Las elecciones presidenciales de 1994 en El Salvador marcaron un momento histórico en el país, ya que fueron las primeras tras el fin de la guerra civil (1980-1992) y los Acuerdos de Paz. En un contexto de reconstrucción nacional, la contienda electoral estuvo protagonizada por Armando Calderón Sol, candidato del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), y Rubén Zamora, representante de la coalición conformada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la Convergencia Democrática.
En un país donde la religión desempeña un papel central en la vida cotidiana y la identidad cultural —con una mayoría cristiana, predominantemente católica—, los discursos y símbolos religiosos fueron utilizados estratégicamente por los partidos políticos en sus campañas. ARENA, con su tradicional vínculo con sectores conservadores y empresariales, apeló a valores religiosos para consolidar su base de apoyo y presentar su proyecto como garante de estabilidad y orden moral. Por otro lado, la candidatura de Zamora, proveniente de un bloque de izquierda estigmatizado durante el conflicto armado, buscó legitimarse mediante referencias al papel de sectores religiosos en la lucha por la justicia social.
Este uso de la religión en la campaña de 1994 evidenció la importancia del discurso moral y los valores espirituales en la política salvadoreña, así como su potencial para influir en la percepción de los votantes en un período de transición hacia la democracia.
Campaña de ARENA en 1994
En la campaña electoral presidencial de El Salvador de 1994, la religión jugó un papel estratégico, especialmente por parte del partido de derecha ARENA (Alianza Republicana Nacionalista), empleó frases como "Con Dios, todo es posible" y "Dios, Patria y Libertad" (este último heredado de su fundación). Estos reforzaban su imagen como defensor de valores cristianos, permitiendo que simpatizantes relacionaran la "Alianza" con un proyecto "bendecido por Dios. Esta campana fue liderada por Armando Calderón Sol, que enfatizó mensajes vinculados a la "moral cristiana", la familia tradicional y el orden social resonando en sectores católicos conservadores y en comunidades evangélicas en crecimiento, que veían al partido como un baluarte contra el secularismo y el "comunismo ateo" (Peterson, 1997).
Se asoció la estabilidad económica y seguridad promovida por ARENA con principios religiosos, presentando su plataforma neoliberal como compatible con la ética cristiana de trabajo y responsabilidad. ARENA utilizó retórica religiosa para estigmatizar al FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), exguerrilla convertida en partido político, vinculándolo con el "ateísmo marxista" de la Guerra Fría. Esto buscaba movilizar el miedo residual a una agenda izquierdista "anti-religiosa"(Montgomery, T. S. 1995).
En relación con líderes e instituciones religiosas ARENA cultivó algunas alianzas con religiosos promovieron el voto por el partido desde sus iglesias, asociando su victoria con la "voluntad divina". Estudios como Evangélicos y poder en América Latina (Jean-Pierre Bastian, 2005) mencionan a López Bertrand como figura clave en el apoyo evangélico a ARENA. El pastor de la iglesia Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel declaró "Dios ha puesto a ARENA para guiar al pueblo" segun lo retoma La Prensa Gráfica durante la campaña de 1994, se afirmo que Calderón Sol y su gobierno traería "orden y bendición divina".
La Iglesia Católica, aunque menos alineada abiertamente, con el arzobispo Fernando Sáenz Lacalle cercano a sectores conservadores, evitó apoyar abiertamente a ARENA, pero sí criticó indirectamente al FMLN. En una homilía documentada por EFE en marzo de 1994, advirtió sobre "ideologías que destruyen la familia y la fe", frase interpretada como un rechazo velado a la izquierda. Aunque no mencionó al FMLN, sus palabras fueron utilizadas por simpatizantes de ARENA para asociar al partido con valores católicos.
Cabe destacar que ARENA evitó confrontaciones y usó símbolos católicos en actos públicos. Calderón Sol participó en eventos religiosos, proyectando una imagen de devoto. Su campaña integró lemas como "Dios, Patria y Libertad", heredados de la fundación de ARENA por Roberto D’Aubuisson, vinculado a escuadrones de la muerte. La estrategia de ARENA fue efectiva: Calderón Sol ganó con el 68% de los votos en segunda vuelta. El uso de la religión consolidó su base en zonas rurales y urbanas conservadoras. Este caso refleja cómo la religión, en contextos posconflicto, puede ser instrumentalizada para legitimar agendas políticas, combinando temores históricos y esperanzas de renovación moral.
