miércoles, 29 de enero de 2025

El PDC: también fue un partido de Nuevas Ideas

Antes que ARENA y el FMLN estuvieran en la presidencia de El Salvador también lo hizo el Partido Demócrata Cristiano. El PDC después de llegar al poder, perdió su credibilidad y apoyo electoral por no concretizar las esperanzas suscitadas. De ahí que, quien lee este escrito puede preguntarse: ¿por qué dedicar esfuerzos a reflexionar sobre el PDC? Francisco Javier Ibizate, S.J. de la UCA, comentaba en 1994: "Para contrarrestar la publicidad emocional es necesario recurrir a la historia... se trata de evaluar a los partidos políticos. Hay que leerlos desde su historia pasada y no desde la publicidad artificial". A razón de esto, se ha considerado abordar dos puntos: revisar brevemente el recorrido y legado de la Democracia Cristiana en El Salvador, y las lecciones que brinda para analizar la actualidad política.

En cuanto a la historia del partido se han establecido tres etapas. En primer lugar, su aparición la cual fue el 12 de octubre de 1960, en ese entonces establece una postura en contra del régimen militar. Durante los 60´s y 70´s el PDC tenía la credibilidad para reivindicar ciertas causas justas. Luego, continúa una segunda etapa donde llega a su punto más alto. Después de varios intentos fallidos - donde sufre fraudes electorales-  alcanza la Presidencia de la República con el Ing. José Napoleón Duarte en 1984, y después logra la mayoría simple con 33 de los 60 diputados en la Asamblea en las elecciones de 1985, y se gana el apelativo de "la aplanadora verde". Sin embargo, la mala gestión gubernamental, y los señalamientos de corrupción en los 80s, le hicieron perder su voto duro.

Esto hace que llegue a su tercera etapa, la de declive. Esta comienza a partir de 1988 cuando bajan en la preferencia electoral, la misma se profundiza en 1994, cuando es desplazado por el FMLN como segunda fuerza política del país. Luego, en 1999 se vuelve un partido casi unipersonal cuando Rodolfo Parker asume como Secretario General, y poco a poco va perdiendo relevancia. Sin embargo, su punto más bajo llega el año 2011, cuando el partido fue cancelado, y luego tuvo que competir con el nombre de Partido de la Esperanza (PES). A partir de entonces, se queda sin opción de ser competitivo electoralmente, en medio de un sistema donde predominaban Arena y el FMLN.

En los últimos años, ha buscado mantenerse en la política haciendo alianzas, algunas con su antiguo rival el PCN. En 2011 los dirigentes del PDC, al igual que los del PCN, demandaron ante la Corte Suprema de Justicia al Tribunal Supremo Electoral por haber efectuado la cancelación del partido, dicha resolución les fue favorable y luego recuperaron sus símbolos. A partir de entonces el PDC podría ser calificado como un partido satélite, es decir, un organización cuyo propósito fundamental es darle soporte a otro proyecto político más grande. En 2014 el PDC forma una coalición política llamada "Movimiento Unidad", junto con la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) y el Partido de Concertación Nacional (PCN). Ya en el 2019, nuevamente participan en coalición con el PCN, esta vez alrededor del candidato de Arena Carlos Callejas. 

Como se ha descrito, el PDC ha sufrido una serie de crisis internas que lo llevaron a convertirse en un partido político minoritario. Para sobrevivir se ha cambiado de nombre, ha hecho alianzas eventuales, se ha vuelto partido personalista, o se ha convertido en un partido satélite sin ideología clara. Para resaltar este último punto, en la campaña legislativa y municipal de 2021 el PDC dijo promover el diálogo y el respeto por las instituciones democráticas, incluso buscaron resaltar candidaturas como las de Suecy Callejas y Roberto Ugarte que denunciaban -lo que consideraban- mal uso de los fondos públicos, y la forma autoritaria de actuar del Ejecutivo. Lo mismo hizo Rodolfo Parker, incluso el mismo día de las elecciones dijo: "Bukele violando la ley en cadena nacional, pidiendo el voto, difamando con falsedades y supuestas informaciones". 

Irónicamente, el único diputado electo para la legislatura 2021-2024 fue Reynaldo Carballo, quien ha apoyado al Presidente Bukele en diferentes iniciativas como el Plan de Control Territorial (desde su período anterior). Dicho apoyo continúa en firme en decisiones como la destitución de los magistrados de la Sala de lo constitucional y del fiscal, en la práctica Carballo vota junto con las bancadas de Nuevas Ideas, Gana y PCN formando un solo bloque. La postura del diputado contrasta con la oficial del PDC, quienes "denuncian" el proceder de Bukele, sin embargo, el partido no sanciona, ni mucho menos expulsa a Carballo. Esto demuestra que el partido continúa en esta etapa de declive, sin establecer elementos ideológicos o programáticos, sino pragmáticos.

Finalmente, la historia del PDC puede dar algunas lecciones para reflexionar la actualidad. Como se ha dicho, en sus inicios denunció la corrupción de otros partidos y los abusos de poder. También fue un partido que generó esperanza en la población, y que desarrolló discursos por las causas populares. Esto les permitió controlar tanto el ejecutivo como el legislativo. Además, tuvo en Duarte una especie de líder mesiánico justificado en su momento con frases como: "con Duarte, aunque no me harte", pero que finalmente terminó dando la sensación de ser un gobierno lleno de oportunistas y corruptos. La "aplanadora verde" es recordada- por obras que fueron símbolo de corrupción como "la calle de oro", y que gobernó en un tiempo considerado como "la década perdida".

En una búsqueda de balance, cabe reconocer el PDC contribuyó por casi tres décadas para impulsar algunos cambios para la implementación de la democracia, sin embargo, por todo su recorrido histórico en la actualidad está desgastado como partido. La experiencia del gobierno del PDC no le permite volverse creíble en sus promesas, esto a pesar de las causas que defendió, de todo el poder que concentró, y de los múltiples y fieles seguidores que tuvo Duarte. ¿Se repetirá el problema de la "aplanadora" verde? 


