Las elecciones presidenciales estadounidenses nos permitieron la excusa perfecta para explorar su cultura política y los cambios de dicho país a partir del fenómeno de Donald Trump, su "crisol de razas" no solo mezcla las culturas de diversos lugares del mundo, sino también a la hospitalidad con el racismo, a la inconformidad con el conservadurismo compone una sociedad sumamente heterogénea y que continúa cambiando.
Por un lado, los norteamericanos ha edificado un mito de supremacía en gran parte de la población blanca, protestante y con valores profundamente conservadores; este es fundamentado en gran medida en el excepcionalismo americano. Además, se complementa con el consumismo como la forma más codiciada de vivir no solo en Estados Unidos sino en el mundo (probablemente alimentado por la industria de Hollywood), el estilo muestra un modelo de blancos estadounidenses (siendo el grupo mayoritario en casi todos los Estados Unidos y que han enfrentado menor discriminación y los mayores beneficios) y que en muchos casos ven a los demás grupos étnicos como periféricos y como probables amenazas a dicha estructura de beneficios de los que gozan.
Este "típico americano" ha entendido (consciente o inconscientemente) que la política pública no se trata de los proyectos más justos, ni que beneficien a todos, ni siquiera a una mayoría, sino que busca defender intereses particulares para mantener o ganar privilegios. En dicho escenario apareció Donald Trump rompiendo las reglas de la cortesía, mostrándose: autoritario, racista, manipulador e incluso misógeno. El candidato republicano en sus discursos llenó las expectativas de millones quienes ahora se han vuelto sus seguidores, dichos adeptos se componen de grupos que predican la supremacía y fundamentalistas religiosos conservadores de los Estados Unidos (algunos que incluso creen con fe ciega e incondicional en su proyecto). Gozó también del apoyo de grupos marginados que no gozan de las dádivas del sistema, que incluso apoyan las propuestas de Trump aunque en el fondo les perjudiquen, ellos fueron atraídos por la propaganda que se acerca a las emociones y no a los hechos, aquella vendida como fácil de entender con soluciones prácticas y que tiene enemigos concretos, la gente no solo entiende lo que el candidato republicano quiere expresar sino que además les entretuvo con sus respuestas sencillas a problemas complejos, es decir, "agranda los combos" en mundo que la gente busca ofertas en los mercados donde no se quiere complicaciones.
Trump representó los valores postmodernos de cambio de opinión, es líquido, puede decir una cosa e inmediatamente después otra. Además, durante la campaña entretuvo como los de "reality shows", creó enemigos como en las historietas y se presenta a sí mismo un personaje. También siguió el consejo de Maquiavelo en el príncipe, ya que conquistó amigos, buscó vencer por la fuerza o por el fraude, se hizo amar y/o temer, a los que puedan perjudicarlo, se mostró severo y amable, buscó conservar la amistad de los poderosos de modo que lo favorecieran. Desafiando la prudencia lógica Trump resulta comparable a "El príncipe" de Maquiavelo. Todas estas características nos ayudan a contestar la pregunta ¿por qué fue elegido mayoritariamente por los republicanos? y sobre todo ¿por qué incluso resulta competitivo en la elección mostrándose con la posibilidad real de ganar la elección? Por tanto Trump no es un ajeno a la política sino su fiel reflejo, que no es solo un fenómeno americano es una manifestación alrededor del mundo (Brexit).
El papel de Trump quizás era más que ganar la elección (que de hecho lo hizo) sino consolidar una cultura política dispersa con referencia al autoritarismo, aquel intolerante a la diversidad pero sobretodo con miedo de perder sus privilegios. Aún no ganando la elección ahí estará el verdadero triunfo de la hegemonía, en la consolidación de la misma que compite con valores como los de Bernie Sanders (de crítica al sistema y cuyo adversario se encuentra identificado en Wall Street) quien también cuenta con un importante capital social, ya que en la era de la información se puede tener una cantidad de contenido que llena todos los gustos.