Durante la campaña electoral de 1994, ARENA movilizo a catolicos y evangélicos mediante valores tradicionales, estaba presente indicios de radicalización conservadora, y de asistencia a eventos religiosos, siendo estos marginales, pero sentaron las bases para futuras polarizaciones en otros eventos electorales. Estos hechos reflejan la estrategia de ARENA para consolidar su base religiosa y los intentos del FMLN por contrarrestar su imagen secular. Algunos ejemplos de religion identificados durante esta campaña electoral por ARENA fueron:
1. Acto de ARENA con líderes evangélicos (enero de 1994): ARENA organizó un evento masivo en San Salvador con pastores evangélicos influyentes, donde Armando Calderón Sol recibió apoyo público como el "candidato de Dios". Este acto simbolizó la alianza entre ARENA y las iglesias evangélicas, reforzando la narrativa de que votar por la derecha era un "deber cristiano".
2. Participación de Calderón Sol en misas católicas: Durante la campaña, Calderón Sol asistió a misas en catedrales y parroquias católicas, como la "Catedral Metropolitana de San Salvador", acompañado de obispos. El diario El Mundo destacó su presencia en una misa por la paz en Soyapango, donde fue presentado como "garante de la reconciliación nacional". Aunque la Iglesia Católica mantuvo neutralidad oficial, estos actos permitieron a ARENA proyectar legitimidad ante el electorado católico conservador.
3 En vallas publicitarias y spots televisivos, ARENA incluyó frases como "Con Dios, todo es posible" y "Un presidente que cree en Dios", junto a imágenes de Calderón Sol rezando. Investigaciones como "Religión y política en El Salvador" (Álvaro Artiga-Gonzalez, 2001) analizan cómo estos símbolos buscaban diferenciar a ARENA del FMLN, al que pintaban como "ateo".
4. Apoyo explícito de pastores evangélicos a ARENA El pastor evangélico Marvin Geovanny Escobar, líder de una megaíglesia en San Salvador, declaró en un sermón transmitido por radio: "Votar por ARENA es votar por los principios de Dios". Robert Brenneman en "Homies and Hermanos" (2012), estas declaraciones fueron cruciales para movilizar a feligreses evangélicos, que representaban cerca del 25% de la población.
Campaña del FMLN en 1994
El FMLN, liderado por Rubén Zamora, tuvo menos éxito en movilizar simbología religiosa, aunque apeló a la justicia social, resonando con sectores católicos progresistas. El FMLN enfocó su mensaje en reformas sociales, pero la desconfianza hacia su pasado guerrillero limitó su alcance en comunidades religiosas tradicionales. En la campaña presidencial de El Salvador de 1994, la relación entre Rubén Zamora (candidato del FMLN) y los sectores evangélicos fue limitada y compleja, mientras que temas como la homosexualidad y el aborto no fueron centrales en el debate público, aunque sí existieron tensiones indirectas vinculadas a valores religiosos. Aunque el FMLN intentó conectarse con la teología de la liberación (corriente católica progresista), su pasado guerrillero dificultó este esfuerzo, permitiendo a ARENA capitalizar el anticomunismo religioso.
El FMLN, exguerrilla convertida en partido político, enfrentaba el estigma de su pasado marxista, asociado en la Guerra Civil con el ateísmo y la crítica a estructuras religiosas tradicionales. Aunque algunos sectores del FMLN simpatizaban con la "Teología de la liberación", esta corriente no tenía peso significativo en las iglesias evangélicas, que crecían rápidamente en El Salvador. Rubén Zamora, un político de centroizquierda con formación católica, intentó moderar la imagen del FMLN, pero su vinculación histórica con la izquierda revolucionaria generó desconfianza entre los evangélicos conservadores, quienes veían al partido como una amenaza a los "valores familiares". Las iglesias evangélicas, en expansión desde los años 80, fueron cooptadas estratégicamente por ARENA, que las vinculó a su proyecto político mediante alianzas con pastores influyentes. ARENA promovió una narrativa de "defensa de la moral cristiana" contra el "comunismo ateo", lo que marginó al FMLN en estos espacios. El FMLN no logró penetrar en redes evangélicas, que percibían a la izquierda como promotora de un "relativismo moral" contrario a sus doctrinas. Sin embargo, existieron figuras religiosas y sectores vinculados a la teología de la liberación que, aunque no siempre respaldaron abiertamente al partido, simpatizaron con sus propuestas de justicia social. Algunos eventos que se pueden vicular directa o indirectamente al partido son:
1. Sacerdotes y líderes católicos vinculados a la teología de la liberación influyeron en sectores cercanos al FMLN. La UCA mantuvo una postura crítica contra la represión de ARENA y publicó estudios socioeconómicos que respaldaban las demandas de justicia social del FMLN. Por ejemplo John Sobrino fue crítico de las desigualdades sociales y del autoritarismo de ARENA. Aunque evitó respaldar partidos, sus escritos sobre "la opción por los pobres" resonaron con la base social del FMLN. (El Salvador: anatomía de un país en conflicto, 1988). Además os jesuitas Padre José María Tojeira y padre Rodolfo Cardenal en klos 90ñs mantuvieron una postura crítica contra la impunidad y las políticas neoliberales de ARENA. En foros públicos, defendió la necesidad de reformas sociales, alineándose indirectamente con las propuestas del FMLN (Entrevistas en "El Faro"1995-2000).
