viernes, 30 de septiembre de 2022

Lo religioso en la campaña electoral presidencial de 2004

La campaña presidencial de 2004 en El Salvador estuvo marcada por una profunda polarización y controversia. La derecha planteó la contienda como un enfrentamiento ideológico entre el marxismo y el ateísmo, por un lado, y la libertad y el cristianismo, por el otro.

El candidato de ARENA fue Elías Antonio Saca, se enfocó en promover la continuidad de las políticas neoliberales implementadas en los gobiernos anteriores del partido. La estrategia de Saca estuvo basada en destacar su imagen como un hombre cercano al pueblo y en plantear propuestas centradas en el crecimiento económico, la atracción de inversión extranjera, cercano a Dios y el fortalecimiento de la seguridad ciudadana. Además, la campaña incluyó mensajes anticomunistas, relacionando al principal partido opositor, el FMLN, con los conflictos armados de la guerra civil (1980-1992) y con regímenes de izquierda en la región, como Cuba y Venezuela, y el supuesto ateismo de su contrincante.

Shafik Handal y la religion

La campaña presidencial de Schafik Hándal en 2004 estuvo marcada por una intensa confrontación entre política y religión, reflejando la profunda influencia de esta última en la sociedad salvadoreña. Como líder histórico del FMLN y figura emblemática de la izquierda, Hándal representaba una alternativa que cuestionaba las políticas neoliberales de ARENA y proponía un modelo basado en la justicia social. Sin embargo, su imagen fue objeto de una estrategia mediática que lo vinculaba con el ateísmo y con una narrativa de amenaza a los valores tradicionales, particularmente aquellos respaldados por la religión cristiana. La propaganda, promovida por los grandes medios controlados por las élites económicas afines a ARENA, destacaba elementos como el "quemabiblias" para asociarlo con una visión antirreligiosa, lo que resultó en una significativa inclinación del voto evangélico hacia el partido oficialista. Según datos del IUDOP, el 44.1% de los evangélicos votó por ARENA, mientras solo un 28.6% apoyó al FMLN, siendo determinante el temor infundido respecto al supuesto ateísmo de Hándal. Esta narrativa, unida a posturas conservadoras sobre temas como el aborto y la homosexualidad, reforzó la percepción de la derecha como defensora de los valores religiosos, consolidando su victoria en una sociedad profundamente influenciada por la fe.

Durante la campaña presidencial de 2004, Schafik Hándal intentó contrarrestar las acusaciones de ateísmo que surgieron como parte de la estrategia de desprestigio promovida por sus oponentes políticos. Consciente del impacto que tenían en una sociedad profundamente religiosa. Entre sus esfuerzos, asistió junto a su esposa a ceremonias religiosas, como la misa dominical, con fotografías en un intento por suavizar la percepción de su figura ante los sectores más conservadores. Además, buscó acercarse a líderes religiosos, intentando generar diálogos. Sin embargo, estas acciones no lograron contrarrestar por completo la narrativa impulsada por ARENA, que lo presentaba como un líder que no era religioso, consolidando así el temor en un electorado influenciado por discursos que apelaban al miedo y la defensa de la religión.


Lideres evangelicos que apoyaron a Shafik Handal

A pesar del predominio conservador, algunos pastores y congregaciones mostraron independencia frente al poder político predominante de la fecha. Entre estos estaba la Iglesia Elim, una congregación pentecostal con más de 120,000 miembros, considerada políticamente cercana al centro-izquierda. Su líder, el pastor Mario Vega, ha sido calificado como “rojo” por ciertos medios de comunicación debido a su postura crítica frente a temas de actualidad, lo que lo distancia de las iglesias vinculadas al poder. Vega, aclara que su postura no se basa en una afiliación política específica, sino en sus convicciones religiosas, que lo impulsan a denunciar las injusticias y abusos de poder. “Nunca he mencionado preferencias políticas en mis cultos, ni siquiera en conversaciones personales”, afirma. Ante la pregunta de si tiene una línea política definida, prefiere mantenerla en privado. Otros líderes religiosos lo consideran uno de los pastores más reflexivos.

