una postura de confianza desmedida en ese
agente bienhechor en el cual Cristiani se autorepresenta, mostrándose como el
gestor la salvación moral del país, a diferencia de aquellos que atacan y dañan
al país.
Mesianismo
Alfredo Cristiani busca
demostrar que será capaz de gobernar de forma eficiente desde el principio, y
por tanto, se presenta como una persona
con una misión para salvar al país de la condena, similar a lo que hace un
mesías. Cristiani no hace nunca referencia de forma directa a la figura Jesús
de Nazaret quien es el modelo de mesías en la religiosidad popular salvadoreña,
aunque si se logran identificar en su discurso, algunas características inspiradas
en la fe como el ser compresivo y sensible ante los problemas de los
salvadoreños, a los cuales debe de darles solución:
“Desde el fondo de nuestro corazón, donde
palpita el más sincero sentimiento nacionalista, saludamos al gran Partido que,
con su esfuerzo, con valentía y con su fe en el destino libre de la Patria, ha
hecho posible que asumamos hoy la Presidencia para cumplir la misión del
Rescate Nacional que todo el pueblo
espera y reclama, después de un largo período de angustia, inseguridad y
grandes privaciones para todos los sectores especialmente los más necesitados”
En este sentido, Cristiani
se presenta como un hombre bueno de nobles sentimientos, tal como lo es un
mesías, y además tiene una “misión” hacia el pueblo, tal como la tiene un
mesías en el plano religioso popular. No se refiere a una salvación en el plano
espiritual, sino más al aspecto material, sin embargo, Cristiani se muestra como
un salvador moral y material de El Salvador. Se presenta con características de
comprensión y compromiso enfocadas a lograr una salvación en el futuro:
“Comprendemos a cabalidad que nuestra economía está muy cerrada, hacia
el interior y hacia el exterior. Iniciaremos un programa de apertura, que
propicie la competitividad interna y que fomente las exportaciones en general y
en especial las no tradicionales, que serán ambas nuestra salvación en el
futuro”.
Se utiliza la figura de la salvación, para generar credibilidad ante
la gente ante la incertidumbre del futuro, pero más en el plano material
económico. En este sentido, la figura del mesías, muestra certezas y sabe qué
hacer, incluso sabe que va a pasar, y no se refiere a cualquier futuro sino a
un futuro prometedor con el afán de persuadir a quienes le escuchan.
El presidente se muestra pragmático en sus políticas, y busca
conectarse con quienes le escuchan, no se muestra religioso de forma explícita,
sino que recoge características que se utilizan en el ámbito religioso, y las
reproduce en su discurso político. Tanto así, que incluso quiere mostrar que la
salvación de la que él habla no es directamente vinculada con la religión, sino
que se ampara en la ley:
“Dentro del marco de la Ley y del respeto
ciudadano, les pedimos desde ya a todos los Maestros del país que nos ayuden en
esta tarea de salvación intelectual y moral de la Patria”.
Lo primordial en este aspecto, es que existe un objetivo político detrás
de esa salvación que promete. En un contexto de transformación política Cristiani
puede ser visto como alguien que tiene el deber y la capacidad de llevar al
país hacia la redención y salvación, y encuentra de aliados a los maestros.
Por lo tanto, él junto con los maestros se presenta como un enviado
con una misión, simulando la figura de mesías viene a romper con la coyuntura
normal y habitual. En este sentido, el
presidente en su intento por aparecer políticamente correcto y competente en el
plano político material hace uso de ese mesianismo, donde de una u otra forma
se genera su auto-exaltación como un ser superior (aunque no necesariamente
divino) con una capacidad mayor de dirigir a quienes tiene a su cargo hacia un
mejor futuro.
Cristiani hace uso de ese mesianismo en el discurso lo hace con el
afán de generar confianza política y crear en quienes le apoyan una sensación
de tener el control, por tanto, la utilización de esta figura de mesías tiene
un objetivo político.
El sufrimiento y el trabajo
Como ya se mencionó en El Salvador a finales de los 80
se encontraba sumido en un conflicto armado y el presidente anterior Napoleón
Duarte (período 1984-1989), ya había iniciado las negociaciones por la paz, sin
embargo, no había conseguido la firma de la misma al terminar su período. La
presidencia de Cristiani marca el primer traspaso presidencial civil en El
Salvador que anteriormente venía de una época de dictaduras militares.
