viernes, 23 de mayo de 2014

Discurso de Toma de Posesión Armando Calderón Sol

1. Agradecimientos
En primer lugar, damos gracias a Dios todopoderoso por este privilegio de servir a nuestro querido pueblo. Recibimos con humildad este reto y le rogamos que nos ilumine en todas y cada una de nuestras acciones . Sabemos que no hay privilegio sin responsabilidad y por eso aceptamos la responsabilidad con plena conciencia del momento histórico de la nación y del mundo.
En forma especial, expresamos nuestra más sincera gratitud al noble pueblo salvadoreño, asegurándole que trabajaremos en su favor, día a día, a lo largo de toda nuestra gestión, y que no olvidaremos ni un sólo instante el principio de que el poder público emana del pueblo  y que los funcionarios del gobierno son sus delegados con las facultades que les señala la ley.
Con el más puro fervor patriótico damos nuestros profundos agradecimientos a todos los hombres, mujeres, y jóvenes que conforman Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). Hace cinco años ustedes forjaron el camino hacia el rescate nacional y hoy nos impulsan hacia la reconstrucción  integral del país, haciendo posible que vivamos este histórico momento. Una vez más le dijeron  a El Salvador presentes por la patria. Una patria que nos une a todos en la construcción de un futuro convivible y compartible, en paz, progreso y libertad.
Deseamos hacer un reconocimiento especial al presidente Alfredo Cristiani artífice de la paz. Su gestión pasará a las páginas de nuestra historia, y las presentes y futuras generaciones recibirán los beneficios de su extraordinario desempeño como gobernante.
Hoy recibo la banda presidencial que debo entregar en un día como hoy, dentro de cinco años, como símbolo de que la misión cumplida es sólo un relevo para seguir adelante en la construcción del destino nacional .
Agradecemos la presencia de los representantes de gobiernos y pueblos amigos. La consideramos una nueva expresión de apoyo al pueblo salvadoreño en este proceso de paz y fortalecimiento de la democracia con el que estamos fervorosamente comprometidos.
2. Principios y condiciones de gestión
Estamos construyendo un nuevo El Salvador: moderno, democrático y participativo. Esto demanda: legalidad, seguridad, honestidad, respeto humano, solidaridad y apertura.
Legalidad, nuestra gestión estará enmarcada por la Constitución y las leyes, a las que nos debemos todos por igual, gobernantes y gobernados. Nuestro objetivo es el pleno imperio de un Estado de derecho, que garantice la igualdad de todos los salvadoreños ante la ley haciendo que esta sea la regla de oro de la convivencia nacional, sin privilegios indebidos ni marginaciones injustas.
Seguridad, trabajaremos incansablemente en la consecución de condiciones que garanticen  el más alto grado posible de seguridad de las personas, dentro del marco de la ley y el pleno respeto de los derechos del individuo. La delincuencia, el tráfico de drogas, el secuestro, la extorsión y la violencia serán combatidos con todo nuestro empeño. En este sentido, daremos máxima prioridad al desarrollo de la nueva seguridad pública como garante de la paz interna y de la tranquilidad ciudadana.
Honestidad, nuestra gestión no tolerará corrupción de ninguna índole. Velaremos porque exista honestidad en las funciones públicas y que la integridad se manifieste en todos los servidores públicos, para que la transparencia en cada uno de nuestros actos sea la norma que guíe el trabajo de administración en su conjunto. Creemos en la fuerza irresistible del ejemplo y por eso, ante la faz de la nación nos comprometemos a una gestión pulcra y respetuosa de los asuntos públicos, para que la democracia siga ganando credibilidad.
Respeto humano. Velaremos por el fortalecimiento de una sociedad en armonía, donde el respeto a la dignidad de las personas sea la norma básica de convivencia entre todos los salvadoreños. No queremos más confrontación, ni mucho menos polarización. Trabajaremos por la colaboración entre todas las fuerzas políticas y sociales, para llevar adelante el gran proyecto nacional.
Solidaridad. Estamos muy claros en que esta sociedad debe funcionar como un todo integrado. Pero la integración social no sólo es un ideal hermoso, sino un desafío de superación que se relaciona directamente con las condiciones de vida de los seres humanos. En función de esa integración solidaria de los salvadoreños, trabajaremos sin descanso por elevar la calidad de la vida, sobre todo de los más necesitados , para que ningún salvadoreño quede fuera de la gran corriente del desarrollo.
Apertura. Consideramos fundamental fomentar el amplio desenvolvimiento de todas las corrientes de pensamiento. Las ideas sin el desafío de las ideas no maduran, limitando las posibilidades de encontrar mejores opciones en la búsqueda de soluciones a los problemas. La época de dogmas y fanatismos ha terminado. La racionalidad histórica se impone como imperativa de la realidad. Nuestro país es ejemplar en esta dinámica y haremos todo lo posible para que lo siga siendo.
Enfrentamos enormes desafíos en la reconstrucción de nuestra patria. El mayor esfuerzo debe emanar de nosotros mismos. Como nación estamos agradecidos del apoyo que recibimos durante el conflicto y en este período de cumplimiento de los acuerdos de paz. Solicitamos a la comunidad internacional mantener la cooperación para reconstruir integralmente nuestra nación, a fin de consolidar la paz que sirve de ejemplo al mundo.
A los hermanos centroamericanos, les enviamos nuestros más sinceros saludos. Los grandes cambios políticos que el mundo ha experimentado en los últimos años y el proceso de globalización económica, nos muestran la imperiosa necesidad de continuar trabajando arduamente como región, para integrar nuestros mercados y encontrar conjuntamente posiciones favorables hacia terceros países.
Durante los últimos años, gracias al trabajo y dedicación de los presidentes de la región, hemos logrado grandes avances hacia la integración centroamericana. Pero también reconocerlos que aún queda un largo camino por recorrer, por lo que desde ya nos comprometemos a trabajar con nuestros homólogos con toda nuestra mejor voluntad y energía dentro del mayor respeto y soberanía, a fin de contribuir al progreso de nuestros pueblos.
3. Nuestra visión del país
Nuestra gestión tendrá como claro objetivo: lograr la paz social. Para esto, debemos convertir a El Salvador en un país de oportunidades con movilidad social.
La falta de oportunidades de progreso causa pobreza y frustraciones. Acabamos de salir de un conflicto que en buena medida nació de la desesperanza por falta de oportunidades.
Una gran parte de nuestros  compatriotas vive en una condición de pobreza. Debemos romper con la fatalidad de que el que nace pobre esté condenado a morir pobre.
Daremos atención especial a la educación, salud, protección de la familia y el medio ambiente. Debemos trabajar para solucionar estos grandes problemas mediante la concurrencia de todos los salvadoreños.
Impulsaremos programas de apoyo para la promoción humana a fin de mejorar la calidad de vida. Invertiremos nuestros esfuerzos en la persona con el fin de lograr el desarrollo humano, social, económico y político, para que éste sea un verdadero desarrollo sostenible.
Esto demanda un cambio de actitud, un cambio de mentalidad, un cambio de enfoque para entrar con decisión en el camino de la modernidad que nos permitirá enfrentar con solidez los desafíos del nuevo milenio. Debemos exaltar lo mejor de los salvadoreños, nuestra creatividad y laboriosidad, porque ahí está nuestra riqueza.
Hemos logrado la paz, las armas se han silenciado, sin embargo, falta romper los recelos  y antagonismos estériles. Debemos reconstruir física, moral y espiritualmente nuestra nación para que juntos logremos la paz social, que será una nueva manera  de relacionarnos con armonía, respeto, seguridad y participación entre todos los salvadoreños.