En una posición similar se encuentra Carlos Rivas, del Tabernáculo de Avivamiento Internacional (TAI). Rivas recuerda que en 2004 fue invitado a participar en la gestación de Conapal para apoyar la candidatura de Saca, y llegó a reunirse con figuras de Arena como René Figueroa, Francisco Laínez y el propio Saca. Sin embargo, decidió apartarse al percibir que el propósito era manipular a la iglesia evangélica. “Me invitaron, pero cuando vi el panorama, supe que esto no era correcto”, relata. Rivas ha sido etiquetado de izquierda debido a su postura crítica, aunque insiste en que esa percepción surge de asociar automáticamente la crítica con una alineación política opuesta.

Por otro lado, William Chamagua, de Radio Cadena Mi Gente, sí expresa abiertamente su apoyo a la izquierda y, en particular, al FMLN. “El Frente es la única opción de cambio; en ese sentido, directa o indirectamente lo apoyo, por el beneficio del pueblo”, declara. Chamagua tuvo un cambio radical en su vida: pasó de ser inmigrante ilegal en Estados Unidos a soldado del ejército estadounidense, inmerso en propaganda anticomunista republicana. “Ronald Reagan era mi Commander in Chief (comandante general)”, recuerda, “sin saber las masacres que él estaba cometiendo contra el pueblo salvadoreño”. Durante su tiempo destacado en Alemania, Chamagua se convirtió en evangélico y, más tarde, en pastor con una visión política claramente inclinada hacia la izquierda.

Este apoyo al FMLN, unido a otros de representantes de la iglesia Luterana y Anglicana, así como el pastor William Chamagua. Esto generó crítica por parte del político de derecha Will Salgado: “Esas denominaciones, desde hace más de 25 años están comprometidos y han sido cómplices o encubridores de la subversión terrorista en El Salvador”.



Lideres evangelicos que lo criticaron abiertamente
En el FMLN hubo decisiones internas discutibles, pero también hubo causas externas, como la "campaña sucia" donde el tribunal electoral que apenas actuó, esto incluia el papel de los líderes evangélicos.  El 24 de enero 2004 el antes legislador y luego predicador cristiano Kirio Waldo Salgado denunció que en municipios de Chalatenango gobernados por el FMLN no se permite la libertad de culto. En una entrevista de la Telecorporación Salvadoreña, el también analista político indicó que en ese departamento se está “persiguiendo al evangelio” diciendo de forma textual: “No se permite que las iglesias cristianas compren inmuebles para construir iglesias; en Chalatenango y en algunos lugares del país donde el FMLN gobierna, esas libertades (religiosas) están conculcadas (holladas)”.

Elias Antonio Saca: defensor de los valores religiosos tradicionales

La campaña presidencial de 2004 en El Salvador marcó un punto crucial en la historia política del país, no solo por su polarización, sino también por el papel preponderante que desempeñó la religión en la campana electoral de Elías Antonio Saca, candidato de Arena.

Entre las frases que marcaron su campaña y resonaron en la memoria colectiva destacan: "Tengo las manos limpias", "Las mujeres ya no estarán solas", "A los malacates se les acabó la fiesta", "Dios bendiga la tierra cuscatleca", "Las únicas promesas son las que se cumplen" y "Lo social no es complemento de nada, es la base de todo". Estas expresiones encapsularon un mensaje de compromiso y cambio, aunque fueron vistas por algunos sectores como ejemplos de populismo punitivo.

Cabe destacar campaña de Saca fue notable por su énfasis en la seguridad, un tema prioritario para el país en ese momento, y que se convirtió en uno de los pilares de su mensaje político. Su estilo y enfoque lo posicionaron como un candidato cercano a la gente, buscando consolidar su imagen como un líder capaz de atender los problemas más urgentes de la nación. La religión, tanto de manera directa como indirecta, actuó como un catalizador para movilizar votantes y construir un discurso político alineado con los intereses de la derecha conservadora.