Cuando Alfredo Félix Cristiani toma el poder en 1989 el
tema principal en El Salvador era la guerra, y la búsqueda de su solución. Cristiani
tiene el desafío de no mostrarse como un presidente más en la historia, sino
que tiene como objetivo mostrar que su período marcaría la disyuntiva entre un
pasado opresivo y de sufrimiento con un futuro que crea esperanza para el pueblo.
En este sentido Cristiani enfatiza que la forma de alcanzar ese mejor futuro es
la lucha de este pueblo:
“Sabemos que en esta apertura, habrá que hacer
sacrificios. Instamos al esforzado y eficiente sector productivo a redoblar su
capacidad de sacrificio, en razón de que tendrá toda la comprensión y el apoyo
del Gobierno, para que todos juntos trabajemos solidariamente en beneficio de
El Salvador, y puesta nuestra conciencia patriótica en el destino de los más
pobres, de los más necesitados, de los marginados, de los desplazados, de los
indigentes.”
En su discurso muestra empatía y enfatiza que el
sacrificio y el trabajo son un método para superarse, por tanto, busca
persuadir por medio de sentimientos y emociones que ese sacrificio y
sufrimiento son formas para romper con ese pasado doloroso. No hace una mención
explícita del elemento religioso del sacrificio, sin embargo, se puede hacer
una comparación de la forma como se interpreta el sacrificio y el trabajo en la
religión y la forma en como la utiliza Cristiani en su discurso.
Por ejemplo, en la religiosidad popular el dolor y el
sufrimiento son ofrecidos como sacrificios de redención que luego permitirán
alcanzar algo mejor, o incluso esos sacrificios son dados en sinónimo de
ofrenda por los creyentes. Cristiani en su discurso muestra que redoblar los
esfuerzos y sacrificios permitirán tener un mejor país, pero referido a un
ámbito social y no espiritual.
Este podría ser un gesto genuino de esperanza, sin embargo,
este mismo recurso podría también usarse como un método de manipulación según
conveniencia de otros objetivos, que serían como hacerse mostrar como capaz de
gobernar.
De esta forma, es difícil identificar si el verdadero
objetivo del discurso de Cristiani es entender el sufrimiento del pueblo, o
solo es instrumentalizar esta creencia de religiosidad popular para buscar
otros objetivos políticos, ya que podría ser parte de una manipulación
emocional es ejercida cuando se hacen promesas difíciles de cumplir con tal de
ganar su voluntad.
Cristiani no solo se dirige al pueblo sino a los
Organismos de Cooperación Internacional, les agradece su apoyo pero enfatizando
los sacrificios del pueblo salvadoreño:
“Reconocemos,
agradecidos, el aporte de países amigos a todo este inmenso esfuerzo y
sacrificio del pueblo
salvadoreño en estos años difíciles, en que una gran batalla por la democracia
se ha venido librando, con sangre y sudor, estoicismo y valentía, dentro de
nuestro pequeño territorio”
Cabe destacar que el
sacrificio y el trabajo son muy importantes en la religiosidad popular
salvadoreña, y en este caso también son importantes para Cristiani que reconoce
en los salvadoreños a personas a quienes se les debe de valorar su sacrificio. Sin
embargo, Cristiani no solo le pide sacrificio sino que también le ofrece
trabajo desde su posición de mandatario, y lo hace refiriéndose al pueblo como
hombres y mujeres llenos de nobleza y sacrificio.
“Todos nuestros afanes
estarán desde este instante dedicados ustedes, nobles y sufridos hombres y
mujeres de nuestra Patria.”
Valor
del Pueblo
Alfredo Cristiani se dirige
al pueblo como con una especie de agradecimiento, haciendo énfasis en la clase
campesina:
“Hoy, como Gobierno,
nuestro compromiso se vuelve plenamente nacional. En ningún momento ni por
ningún motivo podríamos olvidar al sector más amplio y necesitado del país: los
nobles y sufridos campesinos, principales víctimas de la violencia terrorista”.
