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Cada selección de fútbol o equipo de fútbol puede despertar muchas pasiones y rechazos, e inclusive alimentar ideas de fanatismo ó nacionalismo que muchas veces no tienen razón de ser. Los aficionados, desarmados ante el poder de las élites que fomentan los gustos y controlan los organismos del Fútbol, siguen siendo presa del apetito de las pequeñas argollas de poder, los réditos que se consiguen al llenar los estadios y por los costos de la publicidad siguen siendo administrados en función de los intereses de la clase privilegiada, ellos continúan recibiendo ganancias de los cuales la mayor parte de los aficionados no gozan de las mayores prestaciones y privilegios. Ni en muchos casos sus propios jugadores.
El jugar fútbol es realmente maravilloso pero no se puede utilizar como droga que envenene los fanatismos exacerbados, ni que nos haga olvidar por completo los problemas de la sociedad, el fútbol es salud pero no dejemos que nos ciegue y nos combierta en marioneras de los grupos de poder que nos dicen que hay que hacer.
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