 


Uso de la religión en la Campaña politica de 1994 en El Salvador

Las elecciones presidenciales de 1994 en El Salvador marcaron un momento histórico en el país, ya que fueron las primeras tras el fin de la guerra civil (1980-1992) y los Acuerdos de Paz. En un contexto de reconstrucción nacional, la contienda electoral estuvo protagonizada por Armando Calderón Sol, candidato del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), y Rubén Zamora, representante de la coalición conformada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la Convergencia Democrática.

En un país donde la religión desempeña un papel central en la vida cotidiana y la identidad cultural —con una mayoría cristiana, predominantemente católica—, los discursos y símbolos religiosos fueron utilizados estratégicamente por los partidos políticos en sus campañas. ARENA, con su tradicional vínculo con sectores conservadores y empresariales, apeló a valores religiosos para consolidar su base de apoyo y presentar su proyecto como garante de estabilidad y orden moral. Por otro lado, la candidatura de Zamora, proveniente de un bloque de izquierda estigmatizado durante el conflicto armado, buscó legitimarse mediante referencias al papel de sectores religiosos en la lucha por la justicia social.

Este uso de la religión en la campaña de 1994 evidenció la importancia del discurso moral y los valores espirituales en la política salvadoreña, así como su potencial para influir en la percepción de los votantes en un período de transición hacia la democracia.

Campaña de ARENA en 1994

En la campaña electoral presidencial de El Salvador de 1994, la religión jugó un papel estratégico, especialmente por parte del partido de derecha ARENA (Alianza Republicana Nacionalista), empleó frases como "Con Dios, todo es posible" y "Dios, Patria y Libertad" (este último heredado de su fundación). Estos reforzaban su imagen como defensor de valores cristianos, permitiendo que simpatizantes relacionaran la "Alianza" con un proyecto "bendecido por Dios. Esta campana fue liderada por Armando Calderón Sol, que enfatizó mensajes vinculados a la "moral cristiana", la familia tradicional y el orden social resonando en sectores católicos conservadores y en comunidades evangélicas en crecimiento, que veían al partido como un baluarte contra el secularismo y el "comunismo ateo" (Peterson, 1997).

Se asoció la estabilidad económica y seguridad promovida por ARENA con principios religiosos, presentando su plataforma neoliberal como compatible con la ética cristiana de trabajo y responsabilidad. ARENA utilizó retórica religiosa para estigmatizar al FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), exguerrilla convertida en partido político, vinculándolo con el "ateísmo marxista" de la Guerra Fría. Esto buscaba movilizar el miedo residual a una agenda izquierdista "anti-religiosa"(Montgomery, T. S. 1995). 

En relación con líderes e instituciones religiosas ARENA cultivó algunas alianzas con religiosos promovieron el voto por el partido desde sus iglesias, asociando su victoria con la "voluntad divina". Estudios como Evangélicos y poder en América Latina (Jean-Pierre Bastian, 2005) mencionan a López Bertrand como figura clave en el apoyo evangélico a ARENA. El pastor de la iglesia Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel declaró "Dios ha puesto a ARENA para guiar al pueblo" segun lo retoma La Prensa Gráfica durante la campaña de 1994, se afirmo que Calderón Sol y su gobierno traería "orden y bendición divina".

La Iglesia Católica, aunque menos alineada abiertamente, con el arzobispo Fernando Sáenz Lacalle cercano a sectores conservadores, evitó apoyar abiertamente a ARENA, pero sí criticó indirectamente al FMLN. En una homilía documentada por EFE en marzo de 1994, advirtió sobre "ideologías que destruyen la familia y la fe", frase interpretada como un rechazo velado a la izquierda. Aunque no mencionó al FMLN, sus palabras fueron utilizadas por simpatizantes de ARENA para asociar al partido con valores católicos.

Cabe destacar que ARENA evitó confrontaciones y usó símbolos católicos en actos públicos. Calderón Sol participó en eventos religiosos, proyectando una imagen de devoto. Su campaña integró lemas como "Dios, Patria y Libertad", heredados de la fundación de ARENA por Roberto D’Aubuisson, vinculado a escuadrones de la muerte. La estrategia de ARENA fue efectiva: Calderón Sol ganó con el 68% de los votos en segunda vuelta. El uso de la religión consolidó su base en zonas rurales y urbanas conservadoras. Este caso refleja cómo la religión, en contextos posconflicto, puede ser instrumentalizada para legitimar agendas políticas, combinando temores históricos y esperanzas de renovación moral.

Durante la campaña electoral de 1994, ARENA movilizo a catolicos y evangélicos mediante valores tradicionales, estaba presente indicios de radicalización conservadora, y de asistencia a eventos religiosos, siendo estos marginales, pero sentaron las bases para futuras polarizaciones en otros eventos electorales. Estos hechos reflejan la estrategia de ARENA para consolidar su base religiosa y los intentos del FMLN por contrarrestar su imagen secular. Algunos ejemplos de religion identificados durante esta campaña electoral por ARENA fueron:

1. Acto de ARENA con líderes evangélicos (enero de 1994): ARENA organizó un evento masivo en San Salvador con pastores evangélicos influyentes, donde Armando Calderón Sol recibió apoyo público como el "candidato de Dios". Este acto simbolizó la alianza entre ARENA y las iglesias evangélicas, reforzando la narrativa de que votar por la derecha era un "deber cristiano".

2. Participación de Calderón Sol en misas católicas: Durante la campaña, Calderón Sol asistió a misas en catedrales y parroquias católicas, como la "Catedral Metropolitana de San Salvador", acompañado de obispos.  El diario El Mundo destacó su presencia en una misa por la paz en Soyapango, donde fue presentado como "garante de la reconciliación nacional". Aunque la Iglesia Católica mantuvo neutralidad oficial, estos actos permitieron a ARENA proyectar legitimidad ante el electorado católico conservador.

3 En vallas publicitarias y spots televisivos, ARENA incluyó frases como "Con Dios, todo es posible" y "Un presidente que cree en Dios", junto a imágenes de Calderón Sol rezando.  Investigaciones como "Religión y política en El Salvador" (Álvaro Artiga-Gonzalez, 2001) analizan cómo estos símbolos buscaban diferenciar a ARENA del FMLN, al que pintaban como "ateo".

4. Apoyo explícito de pastores evangélicos a ARENA El pastor evangélico Marvin Geovanny Escobar, líder de una megaíglesia en San Salvador, declaró en un sermón transmitido por radio: "Votar por ARENA es votar por los principios de Dios". Robert Brenneman en "Homies and Hermanos" (2012), estas declaraciones fueron cruciales para movilizar a feligreses evangélicos, que representaban cerca del 25% de la población.