La paz social debe nacer de nuestros hogares ser inculcada en nuestras escuelas y cultivada en los lugares de trabajo. Este es el mejor legado que les podemos dejar a nuestros hijos, que son el futuro por el que hoy trabajamos.
Prepararemos a nuestra juventud para enfrentar el reto del futuro, guiándolos por el camino productivo en todas las ramas del saber y del trabajo humano, para que los jóvenes salvadoreños vivan, estudien y trabajen con dignidad y alegría.
Como gobierno, impulsaremos reformas que conduzcan a obtener el mayor grado de eficiencia posible en nuestra gestión. Ahora que todas las corrientes de pensamiento político, poco a poco convergen hacia la economía social de mercado, la eficiencia para gobernar marcará la diferencia fundamental en la capacidad de satisfacer las aspiraciones del pueblo y mantener su respaldo.
Consecuentemente, vamos a realizar una profunda reforma en el sector público, que satisfaga las demandas de una sociedad libre, participativa y solidaria, que promueva el uso más efectivo de los recursos y mejore la calidad de los servicios. En este proceso buscaremos formas adecuadas para descentralizar y estimular la participación privada en los servicios del gobierno, en forma ordenada y gradual, de acuerdo a la capacidad de los gobiernos locales y el sector privado.
Vamos a ayudar a fortalecer la capacidad de las municipalidades para que asuman las responsabilidades que emanen de la descentralización de los servicios públicos y aumenten su capacidad de conocimiento de las aspiraciones de sus habitantes. Asimismo buscaremos mecanismos que permitan una mayor participación de las comunidades, para que se conviertan en los protagonistas principales en la solución de sus problemas y sean promotores de su propio desarrollo.
Así estaremos respetando su dignidad y terminando con el paternalismo estatal que inhibe la iniciativa de las personas.
4. Gestión política
En nuestra gestión de gobierno procuraremos profundizar el modelo democrático, a fin de crear sólidas bases que nos conduzcan a una armonía social estable y duradera.
Ahora que en nuestra sociedad todas las tendencias políticas tienen espacio y libertad para manifestarse, debemos defender el pluralismo ideológico frente a la confrontación sistemática, la imposición autoritaria, la prepotencia y la violencia política. Todos los partidos, las organizaciones sociales y el gobierno debemos mantener un diálogo abierto y sincero para rechazar,  y en la medida de lo posible, erradicar esas prácticas que generan pasiones desmedidas, odio, violencia, y que socaban la democracia y restan libertad al individuo.
En la asamblea legislativa están presentes todas las corrientes políticas del país. Nuestro trabajo como ejecutivo requiere de un amplio diálogo y apoyo para llevar adelante el plan de gobierno. Deseamos manifestarle a la oposición que vamos a mantener una comunicación abierta con la asamblea, para recibir sus opciones y encontrar los consensos básicos. Esperamos una oposición constructiva, para que juntos podamos encontrar las mejores opciones para nuestro pueblo.
Paralelamente, trabajaremos con las diferentes organizaciones de la sociedad civil, a fin de lograr alianzas en torno a nuestro plan de gobierno y encontrar soluciones a sus problemas específicos. El diálogo, la comunicación franca y el cumplimiento de los compromisos son requisitos fundamentales para generar confianza, progresar con decisión y gobernar interpretando las aspiraciones del pueblo.
Quiero referirme a una institución que, como parte integrante de la sociedad, ya inició todo un proceso de renovación para acomodarse a la nueva etapa de paz. Nuestra Fuerza Armada tiene una clara misión y el firme convencimiento del papel que le corresponde en el renovado escenario institucional de la república.
Con profunda satisfacción su comandante general saluda a la institución militar y le augura un futuro promisorio en el cumplimiento de sus deberes patrióticos, dentro de los marcos definidos por la Constitución.
Deseamos reiterar a todos los salvadoreños y a la comunidad internacional, ampliamente representada en esta ocasión, nuestra decisión de cumplir con los acuerdos de paz, porque ellos representan el compromiso no de un gobierno ni de un sector, sino de la nación entera. Tampoco podemos ignorar que esta es una condición necesaria en el camino sin retorno que nos lleva a la construcción de la paz social.
5. Área de Justicia
En el área de justicia se requieren profundos cambios y voluntad para realizarlos. Desde la presidencia, estamos preparados a realizar lo que nos corresponda y a colaborar con los otros órganos del Estado en lo que a ellos les compete, para que el sistema de justicia esté acorde con los requerimientos de una sociedad moderna y democrática. En este proceso debemos fortalecer el orden jurídico, a fin de asegurar que el poder esté sujeto al derecho y no haya nadie por encima de la ley.
No podemos hablar de justicia si no garantizamos el orden público, ni de orden público si no contamos con un cuerpo policial debidamente formado, equipado y desplegado a lo largo y ancho del país. Nuestro compromiso es hacer de la Policía Nacional Civil una institución que dé una verdadera y amplia protección a la población, con estricto apego a las leyes y que nos haga sentimos orgullosos de ella.
Debemos manifestar que procuraremos que exista un pleno respeto de los derechos humanos y con ello una auténtica libertad en la sociedad salvadoreña. Fomentaremos una cultura de paz y de respeto a estos derechos fundamentales del ser humano, desde la escuela y a través de los medios de comunicación, para que estos principios lleguen a ser parte de nuestras convicciones más íntimas.
6. Area social
Para nosotros, el Estado tiene el deber de crear condiciones  que den igualdad de oportunidades a todos los seres humanos, para que puedan lograr un mejor nivel de vida.
Atenderemos el problema de la pobreza integralmente, impulsando programas de promoción humana y facilitando a las personas más desposeídas su incorporación al trabajo productivo, para fomentar un auténtico bienestar.
Pero nuestra visión no es de corto plazo. Las verdaderas soluciones que atacan los problemas de la pobreza desde sus raíces, son de largo plazo, van más allá de un simple período de gobierno. Por lo tanto, nos comprometemos a trabajar desde el primer día a fin de crear las bases para un desarrollo integral permanente.
Pondremos énfasis en las políticas sectoriales de inversión en la persona, para emprender el camino que conduce al desarrollo humano. La educación y la salud son los dos factores principales para incrementar el capital humano, que a su vez es la mejor herramienta para la superación de la persona, su familia y, por ende, de todo el país.
La cobertura y calidad de la educación son factores de primera importancia. Debemos estimular la investigación y el desarrollo tecnológico, para poder competir en este mundo que se globaliza cada día más. No podemos quedarnos al margen del progreso. Vamos a promover una profunda reforma educacional, asignando mayores recursos, mejorando los programas educativos y capacitando a los maestros, a quienes expresamos nuestro respeto y admiración.
Nuestra meta como país, debe ser reducir al mínimo el analfabetismo y llegar con una educación de calidad hasta el último confín de nuestro territorio. Nuestra mayor riqueza son los hombres y  mujeres  que conformamos esta nación  y educarlos es invertir en nuestro futuro.
Las instituciones de educación superior y técnica tienen un gran desafío: crecer de acuerdo a las exigencias del nuevo El Salvador que estamos construyendo. Si ellas desean contribuir efectivamente al desarrollo integral del país, deberán competir con la excelencia, mejorar sustancialmente la calidad de su educación, ampliar su potencial de investigación y explorar nuevas ideas para reafirmar la libertad y la capacidad creadora del individuo.