2. Comunidades Eclesiales de Base (CEBs)como redes católicas, inspiradas en la teología de la liberación, operaban en zonas rurales y marginales, muchas de ellas bastiones del FMLN. Líderes laicos como "María Julia Hernández" (directora de Tutela Legal del Arzobispado) trabajaron con víctimas de la guerra, vinculando su labor con la demanda de justicia que el FMLN representaba. Las CEBs en Chalatenango y Morazán, documentadas en "El Salvador’s Civil War" (Héctor Lindo-Fuentes, 2007).
3. Protestantes progresistas como el obispo Medardo Gómez (Iglesia Luterana Salvadoreña) aunque no apoyó abiertamente al FMLN, Gómez fue un crítico vocal de la violación de derechos humanos durante la guerra y defendió a comunidades desplazadas, muchas afines a la izquierda. Su iglesia fue un espacio de diálogo para sectores progresistas como lo describe en el libro "La voz de los sin voz" (Medardo Gómez, 1998). Tambien Algunos líderes de denominaciones como la Iglesia Anglicana o la Metodista mostraron simpatía por las causas sociales del FMLN, aunque sin respaldo partidista explícito.
4. Mientras ARENA contó con el apoyo de jerarquías evangélicas y católicas conservadoras (como el arzobispo Sáenz Lacalle), el FMLN tuvo mayor afinidad con "sectores de base" (sacerdotes rurales, laicos comprometidos). Por ejemplo en 1994, el FMLN intentó sin éxito ganar el respaldo de Monseñor Gregorio Rosa Chávez (entonces obispo auxiliar), quien prefería mantener neutralidad. Reunión de Rubén Zamora, candidato del FMLN, se reunió con sacerdotes y laicos vinculados a la "teología de la liberación", como el jesuita Jon Sobrino, en la Universidad Centroamericana (UCA). Según el libro "La izquierda en El Salvador" de Carlos Ramos, Zamora buscó respaldo en estos sectores católicos progresistas, que históricamente denunciaron la represión de ARENA. A diferencia de ARENA, el FMLN no logró masificar este apoyo, pues la jerarquía católica y los evangélicos lo veían con recelo por su pasado guerrillero.
5. Rubén Zamora y el FMLN, aunque intentaron moderarse, no lograron contrarrestar el estigma de ser "enemigos de la religión", a pesar de su enfoque en temas socioeconómicos
6. Denuncias donde el FMLN acusó a ARENA de manipular la fe para ganar votos. En un mitin en Santa Ana, Zamora declaró: "No se puede esconder la corrupción tras la Biblia" (reportado por Diario Latino). Calderón Sol respondió en un discurso en Sonsonate: "Nuestra fe no es estrategia, es convicción", reforzando su imagen de devoto.
7. Casos de apoyo indirecto como cuando en 1994, sacerdotes como "Padre Fabián Amaya" (de la diócesis de San Miguel) criticaron en sermones las políticas económicas de ARENA, alineándose con críticas del FMLN (La Prensa Gráfica, marzo de 1994 - archivos físicos).
Uso de la religión por otros partidos
En el contexto de las elecciones presidenciales de 1994 en El Salvador, se observó la participación de partidos políticos minoritarios que buscaron aprovechar elementos religiosos en su estrategia electoral. Entre ellos, se destacan el Movimiento de Unidad (MU) y el Movimiento de Solidaridad Nacional (MSN), ambos con enfoques de "inspiración cristiana".