Campaña del FMLN en 1994

El FMLN, liderado por Rubén Zamora, tuvo menos éxito en movilizar simbología religiosa, aunque apeló a la justicia social, resonando con sectores católicos progresistas. El FMLN enfocó su mensaje en reformas sociales, pero la desconfianza hacia su pasado guerrillero limitó su alcance en comunidades religiosas tradicionales. En la campaña presidencial de El Salvador de 1994, la relación entre Rubén Zamora (candidato del FMLN) y los sectores evangélicos fue limitada y compleja, mientras que temas como la homosexualidad y el aborto no fueron centrales en el debate público, aunque sí existieron tensiones indirectas vinculadas a valores religiosos.  Aunque el FMLN intentó conectarse con la teología de la liberación (corriente católica progresista), su pasado guerrillero dificultó este esfuerzo, permitiendo a ARENA capitalizar el anticomunismo religioso.

El FMLN, exguerrilla convertida en partido político, enfrentaba el estigma de su pasado marxista, asociado en la Guerra Civil con el ateísmo y la crítica a estructuras religiosas tradicionales. Aunque algunos sectores del FMLN simpatizaban con la "Teología de la liberación", esta corriente no tenía peso significativo en las iglesias evangélicas, que crecían rápidamente en El Salvador.  Rubén Zamora, un político de centroizquierda con formación católica, intentó moderar la imagen del FMLN, pero su vinculación histórica con la izquierda revolucionaria generó desconfianza entre los evangélicos conservadores, quienes veían al partido como una amenaza a los "valores familiares". Las iglesias evangélicas, en expansión desde los años 80, fueron cooptadas estratégicamente por ARENA, que las vinculó a su proyecto político mediante alianzas con pastores influyentes. ARENA promovió una narrativa de "defensa de la moral cristiana" contra el "comunismo ateo", lo que marginó al FMLN en estos espacios.  El FMLN no logró penetrar en redes evangélicas, que percibían a la izquierda como promotora de un "relativismo moral" contrario a sus doctrinas. Sin embargo, existieron figuras religiosas y sectores vinculados a la teología de la liberación que, aunque no siempre respaldaron abiertamente al partido, simpatizaron con sus propuestas de justicia social. Algunos eventos que se pueden vicular directa o indirectamente al partido son:

1. Sacerdotes y líderes católicos vinculados a la teología de la liberación influyeron en sectores cercanos al FMLN. La UCA mantuvo una postura crítica contra la represión de ARENA y publicó estudios socioeconómicos que respaldaban las demandas de justicia social del FMLN.  Por ejemplo John Sobrino fue crítico de las desigualdades sociales y del autoritarismo de ARENA. Aunque evitó respaldar partidos, sus escritos sobre "la opción por los pobres" resonaron con la base social del FMLN. (El Salvador: anatomía de un país en conflicto, 1988). Además os jesuitas Padre José María Tojeira y padre Rodolfo Cardenal en klos 90ñs mantuvieron una postura crítica contra la impunidad y las políticas neoliberales de ARENA. En foros públicos, defendió la necesidad de reformas sociales, alineándose indirectamente con las propuestas del FMLN (Entrevistas en "El Faro"1995-2000).

2. Comunidades Eclesiales de Base (CEBs)como  redes católicas, inspiradas en la teología de la liberación, operaban en zonas rurales y marginales, muchas de ellas bastiones del FMLN. Líderes laicos como "María Julia Hernández" (directora de Tutela Legal del Arzobispado) trabajaron con víctimas de la guerra, vinculando su labor con la demanda de justicia que el FMLN representaba. Las CEBs en Chalatenango y Morazán, documentadas en "El Salvador’s Civil War" (Héctor Lindo-Fuentes, 2007).

3. Protestantes progresistas como el obispo Medardo Gómez (Iglesia Luterana Salvadoreña) aunque no apoyó abiertamente al FMLN, Gómez fue un crítico vocal de la violación de derechos humanos durante la guerra y defendió a comunidades desplazadas, muchas afines a la izquierda. Su iglesia fue un espacio de diálogo para sectores progresistas como lo describe en el libro "La voz de los sin voz" (Medardo Gómez, 1998). Tambien Algunos líderes de denominaciones como la Iglesia Anglicana o la Metodista mostraron simpatía por las causas sociales del FMLN, aunque sin respaldo partidista explícito.

4. Mientras ARENA contó con el apoyo de jerarquías evangélicas y católicas conservadoras (como el arzobispo Sáenz Lacalle), el FMLN tuvo mayor afinidad con "sectores de base" (sacerdotes rurales, laicos comprometidos). Por ejemplo en 1994, el FMLN intentó sin éxito ganar el respaldo de Monseñor Gregorio Rosa Chávez (entonces obispo auxiliar), quien prefería mantener neutralidad.  Reunión de Rubén Zamora, candidato del FMLN, se reunió con sacerdotes y laicos vinculados a la "teología de la liberación", como el jesuita Jon Sobrino, en la Universidad Centroamericana (UCA). Según el libro "La izquierda en El Salvador" de Carlos Ramos, Zamora buscó respaldo en estos sectores católicos progresistas, que históricamente denunciaron la represión de ARENA. A diferencia de ARENA, el FMLN no logró masificar este apoyo, pues la jerarquía católica y los evangélicos lo veían con recelo por su pasado guerrillero.

5. Rubén Zamora y el FMLN, aunque intentaron moderarse, no lograron contrarrestar el estigma de ser "enemigos de la religión", a pesar de su enfoque en temas socioeconómicos

6. Denuncias donde el FMLN acusó a ARENA de manipular la fe para ganar votos. En un mitin en Santa Ana, Zamora declaró: "No se puede esconder la corrupción tras la Biblia" (reportado por Diario Latino). Calderón Sol respondió en un discurso en Sonsonate: "Nuestra fe no es estrategia, es convicción", reforzando su imagen de devoto.  

7. Casos de apoyo indirecto como cuando en 1994, sacerdotes como "Padre Fabián Amaya" (de la diócesis de San Miguel) criticaron en sermones las políticas económicas de ARENA, alineándose con críticas del FMLN (La Prensa Gráfica, marzo de 1994 - archivos físicos).