Los servicios de salud también incrementan directamente el capital humano y estimulan el desarrollo de las personas. Si bien hemos avanzado en los últimos años, el sistema de salud aún es ineficiente para satisfacer las demandas, lo que crea frustración en nuestra población. En este campo, también haremos una profunda reforma, promoviendo patrones que muestren su capacidad de respuesta a   problemas de salud.

Como gobierno vamos a trabajar en la solución de estos problemas, dando énfasis a la salud primaria preventiva, buscando formas para descentralizar los servicios y lograr una mayor participación privada y de las comunidades mismas.

Cuando hablamos de salud en forma integral, también hablamos de medio ambiente, porque la mayor parte de las enfermedades que afectan a nuestras poblaciones más pobres son causadas por la contaminación de los suelos, los mantos acuíferos y el aire, así como por la degradación ambiental. Si no cuidamos nuestros recursos, estamos traicionando a las futuras generaciones condenándolas a un mundo de desolación a causa de nuestra indiferencia e incapacidad.

Nuestro gobierno mantendrá un papel más activo, porque en su papel subsidiario, le corresponde al Estado velar por la protección ambiental, legislando, educando e incentivando la ejecución de proyectos adecuados. Consecuentemente, vamos a generar políticas que logre una complementariedad entre el crecimiento y el medio ambiente, porque no puede haber un desarrollo sostenible si éste se logra a cosía del medio ambiente o de la extinción de nuestros recurso naturales.

Tampoco hay progreso social integral si no satisfacemos la demanda de viviendas dignas. Este es un problema de grandes proporciones, cuya solución demanda increíbles cantidades de recursos y mucho tiempo. Durante los últimos años hemos tenido un progreso alentador en este campo. Sin embargo, debemos ser más audaces y encontrar nuevas formas para solucionar los problemas habitacionales, para convenir a El Salvador en un país de propietarios.

Es fundamental reformar el sistema de seguridad social, que es ineficiente y de baja cobertura. Debemos mejorar el actual sistema que deja desprotegida casi al 80 por ciento de la población económicamente activa. Impulsaremos nuevas alternativas para ampliar la cobertura, estimulando la participación privada. Queremos evitar la angustia con la que la mayor parte de nuestros trabajadores enfrentan la vejez, al estar condenados a ser una carga para sus familias. Después de haber entregado su vida al trabajo y al progreso del país.

La juventud y los deportes  tienen que tener especial atención, ya que nuestros jóvenes de escasos recursos están expuestos a situaciones de alto riesgo social. Solo dándoles guía espiritual formación moral, capacitación, recreación y esparcimiento sano tendremos una juventud deportista, estudiosa, que junto a los programas de cultura facilitarán la formación integral de jóvenes salvadoreños.

Nuestra agenda social está orientada de una u otra forma a proteger a la familia salvadoreña porque en ella se aprenden las más bellas lecciones de la vida, como son amar a Dios, a tu patria y al prójimo .

Hoy muchas mujeres tienen la responsabilidad del hogar, sobre quienes recae el doble papel de madre y padre y cuyas familias viven en difíciles condiciones. Para ellas crearemos programas que les permitan mejorar su nivel de vida. Además protegeremos en forma especial a las mujeres, a los niños y a las personas de la tercera edad.

7. Área Económica
Durante el período de gobierno que concluye, se realizaron grandes reformas económicas y se lograron avances notables que han permitido un crecimiento importante durante los últimos años. Ahora, nuestro desafío es mantener altas tasas de crecimiento y transformarlas en desarrollo económico con equidad. Con este fin, nuestra política continuará manteniendo condiciones que aseguren estabilidad, para consolidar la confianza del sector privado productivo, que es el generador de riqueza agente primordial de la modernización y promotor del progreso.
Paralelamente vamos a fortalecer la libre competencia del mercado, en la cual el estado debe actuar como árbitro  a fin de evitar los abusos. En este campo, será indispensable la eliminación de distorsiones que aún subsisten para brindar protección tanto a los productores como a consumidores. Hablamos claramente de libertad y no libertinaje  y mucho menos privilegios  de ningún orden.

El progreso económico debe basarse en la eficiencia de la libre competencia pero sin perder de vista que en la economía debe manifestarse una función social, porque su razón de ser no es la acumulación de riqueza, sino la generación de riqueza, para mejorar el nivel y calidad de vida de todos los habitantes; es decir, debe ser el
vehículo para alcanzar el bien común.