El Movimiento de Unidad, liderado por el Pastor y Dr. Jorge Martínez, presentó el lema "Hombres justos para gobernar" y buscó obtener un respaldo significativo de sectores religiosos, especialmente de iglesias evangélicas. Este partido se autodefinió como una agrupación conformada por ciudadanos salvadoreños que creen en la efectividad del sistema democrático expresado a través de los partidos políticos, como se establece en su Artículo 1 de sus estatutos. Además, tenía como otros objetivos fomentar la integración centroamericana y promover un modelo de desarrollo humano.
El MU obtuvo un resultado electoral que representó aproximadamente el 2.23% del total de votos emitidos en las elecciones presidenciales, y logró un escaño legislativo, aunque su permanencia en el sistema político fue de corta duración. Sus candidatos a diputados presentaron propuestas relacionadas con la prevención de la drogadicción, la prostitución y el aborto (Edgardo Morena Viera), y la legislación para rescatar los valores morales y espirituales de la familia (Israel Colocho).
Por otro lado, el Movimiento de Solidaridad Nacional (MSN), liderado por Edgardo Engelhardt, también se identificó como un partido de "inspiración cristiana". Su lema de campaña fue "Un milagro en marcha". Aunque enfocó su mensaje en valores cristianos y sociales, el MSN obtuvo resultados electorales limitados, logrando solo el 1.05% del total de votos. Su propósito, según el Artículo 1 de sus estatutos, era luchar por el mejoramiento económico, social, cultural y político del pueblo salvadoreño, destacando la libertad de empresa como el motor del crecimiento económico. su candidato era un líder de los Hombres de Negocios del Evangelio Completo (FHINEC) y dirigente de grupos pro familia y pro vida en años posteriores.
La elección de lemas con connotaciones religiosas como "Hombres justos para gobernar" y "Un milagro en marcha" sugiere una aspiración optimista y un llamado a la esperanza y transformación positiva para el país. Estos partidos buscaron atraer a votantes con valores religiosos o éticos en su mensaje político.
Es complicado determinar con certeza si, más allá de sus líderes, estructuras o programas, los partidos políticos mencionados lograron elementos significativos que pudieran haberles otorgado un mayor impacto y alcanzar los cambios que buscaban una vez establecidos. Su incapacidad para mantenerse en el sistema político salvadoreño y la limitada información disponible sobre ellos plantean un desafío en este análisis.
Es posible que estos partidos hayan enfrentado diversas dificultades en su trayectoria, como la competencia con otros partidos más establecidos, la falta de recursos financieros, la capacidad de movilización o el apoyo ciudadano necesario para alcanzar sus objetivos. Además, la ausencia de información detallada sobre sus estructuras internas y su contenido programático dificulta una evaluación exhaustiva de su potencial impacto en la sociedad salvadoreña.
Conclusion
La religión en 1994 funcionó como herramienta de movilización electoral, articulando identidades, valores y memorias de guerra para consolidar proyectos políticos en un momento crítico de transición democrática. En 1994, El Salvador era una sociedad profundamente conservadora, con una fuerte influencia de la Iglesia Católica y evangélica. Temas como los derechos LGBTQ+ o el aborto no formaban parte de la agenda política explícita, ni del FMLN ni de ARENA, debido al riesgo de alienar a votantes religiosos. El aborto ya era penalizado en todas sus formas desde 1974, y la homosexualidad era un tabú social, por lo que ningún partido lo impulsó como bandera. Aunque no hubo debates abiertos sobre estos temas, ARENA reforzó un discurso de familia tradicional y moralidad, asociando implícitamente al FMLN con agendas "inmorales" o "anti-natura" por su retórica progresista en otros ámbitos (como justicia social). El FMLN, por su parte, evitó mencionar derechos sexuales o reproductivos para no alimentar la narrativa de ARENA. Su enfoque fue en temas económicos y reconciliación postguerra.
Algunos sectores católicos progresistas cercanos al FMLN hablaban de justicia para grupos marginados, pero sin abordar directamente la homosexualidad o el aborto. La prioridad era no antagonizar a la jerarquía eclesiástica o a los evangélicos. En El Salvador, durante la campaña electoral de 1994 y en años posteriores, el apoyo religioso explícito al FMLN fue menos visible que el respaldo conservador a ARENA, debido al estigma histórico del FMLN como exguerrilla de izquierda y su asociación con el secularismo.