Uso de la religión por otros partidos

En el contexto de las elecciones presidenciales de 1994 en El Salvador, se observó la participación de partidos políticos minoritarios que buscaron aprovechar elementos religiosos en su estrategia electoral. Entre ellos, se destacan el Movimiento de Unidad (MU) y el Movimiento de Solidaridad Nacional (MSN), ambos con enfoques de "inspiración cristiana".

El Movimiento de Unidad, liderado por el Pastor y Dr. Jorge Martínez, presentó el lema "Hombres justos para gobernar" y buscó obtener un respaldo significativo de sectores religiosos, especialmente de iglesias evangélicas. Este partido se autodefinió como una agrupación conformada por ciudadanos salvadoreños que creen en la efectividad del sistema democrático expresado a través de los partidos políticos, como se establece en su Artículo 1 de sus estatutos. Además, tenía como otros objetivos fomentar la integración centroamericana y promover un modelo de desarrollo humano.

El MU obtuvo un resultado electoral que representó aproximadamente el 2.23% del total de votos emitidos en las elecciones presidenciales, y logró un escaño legislativo, aunque su permanencia en el sistema político fue de corta duración. Sus candidatos a diputados presentaron propuestas relacionadas con la prevención de la drogadicción, la prostitución y el aborto (Edgardo Morena Viera), y la legislación para rescatar los valores morales y espirituales de la familia (Israel Colocho).

Por otro lado, el Movimiento de Solidaridad Nacional (MSN), liderado por Edgardo Engelhardt, también se identificó como un partido de "inspiración cristiana". Su lema de campaña fue "Un milagro en marcha". Aunque enfocó su mensaje en valores cristianos y sociales, el MSN obtuvo resultados electorales limitados, logrando solo el 1.05% del total de votos. Su propósito, según el Artículo 1 de sus estatutos, era luchar por el mejoramiento económico, social, cultural y político del pueblo salvadoreño, destacando la libertad de empresa como el motor del crecimiento económico. su candidato era un líder de los Hombres de Negocios del Evangelio Completo (FHINEC) y dirigente de grupos pro familia y pro vida en años posteriores.

La elección de lemas con connotaciones religiosas como "Hombres justos para gobernar" y "Un milagro en marcha" sugiere una aspiración optimista y un llamado a la esperanza y transformación positiva para el país. Estos partidos buscaron atraer a votantes con valores religiosos o éticos en su mensaje político.

Es complicado determinar con certeza si, más allá de sus líderes, estructuras o programas, los partidos políticos mencionados lograron elementos significativos que pudieran haberles otorgado un mayor impacto y alcanzar los cambios que buscaban una vez establecidos. Su incapacidad para mantenerse en el sistema político salvadoreño y la limitada información disponible sobre ellos plantean un desafío en este análisis.

Es posible que estos partidos hayan enfrentado diversas dificultades en su trayectoria, como la competencia con otros partidos más establecidos, la falta de recursos financieros, la capacidad de movilización o el apoyo ciudadano necesario para alcanzar sus objetivos. Además, la ausencia de información detallada sobre sus estructuras internas y su contenido programático dificulta una evaluación exhaustiva de su potencial impacto en la sociedad salvadoreña.

Conclusion

La religión en 1994 funcionó como herramienta de movilización electoral, articulando identidades, valores y memorias de guerra para consolidar proyectos políticos en un momento crítico de transición democrática. En 1994, El Salvador era una sociedad profundamente conservadora, con una fuerte influencia de la Iglesia Católica y evangélica. Temas como los derechos LGBTQ+ o el aborto no formaban parte de la agenda política explícita, ni del FMLN ni de ARENA, debido al riesgo de alienar a votantes religiosos. El aborto ya era penalizado en todas sus formas desde 1974, y la homosexualidad era un tabú social, por lo que ningún partido lo impulsó como bandera.  Aunque no hubo debates abiertos sobre estos temas, ARENA reforzó un discurso de familia tradicional y moralidad, asociando implícitamente al FMLN con agendas "inmorales" o "anti-natura" por su retórica progresista en otros ámbitos (como justicia social).  El FMLN, por su parte, evitó mencionar derechos sexuales o reproductivos para no alimentar la narrativa de ARENA. Su enfoque fue en temas económicos y reconciliación postguerra.

Algunos sectores católicos progresistas cercanos al FMLN hablaban de justicia para grupos marginados, pero sin abordar directamente la homosexualidad o el aborto. La prioridad era no antagonizar a la jerarquía eclesiástica o a los evangélicos. En El Salvador, durante la campaña electoral de 1994 y en años posteriores, el apoyo religioso explícito al FMLN fue menos visible que el respaldo conservador a ARENA, debido al estigma histórico del FMLN como exguerrilla de izquierda y su asociación con el secularismo. 

En primer lugar, ARENA recibió un respaldo explícito de líderes evangélicos y católicos conservadores, mientras que el FMLN contó con apoyo tácito o indirecto de religiosos vinculados a la teología de la liberación y comunidades de base. Aunque estas figuras no respaldaban al partido como institución, compartían su agenda de justicia social y denuncia de la desigualdad. La falta de apoyo jerárquico reflejó la polarización religiosa en un país donde la derecha consolidó su hegemonía simbólica mediante la religión. La campaña de 1994 sentó un precedente en El Salvador: ARENA institucionalizó el uso de la religión como herramienta electoral, mientras que el FMLN luchó por desvincularse del estigma anticlerical. Este modelo influyó en elecciones posteriores, donde temas como el aborto o los derechos LGBTQ+ se politizaron abiertamente, siempre con la religión como eje.

En segundo lugar, ARENA, liderado por Armando Calderón Sol, apeló a valores conservadores y religiosos, enfatizando discursos vinculados a la moral cristiana, la familia tradicional y el orden social. Estos mensajes resonaron especialmente en sectores católicos conservadores y en comunidades evangélicas en crecimiento, que veían al partido como un baluarte contra el secularismo y el "comunismo ateo". Además, se asoció la estabilidad económica y la seguridad promovidas por ARENA con principios religiosos, presentando su plataforma neoliberal como compatible con la ética cristiana del trabajo y la responsabilidad.