Dentro del sistema social de mercado, vamos a estimular el ahorro doméstico e incentivar la inversión privada, tanto nacional como extranjera. En esta forma buscamos ampliar las fronteras productivas y nuestras fuentes generadoras de recursos y empleos permanentes, porque ahí están las oportunidades de progreso individual y nacional.

Pero no es posible hablar de mayor inversión privada sí el sector público no se transforma en un complemento del progreso. Por eso es urgente llevar a cabo una profunda reforma para alcanzar la eficiencia en este sector y en lo posible, eliminar el déficit fiscal, fuente primaria de la inflación. Debemos estar conscientes que los servicios de telecomunicaciones, energía, agua e infraestructura del Estado son ineficientes, representan una carga financiera para el sector público y limitan el desarrollo.

Lo anterior nos muestra la urgencia de establecer condiciones para que el sector privado asuma un papel de mayor preponderancia. Por ello, vamos a iniciar un proceso de privatización de muchos de los servicios públicos.

En este proceso, los trabajadores deben participar en forma activa c incorporarse en el capital accionario de las empresas. El desafío que tienen es convertirse en trabajadores inversionistas, donde con su capacidad y experiencia contribuyan y se beneficien directamente del progreso.

Si hablamos de desarrollo con equidad y de programas para reducir la pobreza, entonces debemos ver el crecimiento económico y la inversión privada como la  fuente primaria de generación de empleos. Esto es fundamental, porque el empleo dignifica a las personas y les permite progresar con el fruto de su propio esfuerzo.

Pero esto no es suficiente. También debemos buscar el incremento real de los ingresos de los trabajadores, lo cual no es posible realizar por decreto. Tenemos que capacitarles  y buscar nuevas tecnologías  para elevar la productividad laboral. Sólo así evitaremos presiones inflacionarias que anulan el valor de los aumentos salariales.

Entendemos que es necesaria  una armoniosa relación entre los trabajadores y los empresarios, por cuanto conforman un núcleo  inseparable generador de beneficios para el país.

El sector informal y la pequeña empresa generan gran parte del empleo. En nuestro gobierno, los programas de capacitación, dirigidos a estos sectores, tendrán una importancia especial, así como la canalización del crédito, en condiciones de mercado. Vamos a promover un esfuerzo conjunto, orientado a elevar la capacidad productiva y la eficiencia de estos sectores, para que sus bienes y servicios mejoren la calidad de sus productos y por ende de sus ingresos.

Similarmente, todos los sectores de la economia tienen el reto de la modernización y de los constantes cambios tecnológicos, si desean mantenerse en el mercado. Si bien la satisfacción de la demanda interna debe ser un objetivo importante, la conquista de nuevos mercados internacional es debe transformarse en el horizonte de cada empresario salvadoreño, porque ahí están las oportunidades para ampliar nuestras fronteras comerciales como país.

Uno de los sectores que demandan atención es la agricultura. Nuestro compromiso es de fomentar el cambio productivo, estimular el progreso tecnológico y la capacitación, así como garantizar el derecho de propiedad y la seguridad personal en el campo.

Para los campesinos del sector reformado, crearemos programas especiales para estimular su progreso personal y familiar. Vamos a establecer, conjuntamente, condiciones que los liberen de cualquier tipo de manipulación política, para que sean protagonistas de su desarrollo y logren la forma de propiedad según sus voluntades.

En la nueva era de El Salvador, el sector turismo está llamado a tener un papel preponderante, por ser un generador de recursos y empleos. Debemos preparamos para ofrecer lo mejor de nuestras riquezas naturales así como el calor humano que nos caracteriza.

Creernos interpretar a todos los salvadoreños si decimos que nuestro objetivo, como sociedad, está en alcanzar el desarrollo social y económico del país. Sin embargo, es fundamental reconocer que esto demanda grandes aportes principalmente de nosotros, los salvadoreños. Esto significa que todos debemos contribuir con el país, pagando los impuestos que nos corresponden.

A través de nuestra política fiscal, vamos a combatir con decisión la cultura de la evasión y el fraude tributario. Hasta que algún día podamos decir con satisfacción: yo exijo porque pago mis impuestos. Yo exijo porque contribuyo a hacer grande y próspero a mi país.

8. Conclusión
Al asumir el nuevo gobierno reafirmarnos que tenemos un sólo gran compromiso: con El Salvador, con su pueblo, para construir un futuro mejor. No desearnos levantar falsas expectativas, porque en el camino del progreso no hay milagro; sólo hay trabajo serio y coordinado, con dedicación, en equipo, tratando de interpretar los verdaderos sentimientos y aspiraciones del pueblo. Nuestro objetivo es ejecutar nuestro plan de gobierno para cumplir las promesas hechas en la campaña electoral. Lo haremos con el apoyo de todos, uniendo esfuerzos y voluntades.

Nuestro reto es lograr un mejor país para todos, con igualdad de oportunidades para progresar de acuerdo a nuestro esfuerzo y deseos de superación. En cada acción debemos tener presente que la solución de nuestros problemas debe nacer del esfuerzo de nosotros mismos, como colectividad y como nación, superando toda tentación de paternalismo estatal  y asegurando un trato digno dentro de la comunidad internacional.

Este día, nuestro país entra en otra etapa de la transición hacia la democracia definitivamente consolidada que nuestro pueblo viene construyendo desde 1982. Sabemos que el hecho de que ésta sea la primera transmisión presidencial de postguerra crea grandes expectativas y abre nuevos horizontes para el desarrollo nacional.
Queremos decirles que tenemos plena conciencia de que no sólo nos corresponde desempeñar una función, sino cumplir una misión. Esta misión es de índole moral, de contenido político, de responsabilidad histórica; y en esencia consiste en trabajar con la suficiente eficacia para que el pueblo compruebe, en su vida cotidiana, los beneficios de la democracia no sólo en el plano político, sino en las áreas económicas, sociales y culturales.

Prometemos a la nación y al mundo, no fallar en este trascendental empeño, en cuyo éxito está comprometido el futuro. Nuestra gestión será históricamente el último peldaño para alcanzar el nuevo milenio. Esto es lo simbólico del desafío que nos espera en pro de la paz, de la democracia y del desarrollo. Llegamos a la presidencia para seguir impulsando un proceso, pero conscientes de que nuestra tarea exigirá grandes dosis de creatividad e imaginación, así como de capacidad y pragmatismo. No nos atemoriza el reto, porque criamos seguros de contar con la comprensión y el respaldo del pueblo, que será el contralor y el juez de nuestro trabajo.