En primer lugar, ARENA recibió un respaldo explícito de líderes evangélicos y católicos conservadores, mientras que el FMLN contó con apoyo tácito o indirecto de religiosos vinculados a la teología de la liberación y comunidades de base. Aunque estas figuras no respaldaban al partido como institución, compartían su agenda de justicia social y denuncia de la desigualdad. La falta de apoyo jerárquico reflejó la polarización religiosa en un país donde la derecha consolidó su hegemonía simbólica mediante la religión. La campaña de 1994 sentó un precedente en El Salvador: ARENA institucionalizó el uso de la religión como herramienta electoral, mientras que el FMLN luchó por desvincularse del estigma anticlerical. Este modelo influyó en elecciones posteriores, donde temas como el aborto o los derechos LGBTQ+ se politizaron abiertamente, siempre con la religión como eje.
En segundo lugar, ARENA, liderado por Armando Calderón Sol, apeló a valores conservadores y religiosos, enfatizando discursos vinculados a la moral cristiana, la familia tradicional y el orden social. Estos mensajes resonaron especialmente en sectores católicos conservadores y en comunidades evangélicas en crecimiento, que veían al partido como un baluarte contra el secularismo y el "comunismo ateo". Además, se asoció la estabilidad económica y la seguridad promovidas por ARENA con principios religiosos, presentando su plataforma neoliberal como compatible con la ética cristiana del trabajo y la responsabilidad.
En tercer lugar, ARENA utilizó el legado de la guerra civil y el anticomunismo para movilizar el voto. La retórica religiosa fue empleada para estigmatizar al FMLN, exguerrilla convertida en partido político, vinculándolo con el ateísmo marxista de la Guerra Fría. Esto buscaba movilizar el miedo residual a una agenda izquierdista "anti-religiosa". A pesar de que el FMLN intentó conectar con la teología de la liberación, su pasado guerrillero dificultó este esfuerzo, lo que permitió a ARENA capitalizar el anticomunismo religioso.
En cuarto lugar, el FMLN y Rubén Zamora mantuvieron una relación distante con los evangélicos en 1994, mientras que ARENA consolidó su apoyo en esos sectores mediante discursos de defensa de la "moral cristiana". Aunque temas como la homosexualidad y el aborto no fueron explícitos en la campaña, operaron como fantasmas retóricos en la construcción de ARENA de un "enemigo secular" encarnado en la izquierda. Esta dinámica refleja cómo la religión se utilizó para movilizar temores culturales, incluso sin debates abiertos sobre derechos sociales específicos.
En quinto lugar, los sectores evangélicos, en expansión desde los años 80, fueron clave en la estrategia de ARENA. El partido cultivó alianzas con pastores evangélicos, quienes promovieron el voto por el partido desde los púlpitos, asociando su victoria con la "voluntad divina". Por otro lado, la Iglesia Católica, aunque menos alineada abiertamente, mantenía influencia en la sociedad, y ARENA evitó confrontaciones, utilizando símbolos católicos en actos públicos, mientras que el FMLN enfrentaba escepticismo debido a su pasado secular.
En sexto lugar, el uso de símbolos y rituales religiosos fue una herramienta importante para ARENA. Calderón Sol participó en misas y eventos evangélicos, proyectando una imagen de devoto, y su campaña integró lemas como "Dios, Patria y Libertad", heredados de la fundación de ARENA por Roberto D’Aubuisson, vinculado a escuadrones de la muerte. El FMLN, por su parte, tuvo menos éxito en movilizar simbología religiosa, aunque apeló a la justicia social, lo cual resonó en sectores católicos progresistas.
En séptimo lugar, en el contexto postconflicto, ARENA utilizó la religión para promover una narrativa de paz y reconciliación, desvinculándose parcialmente de su pasado represivo. Calderón Sol presentó la estabilidad como un "don divino" tras la guerra, enmarcando su promesa de estabilidad como una bendición divina. En contraste, el FMLN enfocó su mensaje en reformas sociales, pero la desconfianza hacia su pasado guerrillero limitó su alcance en las comunidades religiosas tradicionales.
En octavo lugar, la estrategia de ARENA fue efectiva. Calderón Sol ganó con el 68% de los votos en segunda vuelta. El uso de la religión consolidó su base en zonas rurales y urbanas conservadoras, mostrando cómo la religión, en contextos posconflicto, puede ser instrumentalizada para legitimar agendas políticas, combinando temores históricos y esperanzas de renovación moral.
En resumen, la religión en la campaña electoral de 1994 funcionó como una herramienta clave de movilización, articulando identidades, valores y memorias de guerra para consolidar proyectos políticos en un momento crítico de transición democrática.
Referencias:
Brenneman, R. (2012). Homies and Hermanos: God and Gangs in Central America. Oxford University Press.
Bastian, J. P. (2005). Evangélicos y poder en América Latina. Editorial Trotta.
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