En tercer lugar, ARENA utilizó el legado de la guerra civil y el anticomunismo para movilizar el voto. La retórica religiosa fue empleada para estigmatizar al FMLN, exguerrilla convertida en partido político, vinculándolo con el ateísmo marxista de la Guerra Fría. Esto buscaba movilizar el miedo residual a una agenda izquierdista "anti-religiosa". A pesar de que el FMLN intentó conectar con la teología de la liberación, su pasado guerrillero dificultó este esfuerzo, lo que permitió a ARENA capitalizar el anticomunismo religioso.

En cuarto lugar, el FMLN y Rubén Zamora mantuvieron una relación distante con los evangélicos en 1994, mientras que ARENA consolidó su apoyo en esos sectores mediante discursos de defensa de la "moral cristiana". Aunque temas como la homosexualidad y el aborto no fueron explícitos en la campaña, operaron como fantasmas retóricos en la construcción de ARENA de un "enemigo secular" encarnado en la izquierda. Esta dinámica refleja cómo la religión se utilizó para movilizar temores culturales, incluso sin debates abiertos sobre derechos sociales específicos.

En quinto lugar, los sectores evangélicos, en expansión desde los años 80, fueron clave en la estrategia de ARENA. El partido cultivó alianzas con pastores evangélicos, quienes promovieron el voto por el partido desde los púlpitos, asociando su victoria con la "voluntad divina". Por otro lado, la Iglesia Católica, aunque menos alineada abiertamente, mantenía influencia en la sociedad, y ARENA evitó confrontaciones, utilizando símbolos católicos en actos públicos, mientras que el FMLN enfrentaba escepticismo debido a su pasado secular.

En sexto lugar, el uso de símbolos y rituales religiosos fue una herramienta importante para ARENA. Calderón Sol participó en misas y eventos evangélicos, proyectando una imagen de devoto, y su campaña integró lemas como "Dios, Patria y Libertad", heredados de la fundación de ARENA por Roberto D’Aubuisson, vinculado a escuadrones de la muerte. El FMLN, por su parte, tuvo menos éxito en movilizar simbología religiosa, aunque apeló a la justicia social, lo cual resonó en sectores católicos progresistas.

En séptimo lugar, en el contexto postconflicto, ARENA utilizó la religión para promover una narrativa de paz y reconciliación, desvinculándose parcialmente de su pasado represivo. Calderón Sol presentó la estabilidad como un "don divino" tras la guerra, enmarcando su promesa de estabilidad como una bendición divina. En contraste, el FMLN enfocó su mensaje en reformas sociales, pero la desconfianza hacia su pasado guerrillero limitó su alcance en las comunidades religiosas tradicionales.

En octavo lugar, la estrategia de ARENA fue efectiva. Calderón Sol ganó con el 68% de los votos en segunda vuelta. El uso de la religión consolidó su base en zonas rurales y urbanas conservadoras, mostrando cómo la religión, en contextos posconflicto, puede ser instrumentalizada para legitimar agendas políticas, combinando temores históricos y esperanzas de renovación moral.

En resumen, la religión en la campaña electoral de 1994 funcionó como una herramienta clave de movilización, articulando identidades, valores y memorias de guerra para consolidar proyectos políticos en un momento crítico de transición democrática.

Referencias: 

Brenneman, R. (2012). Homies and Hermanos: God and Gangs in Central America. Oxford University Press.

Bastian, J. P. (2005). Evangélicos y poder en América Latina. Editorial Trotta.

EFE. (1994, marzo). Homilía del arzobispo Fernando Sáenz Lacalle. Agencia EFE.

Gómez, M. (1998). La voz de los sin voz: Reflexiones sobre la iglesia y la política en El Salvador. Editorial De la UCA.

Lindo-Fuentes, H. (2007). El Salvador’s Civil War: A Case Study in the Dynamics of Conflict and Peace. University of California Press.

Ramos, C. (1998). La izquierda en El Salvador. Editorial Nueva Sociedad.

Artiga-García, Á. (2001). Religión y política en El Salvador: Entre la guerra y la paz. Editorial F&G.

Sobrino, J. (1988). El Salvador: Anatomía de un país en conflicto. Ediciones UCA.

Tojeira, J. M., & Cardenal, R. (1995-2000). Entrevistas en El Faro.

La Prensa Gráfica. (1994, marzo). Declaraciones de Monseñor Fabián Amaya.

El Mundo. (1994, enero). Misa por la paz en Soyapango: Calderón Sol, el garante de la reconciliación nacional. Diario El Mundo.

Peterson, A. L. (1997). Martyrdom and the politics of religion: Progressive Catholicism in El Salvador's Civil War. State University of New York Press.

Montgomery, T. S. (1995). Revolution in El Salvador: From Civil Strife to Civil Peace. Westview Press.

viernes, 17 de enero de 2025

Campaña electoral en El Salvador hacia elecciones 2024 y la religion

En el inicio de la carrera politica de Bukele no tenía lo religioso como el centro de su plataforma. En el 2024 buscaba la reelección, y al principio de su campaña, se presentó el 9 de Octubre la Confederación Iberoamericana de Comunicadores y Medios Masivos Cristianos (Coicom 2023), calificó  el régimen de excepción como "milagros divinos". Durante el evento Bukele se dirigió a líderes evangélicos y vinculó su gestión al ámbito espiritual,  refiriéndose a sí mismo como un “testimonio” de Dios en El Salvador (MBN Digital, 2023). Su discurso era dirigido a sectores religiosos de líderes y comunicadores evangélicos provenientes de más de 20 países. En su participación comparó sus políticas, algunas de las cuales han sido señaladas por violaciones a los derechos humanos, con un plan respaldado por la voluntad divina. Según relató Bukele, el primer paso fue “confiar en Dios y enfrentar directamente a los terroristas sin temor”. Los asistentes respondieron con un “Amén” y comenzó a describir lo que consideró como los milagros para su implementación.