Para salir adelante en esta empresa eminentemente patriótica, invocamos la gracia y la inspiración de nuestro Señor, El Salvador del Mundo, para que ilumine nuestras decisiones y nos dé los medios y la fortaleza para convertirlas en realidades que sirvan al país y a todos y cada uno de los salvadoreños.

Que Dios nos guíe para hacer todos juntos un mejor El Salvador.

Sólo así vamos todos a vivir mejor.



Discurso de toma de posesión Francisco Flores

Al iniciar nuestra etapa de Gobierno Presidencial, cuando en los umbrales del siglo XXI abriga la Humanidad entera esperanzas nuevas de paz, de justicia y de solidaridad, somos especialmente conscientes de lo que significa y exige, después de las elecciones democráticas, la voluntad del pueblo salvadoreño, que hoy pone en nuestras manos el timón del Estado.
Pero no sería prudente esperar las ilusiones de esa mítica magia milenarista, que de modo singular suele reaparecer, milenio tras milenio y siglo después de siglo, renovando anhelos y aspiraciones legítimas quizás, pero rara vez cumplidas, de los seres humanos. Pero no es el tiempo lo que ha de configurar nuestra existencia, sino lo que nosotros, contando con el tiempo, forjemos de nuestra propia vida. Como ha ocurrido ya en otras naciones, nuestro Gobierno abrirá también el próximo siglo. Y en este momento histórico es obligado primeramente preguntarnos quiénes somos, para poder vislumbrar hacia dónde hemos de ir.
Somos un pueblo joven, y no sólo porque la gran mayoría de la población lo es, en efecto, sino porque la energía de nuestro proceso histórico actual tiene las características vitales de la juventud: optimismo, valentía y entusiasmo. Por eso tenemos la responsabilidad especialísima de dar a los jóvenes lo que ellos reclaman, anhelan y merecen: una educación integral, un ambiente de oportunidades y un espacio abierto a la realización personal.
Venimos del cercano y amargo sabor de la guerra, a la ruta esperanzada de la concordia, asentada sobre el firme cimiento de la voluntad democrática, con sus órganos respectivos: la Asamblea Legislativa, el Poder Judicial y el Ejecutivo. Las libertades de pensamiento y expresión parlamentaria, y la de su crítica y análisis en los medios de comunicación, son cotidiana garantía, refrendo y espejo de nuestra convivencia recíprocamente respetada.
Nuestro camino está marcado por la fuerza de la esperanza, por el entusiasmo de las nuevas generaciones y la sabiduría de nuestros mayores, cuya voz he percibido directamente aún en los lugares más apartados de nuestros pueblos y comunidades. Con esta preciosa reserva de juventud y de humana experiencia y con la visión actual de nuestras realidades nacionales, nos preguntamos cómo debe y podrá ser El Salvador del siglo XXI. He aquí nuestra preocupación de Estado moderno: ¿qué debemos hacer para acercarnos a ese reclamado país donde oportunidad no sea sinónimo de privilegio, donde trabajo sea inviolable derecho y garantía de prosperidad, donde cada esfuerzo individual se convierta en victoria colectiva?
Después de escuchar, durante nuestra gira preparatoria de la campaña electoral, a campesinos, empresarios, amas de casa, estudiantes, obreros de toda clase, trabajadoras de las fábricas, comprendimos que los sentimientos de todos ellos nos ofrecían la visión del país que todos queremos, las orientaciones fundamentales, ahora expresadas en nuestro programa de Gobierno. Nadie esperaba regalos ni prebendas. Todos querían ver en sus manos la dignidad del propio trabajo. Esta es la razón de LA NUEVA ALIANZA, acuñada inicialmente en el espíritu de nuestro partido ARENA, y hoy presentada ante todos los salvadoreños como Programa de Gobierno. 
Una alianza de este género brota no sólo de un compromiso de Gobierno, sino también de la voluntad y del esfuerzo de todos. Esta alianza se fundamenta en la necesidad de establecer un esfuerzo de Gobierno bajo la comprensión adecuada del modo de ser salvadoreño, nuestro verdadero manantial inagotable y no explorado de recursos y oportunidades. 
El compromiso de nuestra Administración surge como respuesta integradora a las perspectivas reales del crecimiento que todos los salvadoreños poseemos. Se refiere primeramente a la posibilidad de estimular el desarrollo del individuo y, a través de su persona, a la comunidad. La atención no prestada a los ciudadanos, en sus existencias reales, tantas veces sumergidas en la marginalidad, impiden siempre el pleno desarrollo colectivo.
Pero asumir este compromiso es también esclarecer que ninguna iniciativa gubernamental tendrá éxito si no es el resultado que nace en el individuo, y crece en la voluntad solidaria de todos. A esto llamamos responsabilidad compartida.
El sentido de esta responsabilidad vinculante se basa en el esfuerzo común, que permite considerar como propio el avance que obtiene mi compatriota, mi municipio y mi comunidad nacional.  Como escribiera nuestro humanista Alberto Masferrer:
"Lo hacemos todo entre todos". Es aquí donde radica nuestra verdadera identidad nacional. Pero debe aceptarse que el Estado, en cualquier país que pretenda desarrollo y dignidad social, no tiene ya función paternalista. En una democracia "el estado somos todos", desde el obrero hasta el mismo Presidente de la República. El Estado justo es aquel donde el hombre espera no sólo recibir lo que en su estimación se le debe, sino aquél en que cada uno ofrece a la comunidad lo mejor de su capacidad y rendimiento. Esto exige el respeto absoluto al esfuerzo individual.
El primero y más urgente requerimiento a nuestro gobierno consiste en promover el trabajo, y alentar a toda empresa y negocio a crear empleo como única alternativa contra la marginación y la pobreza. Sólo los puestos de labor permanente, dignamente remunerados, son fuerzas de perenne eficacia para exterminar la miseria y emprender los nuevos desafíos que el próximo siglo presenta. No es posible generar riqueza ahí donde nadie sabe cómo generarla, y esto nos obliga de modo especial a enfrentarnos al problema de la educación como garantía nacional de futuro.
Existe una relación directa y proporcional entre la educación de la persona, comenzando por la escuela elemental, y las oportunidades del desarrollo individual y colectivo. Pero no basta la igualdad de oportunidades, hay que darle oportunidad a la igualdad. Haremos cuanto nos sea posible para que toda educación sea de calidad, ya que ésta abre siempre nuevas dimensiones, no sólo como estructura social, sino como base económica insustituible. Debemos asumir desde hoy el reto de que algún día ni una sola niña o niño se queden sin el bien inaplazable de la escolaridad. La educación es el único medio universal capaz de generar ciudadanos más libres y honestos, y también único sistema de compensación de las desigualdades sociales. Y no podemos olvidar que la formación profesional y académica, seria y competente, será nuestro mejor instrumento emulador, tanto en los mercados locales como en el contexto competitivo de la presente economía global.
Reconocemos los avances de la Reforma Educativa, y a este proceso nos incorporamos enfrentando ahora por nuestra parte el reto de la calidad. Este reto consiste en la introducción segura de nuevas tecnologías, que abran a su vez perspectivas nuevas al proceso de enseñanza y aprendizaje. Queremos y vamos a mejorar el sistema de incentivos para el desempeño y función docente, así como fortalecer la participación de los padres de familia en la administración escolar. Sólo así puede El Salvador poner también en marcha su presencia en el panorama de las calidades propias de una nación moderna.
