Los que se fueron recuerdan la situación de los que quedaron y también los lazos familiares que los unen, por lo que se solidarizan con ellos, enviando dinero y otro tipo de bienes, esto lo hacen en la medida de sus posibilidades.
La educación no está acorde con las necesidades y expectativas de los jóvenes y población en edad productiva, esto se suma a las pocas oportunidades de trabajo que existen. Por lo tanto el deseo a emigrar también nace de esa incertidumbre sobre el futuro, es decir, las posibilidades a superarse académicamente, tener un ingreso con el que pueda cubrir sus gastos y vivir dignamente en el país.
Es importante destacar que quienes se van en su mayoría son personas de pocos recursos económicos, y al emigrar, han potenciado el desarrollo de sus comunidades, aunque sea en alguna medida, es una sociedad reinventándose de abajo hacia arriba, ya que los organismos Internacionales con sus políticas no han sido capaces de lograrlo con gran cantidad de recursos económicos. Los migrantes logran lo que gobiernos y empresa privada no han sido capaces, por lo que hay muchas lecciones que aprender
Las remesas son enviadas con el fin de servir de ayuda a sus familias, sin embargo el flujo de remesas no ha parecido contribuir a crear mayores dinámicas de desarrollo en el ámbito local, y aunque no se puede negar que ayudan a disminuir la pobreza gracias a que aumenta el ingreso de las familias, los efectos se esfuman rápidamente porque la población usa el dinero en bienes de consumo que no generan dividendos.
Sin remesas el porcentaje de pobreza aumentaría en la comunidad y por ende también en el país, pero también se debe tener la capacidad y crear las condiciones para poder salir adelante sin las mismas .