El primer "milagro", explicó, fue lograr capturar a los delincuentes sin que estos reaccionaran violentamente y causaran más muertes. Según Bukele, algo inexplicable los contuvo mientras se procedía con las detenciones. El segundo "milagro" se dio en los primeros meses del régimen de excepción. Desde el 26 de marzo, las autoridades dieron órdenes claras a la policía y al ejército: desarticular a la MS-13, señalada como responsable de la ola de homicidios. Diversos reportes de prensa indicaron que la mayoría de las primeras capturas fueron de personas vinculadas a la Mara Salvatrucha (MS-13), mientras que las detenciones relacionadas con las dos facciones del Barrio 18 fueron menores. Meses después, documentos judiciales filtrados revelaron que las investigaciones fiscales se centraron casi exclusivamente en la MS-13 (Martínez, C., Cáceres, G., & Martínez, Ó. 2021, agosto 23). De acuerdo a Focos TV (2023, octubre 12) Bukele declaró que el régimen de excepción es parte de una batalla espiritual liderada por su gobierno, advirtiendo que “el mal sigue acechando” y que este podría regresar si se deja de glorificar a Dios. 
En la Navidad de 2023, en plena campaña electoral, realizó un anuncio publicitario difundido en televisión y redes sociales, en el cual hacía un llamamiento al voto para garantizar que los cambios no sean irreversibles. Al final del comercial, se despidió diciendo: "Dios les bendiga a todos.". El comercial, emitido en una época relacionada con la fe y la unidad familiar, tiene un peso significativo en la cultura salvadoreña. La frase final, utilizada como una despedida, también ha sido empleada por otros políticos en el pasado. Aunque el mensaje principal hacía referencia a una conmemoración, llamó la atención el uso explícito de alusiones a Dios, especialmente entre quienes comentaron el anuncio.

Finalmente, en el caso de Bukele se destaca que la religión genera atención mediática en la campaña política, combinandose con eventos otros de alto perfil que también capturan el interés público que no eran religiosos, como la realización de Miss Universo en noviembre de 2023 y la visita de Lionel Messi con el Inter Miami en enero de 2024, pero que permitieron resaltar la figura de Bukele. En destaca el colocar al régimen de excepción, como "milagros divinos" y referirse a sí mismo como un "testimonio" de Dios en El Salvador, Bukele no solo apeló a líderes religiosos nacionales e internacionales, sino que presentó su política de seguridad como un mandato espiritual. 

Diputados de Nuevas Ideas

Más allá del presidente, en el inicio de la campaña electoral de 2024, el partido oficialista Nuevas Ideas utilizó referencias religiosas durante el lanzamiento de campaña para diputados en la antigua Casa Presidencial de San Jacinto. Ernesto Castro, presidente de la Asamblea Legislativa y diputado de Nuevas Ideas, destacó la trayectoria política del presidente Nayib Bukele, calificando su salida del FMLN como una "bendita expulsión". Esto resignifica el hecho como un paso necesario para el éxito político de Bukele y su ascenso al poder. Además, le otorga una carga espiritual que no solo refuerza la imagen de líder de Bukele, sino también posiciona al proyecto del partido Nuevas Ideas como un movimiento con un propósito superior.

Por su parte, Xavier Zablah, presidente del partido Nuevas Ideas, adoptó un tono marcadamente maniqueo al caracterizar a los proyectos políticos rivales como la personificación del mal y la raíz de los problemas del país. Al declarar: "Ahora es otro tipo de campaña, esta campaña es para desaparecerlos de una vez por todas, quitemos este cáncer de este país en el 2024, hagamos la última quimioterapia y matemos la última célula, quitemos ese cáncer, que no quede ni uno gobernando este país" (Diario El Mundo, 2023), simplifica el panorama político al dividirlo en términos absolutos de bien y mal. Esta retórica no solo descalifica a la oposición, sino que también la deshumaniza al compararla con una enfermedad, reforzando una narrativa polarizante que presenta a Nuevas Ideas como la única fuerza legítima y purificadora, casi como un proyecto de redención.

En este contexto de narrativa polarizada, las dinámicas internas del partido también reflejan cómo las estrategias políticas están en constante cambio. se ha señalado que Aronette Mencía, Caleb Navarro y Rubén Flores, diputados de Nuevas Ideas durante el período legislativo 2021-2024, fueron asociados con la religión evangélica, específicamente con las Asambleas de Dios (Alharaca, 2023, junio 8). Sin embargo, ninguno de ellos continuo para el próximo período legislativo tras quedar fuera de las listas de candidatos para las elecciones de 2024. Este hecho resalta cómo las alianzas religiosas en la política, aunque significativas en determinados contextos, pueden ser contingentes y adaptarse a las estrategias cambiantes de los partidos en su búsqueda de apoyo electoral.

En relación con las elecciones de 2024 y el papel de la religión en el caso de Nuevas Ideas, se identifican tres procesos clave propios de esta campaña: las referencias a la religión y la espiritualidad por parte de Bukele, la narrativa polarizadora del discurso oficialista, y la desvinculación política de los "diputados religiosos". Estos elementos reflejan cómo el partido integra recursos simbólicos, retóricos y estratégicos en su proyecto político, con el objetivo de consolidar apoyo y fortalecer su base electoral. Este enfoque evidencia una combinación de tácticas que apelan tanto a las emociones colectivas como a la necesidad de adaptarse a las dinámicas cambiantes del entorno político.

ARENA
Joel Sánchez, candidato presidencial de ARENA para las elecciones de 2024, afirmaba tener una postura alineada con los principios religiosos y familiares del partido. Ante preguntas sobre temas controversiales como el aborto y la identidad de género, Sánchez señaló que estos son asuntos sociales que generan divisiones, pero enfatizó la importancia de respetar las disposiciones de la Constitución salvadoreña. "Son temas de sociedad, básicamente muy controversiales. Hay gente a favor, hay gente en contra, lo que sí te digo es que tenemos una Constitución que ya demarca las líneas de nuestro devenir y, obviamente, tenemos que apegarnos a ello", afirmó.

Cuando se le preguntó directamente sobre su postura respecto al aborto, Sánchez reiteró que su posición está en consonancia con lo estipulado en la Constitución, evitando extenderse en el tema: "Estamos de acuerdo con la Constitución". En otras entrevistas, ha destacado que su decisión de inscribirse en ARENA se debe a su identificación con los principios religiosos y de familia del partido. También se ha descrito como un hombre provida, reafirmando su compromiso con los valores tradicionales: "Creemos en la familia, creemos en los provida. Nuestra Constitución es bien clara sobre temas como el aborto. No hay mayor extensión que yo podría decir".