Según sus estatutos, ARENA se identificaba como un partido con inclinaciones confesionales católicas, y algunas figuras prominentes de la Iglesia Católica mostraron afinidad y respaldo hacia las propuestas de esta agrupación política de derecha. Estas acciones por parte de ciertos líderes religiosos fomentaron cierta conexión y aceptación del proyecto político de ARENA en algunos sectores religiosos del país.

A pesar de que la Iglesia Católica adoptó una posición oficial de neutralidad durante el período electoral, aunque se conocio que algunos líderes eclesiásticos, incluido el arzobispo de San Salvador, Monseñor Fernando Sáenz Lacalle, sostuvieron reuniones en varias ocasiones para abordar temas de interés compartido.



En el lado evangelico, alrededor de 50 denominaciones religiosas, como las Asambleas de Dios, Príncipes de Paz, Apóstoles y Profetas, y los Apostólicos, tenían estrechos vínculos con la derecha política. Estas congregaciones, aunque en su mayoría evitaban respaldar abiertamente a un partido político, compartían valores conservadores que las alineaban ideológicamente con Arena. El Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel, liderado por el pastor Edgard López Bertrand, conocido como "Toby", fue uno de los ejemplos más claros de apoyo directo. Con aproximadamente 740,000 seguidores, esta iglesia se posicionó como un aliado clave para la campaña de Saca.

Las Asambleas de Dios también jugaron un papel crucial. Aunque no declararon un apoyo explícito a Arena, permitieron que sus pastores se involucraran en organizaciones como la Comisión Nacional de Pastores y Líderes (Conapal), creada específicamente para respaldar a Saca. Conapal reunió a líderes religiosos como Mauricio Navas de la Iglesia El Camino, y su acción no fue vetada por la cúpula de la denominación, lo que facilitó su incidencia política.

Por otro lado, iglesias independientes como la Iglesia Kemuel, liderada por el pastor Juan Carlos Hasbún, amigo cercano de Saca, también se sumaron al respaldo. Hasbún, recién nombrado presidente de la Alianza Evangélica, aprovechó su posición para influir en la opinión de un gran sector de la feligresía evangélica, consolidando un apoyo masivo para el candidato de Arena. Elías Antonio Saca se proyectó como un hombre católico, conservador y defensor de los valores tradicionales, a menudo acompañado de su esposa, pero también mostró una postura abierta y receptiva hacia las iglesias evangélicas, fortaleciendo así su conexión con una amplia base religiosa en el país.

El Rol Indirecto de la Religión

Más allá de las acciones directas, la religión influyó indirectamente en la campaña de Saca a través de un discurso que explotó los valores conservadores y el miedo hacia el comunismo. La propaganda presentó a Schafik Hándal, candidato del FMLN, como un ateo que supuestamente amenazaba los principios cristianos fundamentales. Esta narrativa se reforzó mediante campañas mediáticas que vinculaban al comunismo con el ateísmo y lo oponían a la libertad y el cristianismo, mensajes especialmente efectivos entre la feligresía evangélica.

La asociación entre marxismo y ateísmo se utilizó como una herramienta poderosa para generar rechazo hacia Hándal. Campos pagados firmados por figuras vinculadas a Arena, como Rafael Menjívar, acusaron al candidato del FMLN de actos criminales, incluyendo secuestros. Aunque estas denuncias no fueron judicializadas, lograron instalar una percepción negativa que perjudicó gravemente la imagen del partido de izquierda.

Además, el conservadurismo religioso en temas como el aborto, la homosexualidad y la legalización de drogas consolidó el apoyo de la feligresía hacia Arena, cuyas posturas se alineaban con los valores tradicionales defendidos por las iglesias. Este contexto facilitó que el mensaje de Saca resonara entre los votantes, quienes veían al candidato como un defensor de los principios cristianos. La utilización del miedo y la satanización de la izquierda como amenaza sirvieron como una base más efectiva para el éxito de la campaña de Saca, en comparación con la falta de propuestas concretas.

