sábado, 15 de octubre de 2011

La fuga de Cerebros en los países del tercermundo.

En la literatura especializada hay un intenso debate acerca de las implicaciones prácticas de la migración de mano de obra calificada. Para algunos, la economía de mercado supone la libre movilización del capital humano; otros consideran que la migración es desfavorable para los países en desarrollo, pues los priva de uno de sus recursos más valiosos y, sobre todo, escasos: población calificada y en edad productiva.


Tradicionalmente se ha visto la migración como la salida de seres humanos de bajo nivel educativo y escasa preparación, hacia países de destino que les ofrecen mayores oportunidades de empleo como mano de obra barata y no calificada.


Sin embargo, este no es el único tipo de migración que existe. La otra cara de la moneda es la migración de trabajadores con altos niveles educativos, por lo general denominada “fuga de cerebros” (brain drain en inglés). Un migrante calificado es aquel que posee al menos educación universitaria (Docquier y Marfouk, 2005). La fuga de capital humano calificado o fuga
de cerebros se refiere a la transferencia internacional de recursos humanos, en particular la migración de individuos con una educación relativamente alta, de países en desarrollo a países desarrollados (Docquier et al., 2007).


Entre quienes hacen hincapié en el impacto negativo de la fuga de cerebros,un argumento central es que este fenómeno reduce el nivel promedio de calificación de la población económicamente
activa en los países de origen, mientras que las naciones de destino obtienen los beneficios de un recurso humano calificado en cuya formación no tuvieron que invertir. Por el contrario, desde la óptica de los efectos positivos se menciona que la fuga de cerebros estimula la acumulación
de capital humano y el envío de remesas, así como el crecimiento económico y la transferencia tecnológica.

Además se señala que podría tener un impacto positivo en materia de gobernabilidad, al reducir
la corrupción y la discriminación étnica (para un resumen detallado de estas dos visiones véase Docquier, 2006 y Docquier y Marfouk, 2005). Hay quienes incluso hablan de brain circulation o brain exchange, es decir, circulación o intercambio de cerebros (Pellegrino, 2001). A nivel mundial, el número de inmigrantes calificados en los seis países de mayor recepción ha crecido un 6%, el doble del aumento en la tasa total de migrantes.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, los flujos hacia los países desarrollados representaron el 53% de la migración global en 1990 y el 60% en 2000 (Docquier y Marfouk, 2005). En el mismo período, el número de migrantes altamente calificados pasó de 12,4 a 20,4 millones, al tiempo que el de no calificados subió de 18,8 a 21,5 millones (Docquier, 2006). En
cuanto a los factores asociados a la fuga de cerebros, los expertos mencionan como elementos clave la inestabilidad política, el fraccionamiento interno en los países de origen, mejores oportunidades laborales y los vínculos coloniales (Docquier et al., 2007).


Una estimación reciente indica que Centroamérica es la segunda región del continente americano (superada solo por el Caribe) en la que se da una mayor de fuga de cerebros, con una proporción de migrantes calificados de alrededor del 20% (Docquier, 2006). Se considera que un factor determinante en esta situación es la proximidad o cercanía del Istmo con los países de destino, en particular los Estados Unidos. Para El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá cerca del 30% de su fuerza laboral con educación universitaria reside hoy en territorio estadounidense.


El porcentaje es menor en países de mayor ingreso en Latinoamérica, como Brasil, Argentina, Chile, Costa Rica, Uruguay y Venezuela, en los que la cifra ronda el 5% (Özden, 2005). Por otra parte, Nicaragua (19%), El Salvador (18%) y Honduras (15%) sobresalen entre las naciones con mayor fuga de personas altamente calificadas con edades superiores a 22 años (Docquier, 2006).


En algunos países de Europa del Este y Asia se han creado incentivos para traer de vuelta a los migrantes calificados. Diversos estudios de caso evidencian que el retorno de esta población ha tenido impactos positivos en la creación de nuevas empresas (McCormick y Wahba, 2001) y el desarrollo de sectores como la industria de alta tecnología en la India y China (Commander et al., 2004; Luo y Wang, 2002). Este tipo de iniciativas podría permitirle a Centroamérica recuperar
y beneficiarse del capital humano altamente calificado que en la actualidad vive fuera de la región.

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Informe Estado de la Región Centroamericana 2011 pag 116

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