El uso de la religión como herramienta en la política ha sido evidente en las estrategias de ARENA y otros actores políticos en El Salvador. René Portillo Cuadra, al anunciar que no buscaría la reelección en 2024, utilizó un lenguaje cargado de referencias religiosas y dijo: “No, no cuelgo los tenis, cuando uno cuelga los tenis es cuando el Supremo hacedor lo llama, desde cualquier trinchera uno hace patria, desde cualquier trinchera uno defiende las convicciones y los principios” (Velásquez, 2024), evocó una narrativa que conecta la labor política con un sentido de misión divina y deber patriótico, apelando a las convicciones religiosas de la población.

Mientras el jefe de bancada de ARENA, Portillo Cuadra, expresó en el Diario De Hoy: “No, no cuelgo los tenis, cuando uno cuelga los tenis es cuando el Supremo Hacedor lo llama, desde cualquier trinchera uno hace patria, desde cualquier trinchera uno defiende las convicciones y los principios”, su  mensaje refleja una visión resignada frente a las limitaciones de su acción política, enmarcándola dentro de un propósito más grande. Implícitamente, reconoce que su papel político puede haberse transformado o disminuido en impacto. Este lenguaje, cargado de referencias religiosas, puede interpretarse como una forma de manejar la vulnerabilidad asociada con no estar en una posición política privilegiada. La resignación se presenta así como un acto de aceptación, matizado con el recurso a la fe para proyectar fortaleza moral y compromiso. declaración sugiere una apelación a valores trascendentes y religiosos, reforzando la idea de que el compromiso político está profundamente ligado a una misión superior y espiritual. 

Por otro lado, Milagro Navas, candidata de ARENA y alcaldesa reelecta de Antiguo Cuscatlán, destacó por adoptar un lenguaje religioso y conciliador durante su campaña. En una entrevista con Revista Factum, reiteró su compromiso de trabajar “desde el lugar que Dios decida” y, tras su victoria, agradeció tanto a Dios como al pueblo por su apoyo, reflejando la centralidad de la fe en su discurso político.

Durante su campaña, Milagro Navas, candidata de ARENA y alcaldesa reelecta de La Libertad Este, destacó por integrar un lenguaje religioso y conciliador en su narrativa. En una entrevista con Revista Factum, Navas reiteró su compromiso de trabajar por el bienestar del pueblo salvadoreño "desde el lugar que Dios decida", reflejando su convicción religiosa. Además, invitó a su principal contrincante a debatir, aunque este descartó la propuesta calificando los debates como obsoletos. Su campaña evitó proyectarla como una rival del presidente Nayib Bukele, a pesar de pertenecer a la oposición, y en cambio, adoptó una postura colaborativa con él y declaró: "No son 43 alcaldes, sino 44 los que buscarán el bienestar de los salvadoreños". Su estrategia, que combinó menciones religiosas, un enfoque en la población, y un mensaje de cooperación, evidenció cómo la religión y un discurso conciliador se convirtieron en herramientas clave en la construcción de mensajes políticos durante estas elecciones.

FMLN

Durante la campaña presidencial de 2024, Manuel "El Chino" Flores, candidato presidencial del FMLN, se describió en una entrevista con la Revista Factum como "un hombre de fe y un hombre que promueve la esperanza". Aunque evitó asociarse con una religión específica, utilizó este concepto como una metáfora para su visión política, orientada a generar esperanza y combatir el odio en el discurso público. Su afirmación de que "la fe mueve montañas" reflejó cómo reflejaba su comprensión de la magnitud del desafío que enfrentaba al aspirar a la presidencia, un objetivo que, en un contexto político competitivo y lleno de obstáculos, podía parecer inalcanzable. Esta expresión, con profundas raíces bíblicas, no solo alude a la capacidad de la fe para superar barreras aparentemente imposibles, sino que también evoca un mensaje de esperanza, perseverancia y confianza en el poder de las convicciones personales. El uso de esta frase podría interpretarse como un intento de inspirar tanto a su equipo como a sus seguidores, donde el FMLN adaptó el lenguaje de la fe para conectar con la ciudadanía, alejándose de una postura religiosa explícita y enfatizando la fe como un valor universal que guió sus propuestas de cambio.

En cuanto a temas sociales, Flores evitó expresar una postura personal sobre la despenalización del aborto por causales, calificándolo como un asunto nacional que debía resolverse a través de una consulta ciudadana. "No se puede andar expresando de manera personal lo que opine alguien, sino lo que la gente decida", afirmó, subrayando su enfoque en la democracia participativa. De manera similar, en relación con el matrimonio entre personas del mismo sexo, destacó que su prioridad habría sido someterlo a consulta popular, evidenciando su intención de abordar temas sensibles de forma inclusiva y dialogada.

Respecto a la Ley de Identidad de Género, Flores adoptó una postura clara, alineada con los principios históricos del FMLN. "Nosotros siempre hemos sido defensores de los derechos de la gente. Por supuesto, es un derecho ganado", señaló, reiterando el compromiso del partido con la defensa de los derechos de las comunidades históricamente marginadas. Aunque no se encontró información específica sobre su postura en torno a la libertad religiosa, como miembro del FMLN, se interpretó que respaldaba la separación entre iglesia y estado y la libertad de culto, principios fundamentales en la línea política del partido.

El enfoque del FMLN, liderado por Flores, demostró una estrategia que utilizó la fe como un símbolo de esperanza y resiliencia en lugar de una referencia religiosa directa, mientras combinaba esta narrativa con un compromiso claro hacia los derechos sociales y la inclusión. Esto contrastó con otros partidos que tendían a instrumentalizar la religión de manera más explícita, posicionando al FMLN como una fuerza política que buscaba un equilibrio entre valores universales y propuestas progresistas.

Otros movimientos politicos

Gerardo Awad, como precandidato presidencial por el movimiento político PAIS, intentó posicionarse en el escenario electoral mediante la vinculación con figuras religiosas de alto perfil, reconociendo la influencia significativa que estas tienen en sus comunidades. En este esfuerzo, Awad extendió una invitación a Mario Vega, pastor principal de la Misión Cristiana Elim Internacional, para que fuera su compañero de fórmula como candidato a la vicepresidencia. Este movimiento evidenció la intención estratégica de Awad de legitimar su candidatura mediante la asociación con una figura religiosa respetada. Sin embargo, Vega declinó la propuesta, reafirmando su postura de no participar en cargos públicos, lo que dejó claro su distancia de los intereses políticos y su compromiso con un enfoque estrictamente pastoral.