Hector Silva: La tercera opcion que no cuaj'o

Héctor Silva, candidato de la coalición Centro Democrático Unido (CDU) y Partido Demócrata Cristiano (PDC), adoptó una postura moderada con respecto a la religión. Como representante de una alianza que incluía al PDC, un partido tradicionalmente asociado con valores cristianos, su discurso integraba principios religiosos, pero de manera menos prominente que Elías Antonio Saca. Silva enfocó su campaña en promover una política de reconciliación y búsqueda de alternativas a las posturas polarizadas de ARENA y el FMLN, lo que lo posicionó como un candidato más centrado, aunque con menor capacidad para movilizar el voto religioso masivo en comparación con Saca, quien supo capitalizar mejor este factor en el contexto electoral.

Se mostró acompañado de su esposa en algunos eventos de campaña, proyectando una imagen de estabilidad familiar y principios tradicionales. Aunque no hizo de la religión un eje central de su discurso como lo hizo Elías Antonio Saca, Silva se distanció claramente del ateísmo que se asociaba al FMLN y a su candidato Schafik Hándal. El rol de la religión en la campaña presidencial de Héctor Silva en 2004 fue moderado y estratégico, su uso de la religión como parte de la campaña fue discreto, y no logró convertirse en un factor determinante para captar el apoyo mayoritario del electorado salvadoreño.  La postura moderada de Silva y su enfoque en la reconciliación y el diálogo no resonaron lo suficiente en una sociedad polarizada, haciendo que la religión, aunque presente, no fuera un factor decisivo en su candidatura.

Conclusiones

Las elecciones presidenciales de 2004 en El Salvador reflejaron cómo la religión de manera directa e indirecta influenci'o las estrategias de campaña y en las decisiones del electorado, con resultados diferenciados para los tres principales candidatos: Elías Antonio Saca, Schafik Hándal y Héctor Silva.

Elías Antonio Saca, representando a ARENA, supo capitalizar de manera efectiva la influencia de la religión en un país profundamente conservador. Proyectándose como un católico tradicional y defensor de los valores religiosos, Saca consolidó su conexión con amplios sectores de la población, incluyendo tanto a católicos como a evangélicos. Su campaña utilizó la fe para reforzar su imagen de líder moral, sino también apelando al miedo frente a las propuestas más progresistas del FMLN, lo que resultó en una victoria contundente aprovechada por el arrastre electoral de Arena.

Por otro lado, Schafik Hándal, candidato del FMLN, enfrentó una fuerte campaña de desprestigio que lo vinculó con el ateísmo y el comunismo, un elemento que jugó en su contra. Aunque intentó contrarrestar esta narrativa asistiendo a ceremonias religiosas y acercándose a líderes de fe, estas acciones no lograron revertir el impacto de los ataques mediáticos que lo alejaron de un electorado religioso.

Finalmente, Héctor Silva, como candidato de la coalición CDU-PDC, adoptó una postura moderada . Aunque integró principios cristianos en su discurso, pero sin ser el centro del mismo, buscó proyectar una imagen de estabilidad, pero no logró movilizar el voto masivo de manera efectiva. Su estrategia de posicionarse como una opción conciliadora quedó opacada por las campañas más polarizadas de ARENA y el FMLN, haciendo que su candidatura no alcanzara el impacto necesario para competir por la presidencia.

Referencias

Artiga-González, Á. (2004). El Salvador. Maremoto electoral en 2004. Nueva Sociedad, 12-22. Recuperado de https://static.nuso.org/media/articles/downloads/3204_1.pdf

Cruz, M. (2004). Las elecciones presidenciales desde el comportamiento de la opinión pública. Estudios Centroamericanos (ECA), (665-666), 247-266. Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas", San Salvador.

López Bernal, C. (2007). Lecturas desde la derecha y la izquierda sobre el levantamiento de 1932: Implicaciones político-culturales. En E. Ching, C. G. López Bernal & V. Tilley (Eds.), Las masas, la matanza y el martinato en El Salvador (pp. xx-xx). San Salvador, El Salvador: UCA Editores.