No se compromete de forma
concreta con algo en particular, sino que la mención de pueblo la hace
agradeciéndolo haber llegado al poder presidencial, por lo tanto, la utilización que Cristiani hace de este
recurso es congruente con el objetivo que se plantea que es demostrar que será
capaz de gobernar desde el principio de su mandato gubernamental y no con la
promesa de adecuar la estructura del estado a la situación económica a las
necesidades de la población. Parece que no se dirige a las necesidades del
pueblo sino que busca reforzar su capacidad y respaldo dando las gracias. De
igual forma lo hace en el siguiente enunciado:
“Nosotros hemos llegado
al poder por el voto de grandes sectores de nuestra población.Somos un Partido
con una organización política inmensa, que tiene su raíz, su base y su razón de
ser en el pueblo”.
En este sentido, Cristiani
refuerza su legitimidad la cual se fundamenta en la voluntad de la mayoría.
Cristiani realiza una especie de redención, es decir, se entiende que su
agradecimiento como el pago que hace hacia el pueblo que le dio la posibilidad
de ser presidente y por tanto quiere demostrarle que es capaz de gobernar.
Dentro de la religiosidad
popular salvadoreña el campesino y las mayorías son aceptadas y reconocidas
como importantes de la misma forma que para el presidente Cristiani.
Análisis de la Retórica religiosa popular en la firma de los acuerdos de Paz:
Alfredo Cristiani
Contexto
Los acuerdos de Paz se
gestan tras un largo proceso de negociaciones. Tal como se ha mencionado
anteriormente este proceso se inició con el ex presidente Napoleón Duarte sus
funcionarios y delegados que establecieron el diálogo con la dirección del FMLN
y este proceso luego continuó con Alfredo Cristiani. Luego de que el 11 de
Noviembre de 1989 y el FMLN lanzó una ofensiva general para demostrar su fuerza
militar, pero esto solo evidenció la imposibilidad de una victoria militar de alguna
de las dos partes en conflicto, lo que agilizó el proceso de diálogo para la
paz.
Retórica
religiosa popular en su mínima expresión.
Los Acuerdos de Paz fueron
finalmente firmados el jueves 16 de enero de 1992 en el Castillo de Chapultepec, México, y
pusieron fin a doce años de guerra civil en el país. El Gobierno de El Salvador
y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) fueron las partes
firmantes y en ese contexto el presidente Cristiani emite un discurso
completamente diferente al que hizo en la toma de posesión. En este sentido ya
no hizo énfasis ni en una postura ni mesianista, ni manioqueista, sino que se
mostró con un tono más concertador.
“Entendemos a cabalidad que la paz tiene como
base un mínimo indispensable de confianza entre los seres humanos, entre los
grupos y entre las instituciones, nosotros los salvadoreños venimos de un
periodo determinado por la más errada desconfianza entre personas y entre
sectores, ahora nos contagia a todos hacer un consistente ejercicio de
construcción de confianza y creemos que el acuerdo de paz, es una base
excelente para ello: aunque no se dijeron en el curso de este largo y difícil
proceso de negociación, se fueron dando posibilidades inevitables de confianza
en función del acuerdo total”.
El objetivo de Cristiani era
mostrarse como un presidente de concertación que aprecia el valor de la paz a
nivel nacional e internacional, y en este sentido la retórica religiosa popular
utilizada en el discurso de toma de posesión no parecía ayudarle a cumplir
dicho objetivo. La única forma de retórica religiosa la hace al final de su discurso
como una especie de oración en agradecimiento a Dios.
“Gracias a los amigos del mundo que en diversas
representaciones están presentes aquí, y por supuesto sobre todas las cosas,
gracias a Dios que nos ha dado a los salvadoreños, el don maravilloso de la
paz, luego de que nos ganáramos con nuestro esfuerzo por alcanzarla el
beneficio de recibirla, que Dios nos bendiga a todos y que la paz sea con
nosotros ahora y siempre. Muchas
gracias”.
Sin
embargo se entiende que esta idea es solamente complementaria y no forma parte
central de los recursos retóricos de convencimiento. Por lo tanto, la retórica
religiosa popular prácticamente no aparece de forma explícita en este discurso.