Postura de la Iglesia Catolica

La postura de la Iglesia Católica respecto a la reelección de Nayib Bukele en 2024 evidenció matices y divisiones internas. En julio de 2024, el arzobispo de San Salvador, Monseñor José Luis Escobar Alas, afirmó: "Yo no me voy a pronunciar ni a favor ni en contra. Respeto que los demás lo hagan, tienen todo el derecho, así es la política, está bien. Pero nosotros, como Iglesia, nos toca también tener una visión, si se quiere, por encima de la problemática, viendo que las cosas marchen con justicia." Este comentario reflejó una postura neutral, enfocada en observar la situación desde una perspectiva ética, centrada en la justicia. Sin embargo, el 25 de septiembre del mismo año, Escobar Alas pareció adoptar un tono diferente al declarar que "el pueblo quiere que el presidente se reelija", a pesar de que esta decisión contradecía al menos siete artículos de la Constitución salvadoreña, según reportó La Prensa Gráfica.

Por otro lado, el obispo de Zacatecoluca, Elías Samuel Bolaños, ofreció una aclaración sobre las declaraciones de Escobar Alas, señalando que: "Monseñor Escobar Alas habla en nombre de su arquidiócesis, no de toda la Conferencia Episcopal (...) generalmente coincidimos, pero no en todo." Bolaños destacó además que, aunque la Conferencia Episcopal se había reunido días antes, no se emitió ningún pronunciamiento oficial sobre la reelección presidencial, enfatizando que esta postura era únicamente del arzobispo de San Salvador.

Estas diferencias internas dentro de la Iglesia Católica reflejaron un debate sobre el papel de la institución en temas políticos sensibles como la reelección presidencial. Mientras algunos líderes adoptaron una postura neutral y observadora, otros consideraron necesario abordar el tema desde una perspectiva pastoral más alineada con la voluntad popular. Este caso evidenció la tensión entre la posición institucional de la Iglesia y las opiniones individuales de sus representantes en un contexto político polarizado (Religión Digital, 2022).

Iglesia Evangélica

El pastor Toby Júnior expresó que los partidos ARENA y FMLN enfrentan una crisis debido a sus malas gestiones durante los periodos de gobierno entre 1989 y 2019, así como al abandono de sus financistas, lo que deterioró su relación con la población. Según el pastor, la falta de acciones contundentes contra la delincuencia contribuyó a la pérdida de respeto y temor de Dios en el país. Además, manifestó su satisfacción al observar el progreso y la mejora en el país actual. «Hay que darle continuidad a lo bueno» en 2024, dice el pastor Toby Júnior (Chávez, 2022).

En el debate sobre la reelección presidencial en El Salvador, el pastor Toby Júnior opinó en entrevista con Josué Nathan Vaquiz que, aunque no considera adecuada una reelección indefinida, es necesario establecer reglas claras para garantizar el bienestar general. Afirmó que el presidente Nayib Bukele "se ha ganado el corazón de muchos" y destacó su interés por el ser humano, enfatizando que incluso la oposición extrema podría reconocer logros de su gobierno, como la modernización de los procesos de migración. En su opinión, no es necesario "enamorarse del candidato, sino de sus obras". Por otro lado, el pastor Mario Vega, líder de la Misión Cristiana Elim, expresó en el programa de TVX que la reelección presidencial está claramente prohibida por la Constitución salvadoreña, llegando a señalar que quien promueva esta idea podría perder sus derechos de ciudadanía. Además, Vega descartó cualquier interés en una eventual candidatura suya en las elecciones generales de 2024, subrayando su falta de participación en temas electorales.

Conclusion

En primer lugar, la campaña de Nuevas Ideas en 2024 puso en evidencia un uso estratégico de la religión para legitimar su proyecto político y reforzar su conexión emocional con el electorado. El presidente Nayib Bukele se presentó como un “testimonio” de Dios, describiendo sus políticas de regimen de excepcion como "milagros divinos" y enmarcando su reelección como una batalla espiritual. Estas referencias no solo buscaron captar el apoyo de comunidades religiosas, sino también reforzar su narrativa de redención nacional. Además, líderes del partido como Ernesto Castro y Xavier Zablah utilizaron una retórica polarizadora y maniquea, posicionando a Nuevas Ideas como un movimiento con un propósito trascendental, casi divino, presentándose como la única fuerza legítima capaz de redimir al país.

En segundo lugar, los partidos ARENA y FMLN abordaron la relación entre religión y política desde perspectivas distintas. En ARENA, figuras como Portillo Cuadra adoptaron un lenguaje resignado, vinculando la política con un propósito divino que justificaba su permanencia en la esfera pública, aun en condiciones adversas. Milagro Navas, por su parte, utilizó un discurso conciliador y centrado en la fe, proyectando estabilidad y colaboración. En contraste, el FMLN, liderado por Manuel “El Chino” Flores, empleó la fe como un símbolo de esperanza y resiliencia. Aunque no se refirió explícitamente a confesiones religiosas, su narrativa buscó conectar con valores universales como la perseverancia y la confianza en el cambio, presentándose como una fuerza progresista frente a los desafíos políticos.

En tercer lugar, las iglesias Católica y Evangélica jugaron roles clave pero diversos en el debate político de 2024. La Iglesia Católica mostró divisiones internas respecto a la reelección de Bukele, con líderes como Monseñor Escobar Alas manteniendo una postura ambigua, primero neutral y luego más alineada con la voluntad popular. Por su parte, la Iglesia Evangélica tuvo posturas más visibles y contrastantes. Mientras Toby Júnior se mostró favorable a ciertos logros de Bukele y abogó por reglas claras en el proceso de reelección, Mario Vega destacó por su firme rechazo a cualquier intento de violar la Constitución y su insistencia en preservar la separación entre iglesia y Estado. Estas dinámicas reflejan cómo las iglesias pueden ser tanto espacios de influencia política como voces críticas en la defensa de principios éticos y democráticos.

Referencias: 

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