Vamos a iniciar la reforma del sector salud para la construcción de un sistema nacional eficiente y equitativo que permita el acceso a los servicios sanitarios de calidad. Este proceso de reforma requiere la voluntad expresa de trabajo junto con los médicos. Para ello crearemos un consejo rector de la Reforma de Salud, que estará compuesto por los actores principales de este sector.
Nuestra decisión es liberar la provisión de servicio a través de nuevos mecanismos de financiamiento, para que actores como municipios e iglesias puedan integrarse a un sistema nacional de salud.
El modelo de atención a la salud dará prioridad a las acciones de Prevención y Promoción de la Salud. Para que nuestra población goce de mejores servicios, estableceremos convenios de gestión para evaluar a los establecimientos de salud por sus resultados, incentivando a los trabajadores de la salud con un ambiente de mayor responsabilidad y flexibilidad en el manejo de los recursos.
Como es perfectamente conocido, clave fundamental de la salud es "ese más preciado bien", el agua. Se trata de lograr un manejo sostenido e íntegro de uno de nuestros recursos más importantes y vitales. Para ello es necesario contar con un marco legal e institucional, que norme los distintos usos del agua, a fin de que no nos falte este recurso en las actividades económicas y sociales que lo demandan.
Me comprometo a iniciar la descentralización racional y gradual de los sistemas de agua potable, de acuerdo a la capacidad local instalada.
Desde el Ejecutivo, tras las huellas de nuestros Gobiernos procedentes, crearemos un sistema de provisión de servicios públicos, cuya efectividad estará determinada por una clara política descentralizadora. Buscaremos siempre el protagonismo real y responsable de las administraciones locales, del potencial empresarial y la participación ciudadana. No queremos ser el Estado que concentra y dicta. Queremos un Estado que distribuye tareas y estimula acciones eficaces.
Buscaremos incrementar los espacios culturales autóctonos, deportivos y recreativos, pues queremos que nuestra juventud, dirija su natural entusiasmo hacia las actividades literarias, artísticas, lúdicas y recreativas. Es nuestra resuelta voluntad ayudarla a distanciamiento de vicios callejeros, de vagancia y conductas antisociales. Hemos de emprender el camino para ver nuestras ciudades y calles resplandecer con una juventud sana de cuerpo y espíritu. La promoción de la cultura, una de las manifestaciones más excelsas de la libertad individual y colectiva, está en nuestra mente y programa en favor de todas las artes manuales y las artes plásticas, para hacer oír y contemplar el tesoro de creatividad de nuestro pueblo.
La suma de todos los valores éticos y sociales del ser humano tienen su origen y fragua en la familia, y necesariamente a la familia estará consagrada la exigida atención y esfuerzo de nuestro Gobierno. Decidme qué clase de familia tenemos y podremos decir quiénes somos. Toda persona que forma su carácter y conciencia moral en el corazón de la armonía familiar, del mutuo amor y respeto, está más inclinada al servicio de los demás que aquella otra, que no ha tenido tamaña fortuna. En la mayoría de los casos es la sociedad civil espejo y retrato de nuestras familias.
No podemos esperar ciudadanos íntegros a partir de una familia que se debate en un entorno social peligroso, y que ve constantemente lesionados sus valores y su tranquilidad. Por esta razón tiene para nosotros rango prioritario la seguridad ciudadana.
Pondremos todo el peso de nuestro Gobierno para respaldar las iniciativas legales de los Organos Legislativo y Judicial, dirigidas a renovar un procedimiento de justicia pronta, efectiva, equitativa y transparente.
Para el equilibrio social, que levantaremos unidos, mi Gobierno fortalecerá a la Policía Nacional, considerando la integridad de sus componentes, orientando sus recursos y dinamizando estrategias hacia métodos más ágiles en la lucha diaria contra el crimen.
Sabemos cumplidamente que el fruto de cualquier esfuerzo humano y éxito material se pierde en una sociedad incapaz de defenderse a sí misma. A la violencia delincuencial acudiremos con toda la potencia del Derecho. Vamos a perseguir el crimen con todas nuestras energías, perfeccionando los actuales instrumentos de la seguridad policial.
Es indudable que las seguridades ciudadana y jurídica son requisitos indispensables para cimentar nuestro modelo económico. Gracias al esfuerzo continuado de los dos Gobiernos anteriores, mientras otros países pueden encontrarse en un entorno de inestabilidad, los salvadoreños hemos consolidado unos fundamentos macroeconómicos estables y disciplinados. A pesar de que vaivenes de la economía mundial han reducido nuestras perspectivas de crecimiento en el corto plazo el sistema económico robusto que heredamos nos permitirá enfrentar esta situación y volver en el futuro a índices de crecimiento mayor.
Es necesario también operar en un ambiente de mayor estabilidad y predictibilidad económica, y por ello debemos de exigir un análisis profundo de los instrumentos disponibles para garantizar un sistema monetario, que le otorgue más confianza a los salvadoreños y a los inversionistas extranjeros.
Sería impensable de nuestra parte introducir riesgos al régimen cambiario actual. Más aún: debemos eliminar la posibilidad de que un mandatario o Gobierno devalúe arbitrariamente la moneda. De ahí que debamos plasmar y fijar en el ancla segura de nuestras leyes el marco jurídico que imposibilite manipulaciones cambiarias en favor de grupos y de intereses especiales. De esta manera evitaremos que en el futuro se puedan dar devaluaciones arbitrarias, que serían el más cruel atropello contra el ahorro y el patrimonio de los salvadoreños.
Sabemos que ningún tipo de desarrollo es alcanzable sin una gestión gubernamental ajustada a las expectativas ciudadanas. Hemos de adoptar regulaciones que garanticen un sistema de finanzas públicas sano y comprometido con el país entero.
Estamos en la disposición de abrir las vías de prosperidad nacional, sin falsos optimismos. Esto significa no sólo proteger la iniciativa privada como garantía del desarrollo nacional, sino facilitar asimismo el crecimiento de aquellos sectores productivos que, a pesar de su importancia estratégica, todavía se encuentran debilitados.
La mayor parte de nuestra productividad se halla en la micro, pequeña y mediana empresa. Es urgencia nuestra su fortalecimiento, apoyándola a ser competitiva en un entorno de libertad. Esta libertad es el derecho de la gente a que se abra la economía hacia dentro. Y la libertad no sólo es de orden empresarial, sino social: que todo el mundo pueda compartir sin trabas ni lazos.
No es producto del azar que nuestro programa de Gobierno realce la reactivación del sector agropecuario como prioridad, pues su fortalecimiento nos hará impulsar la generación de nuevos empleos en las zonas más deprimidas de El Salvador.
Nuestros agricultores enfrentan dificultades que se pueden resumir en una sola palabra: rentabilidad. La caída de los precios de nuestros productos tradicionales en el mercado mundial nos demanda una agricultura más competitiva. Para lograrlo debemos integrar mucho esfuerzo productivo en las siguientes áreas: Infraestructura Física: en concreto, mejorar nuestra red de caminos rurales e incrementar nuestras áreas agrícolas bajo riego y el almacenamiento pos-cosecha de los productos agropecuarios. Asociatividad: los agricultores que operan asociados enfrentarán con mayor éxito las exigencias de los mercados, ya que uniendo fortalezas podrán aprovechar economías de escala en algunas faces del ciclo agropecuario. En la practica el trabajo asociativo no surge de manera espontánea, ni se consolida con facilidad. Por está razón el fortalecimiento de la asociatividad será el principal objetivo del extensionismo agrícola.
La mayor parte de los agricultores no ha conseguido hasta ahora el financiamiento exigido por el negocio agropecuario. Por ello reorientaremos el esfuerzo del Banco de Fomento Agropecuario hacia la atención del pequeño agricultor y comerciante. Y acompañaremos este esfuerzo con decidido programa de desarrollo de microcrédito rural.
La información oportuna sobre precios, tecnologías, productos y mercados permitirá al agricultor tomar mejores decisiones, que incrementarán la rentabilidad de sus actividades. De ahí que apoyaremos el desarrollo de la red de CENTROS DE INFORMACION y de la Bolsa de Productos Agropecuarios, para que la información, que estos provean, eleve la eficiencia de los mercados, y permita a los productores y comercializadores la justa recompensa por su inversión y trabajo. Así apoyaremos el esfuerzo de nuestros agricultores en su meta de convertirse en empresarios exitosos de nuestra agricultura.
Es radical ley democrática que el poder nunca debe solamente ejercerse. Ha de recibirse siempre con gratitud, mantenerse con responsabilidad, obligados a dar cuenta de toda acción de gobierno, y entregarse a ésta con dignidad y sin tacha. Aquí es indispensable que yo haga un reconocimiento público a la labor realizada hasta este día por el Presidente saliente, Doctor Armando Calderón Sol. A él y al ex Presidente Alfredo Cristiani, debemos un legado que prometemos cuidar y sostener incólume.
Pero sostener y cuidar nuestra ya firme Democracia es una responsabilidad compleja. El país, que en estas palabras deseamos para nuestro pueblo, no puede ser la obra sola de un partido o de un Gabinete. Pide la participación creativa de todas las fuerzas vivas de la nación: Asamblea Legislativa, Poder Judicial, Fuerza Armada, Iglesias, Universidades, Sindicatos, Gremiales, Organizaciones No Gubernamentales, y Comunidad Internacional. Llevemos a nuestro pueblo lo que en provecho suyo nos une. Y discutamos y disintamos en el modo mejor de hacerlo.
A nuestra oposición política, garantía de la Democracia, hacemos hoy una respetuosa apelación que para mí y mi propio Gabinete deseo.
El debate es estéril, si no edifica. La crítica, si no propone y garantiza propuesta mejor, es inútil. Este día hemos de comprometernos todos a dar a los salvadoreños un país mejor que aquel otro que legaron nuestros padres. Y sólo será posible si le damos siempre la mejor clase política, la constructora de la sociedad justa. Yo me comprometo con ustedes en esta ética política.
A los medios de comunicación nos dirigimos con la seguridad de que sigan ejerciendo su mediación entre el Gobierno y nuestro pueblo, con profesionalismo y veracidad, dedicación y respeto a nuestros comunes valores. Desde este día me comprometo, junto con mi Gobierno, a brindarles la apertura que el país necesita, con el propósito de facilitar su labor y responder a las demandas de la opinión pública.
A nuestras naciones hermanas del Istmo y a sus Jefes de Estado y autoridades, que aquí nos acompañan, les presentamos nuestro agradecido respeto y expresamos nuestro anhelo de que algún día no lejano seamos, en un concepto nuevo de cohesión y unidad, una fuerza y realidad política que merezca admiración e influencia en el concierto internacional de los pueblos.
Con todos los pueblos libres nos sentimos hoy, como lo ha sido en anteriores gobiernos, históricamente solidarios y a ellos ofrecemos nuestra voluntad de cooperación, para hacer de la tierra un espacio digno del hombre.
A los salvadoreños residentes en el extranjero les decimos que esta patria sigue siendo suya. En ella habrá siempre espacio para sus vidas, aspiraciones y proyectos. Estén seguros de que, en El Salvador del nuevo milenio, distancias y cercanías no responden ya a medidas espaciales, sino a las esperanzas de un destino común.
A los agentes económicos, financieros, empresariales, gremiales y sindicales les exhortamos a incorporarse con mayor decisión, si cabe, a nuestro común futuro de creación de riqueza y prosperidad.
A mi partido ARENA quiero en este momento solemne expresar mi gratitud profunda. A él debo mi desarrollo como actor político que empieza desde mi formación inicial hasta mi designación de candidato. Esta posibilidad que a mí de manera tan noble me ofreció mi Partido, es lo que caracteriza la fuerza y pujanza de ARENA con el futuro. "Hacer que los jóvenes encuentren en ARENA el cauce a sus legítimas aspiraciones de expresión política, será la garantía y relevancia de nuestro Instituto Político". Por estas razones me siento deudor a mi Partido y le declaro mi firme voluntad de trabajo dentro de los ideales de Paz, de Progreso y Libertad.
Mi mensaje brota como invitación a que seamos los protagonistas de nuestro propio futuro. La Patria que nos cobija no puede hacer nada sin nosotros. Invito al país entero a mirar hacia adelante, a que entienda nuestra realidad presente y a caminar unidos por nuevos senderos de transformación y progreso.
Depositamos nuestra fe en Dios, a quien pedimos sabiduría y la constancia necesaria para emprender la tarea que nos ha sido encomendada. 
Por vuestra voluntad democrática, estoy aquí para ser el Presidente de todos, de quienes votaron por nosotros y de cuantos creyeron legítimamente en otras opciones. Estoy al lado de todos, como primer trabajador, para recordar que la nación se construye con el esfuerzo común. Y que todo futuro mejor que el presente, se edifica con sudor y sacrificio. 
La Historia y nuestros hermanos futuros no nos juzgarán por lo que fuimos únicamente, nos juzgarán por cuanto hicimos también. No permitamos nos echen en cara lo que sin excusa dejamos de hacer.
No es con el triunfo exultante del victorioso que asumo hoy el timón del Estado, sino con la responsabilidad serena del que comprende que éste, de todos los sacrificios, es el más profundo. Por muchos años he sido ciudadano libre y me he sentido libre: libre para expresar mis ideas, libre para demostrar mis sentimientos, libre para ensanchar mis horizontes. Como Presidente tengo consciencia de que, en la Patria, seré el menos libre de todos sus hijos: esclavo siempre de mi palabra, cualquiera de mis acciones podrá tener significado nacional. Me debo a mi Patria en el sentido más absoluto. No es, entonces, una simple vestimenta de la que hoy me despojo, sino que tomo en mis manos el don más preciado de mi existencia, mi libertad, y la deposito hoy como ofrenda a los pies de mi País.  Por cinco años le dedicaré toda la fuerza de mi intelecto, mi coraje entero, mi sentido de justicia, y cargaré sobre mis hombros cualquier peso que la Patria quiera depositar en mis espaldas. 
Este es mi compromiso con ustedes.
Que Dios nos bendiga a todos. Muchas gracias.
1 DE JUNIO DE 1999.

Discurso de Toma de Posesión Alfredo Felix Cristiani

Este día, 1 de junio de 1989, asumimos la Presidencia de la República, por decisión y mandato expresos del pueblo salvadoreño, en cumplimiento de la respectiva norma constitucional.
Nuestra primera palabra deseamos que sea de gratitud y de cariño hacia nuestro noble y sufrido pueblo, al cual orgullosamente pertenecemos, y a cuyo estricto e indeclinable servicio dedicaremos cada una de nuestras horas, en los próximos cinco años.
Desde el fondo de nuestro corazón, donde palpita el más sincero sentimiento nacionalista, saludamos al gran Partido que, con su esfuerzo, con valentía y con su fe en el destino libre de la Patria, ha hecho posible que asumamos hoy la Presidencia para cumplir la misión del Rescate Nacional que  todo el pueblo espera y reclama, después de un largo período de angustia, inseguridad y grandes privaciones para todos los sectores especialmente los más necesitados.
Y desde luego, nos satisface la amplia representación de Gobiernos v pueblos amigos que nos acompañan en este histórico acto,  cuya presencia tan significativa agradeceremos en lo que vale, como una expresión de voluntad que tiene democrático de  colaborar generosamente con nuestro pueblo
Este nuevo Gobierno, al cual llegamos interpretando los anhelos, exigencias y aspiraciones del pueblo salvadoreño, estará permanentemente fundado en cuatro principios rectores: LA LIBERTAD, LA HONESTIDAD, LA LEGALIDAD Y LA SEGURIDAD.
LIBERTAD
Para que todos los salvadoreños  se organicen y participen en los diversos órdenes de la vida nacional, con el único límite de la ley, que debe ser flexible y progresista, pero acatada sin privilegios, excusas ni pretextos.
HONESTIDAD
Para que el flagela de la corrupción, que unto indigna a los salvadoreños, sea erradicado de la vida nacional, y los bienes y dineros de Pueblo se administren con la más absoluta probidad. En este punto, nuestro compromiso es claro e inalterable e invitamos al Pueblo a que nos ayude con su vigilancia, su crítica y su espíritu patriótico a establecer en nuestro país la honradez, como norma de Gobierno y como regla dé vida personal y social.

LEGALIDAD

Para que el Estado de Derecho, que tanto necesita nuestra Democracia Representativa, sirva de salvaguarda contra todo abuso y contra toda arbitrariedad.   Nosotros no queremos mandar, sino gobernar; no queremos imponer  nuestro particular  sentir, sino interpretar, en nuestros actos, la voluntad de la ley. La Constitución es, para nosotros, sagrada, y respetaremos y haremos respetar su letra t su espíritu, en beneficio de la estabilidad nacional.

SEGURIDAD:
Para que los salvadoreños podamos trabajar siquiera con un mínimo de confianza. Para lograr esto, aplicaremos la ley sin vacilaciones, pero con mesura, y sin ira ni arrebato. Nuestra responsabilidad es ser serenos y firmes en la adversidad que aún nos toca vivir; y tenemos la certeza de que el pueblo quiere un Gobierno de sensatez y de armonía, que le
vaya dando al país la seguridad que tanto necesita.

Con absoluto respeto y amplia promoción de estos principios, nuestra misión fundamental se enmarca en un término: RESCATE NACIONAL
Nuestra sociedad sufre una profunda crisis, que tiene antiguas raíces, pero que ha sido agudizada y utilizada por fuerzas internas y externas que buscan el exterminio de nuestra identidad democrática, para suplantarla por los falsos valores del totalitarismo. El valiente pueblo salvadoreño ha rechazado en sucesivas elecciones, la violencia disolvente, y ha clamado, con su voto , por la restauración de los valores que vienen caracterizando a la auténtica  salvadoreñidad desde los albores de la República, según el ejemplo luminoso de nuestros Próceres.
En  esa línea  de Rescate Nacional, tomaremos todas las medidas conducentes a la restauración de los valores espirituales de nuestra nacionalidad, entre los cuales hay una honda religiosidad  y un ancestral sentimiento solidario; asimismo, reforzaremos por medio de la educación y del ejemplo, el orgullo de ser salvadoreño; impulsaremos, con acciones concretas  el concepto de una Patria para todos; promoveremos -por Mandato Constitucional y por convicción humanística e ideológica la armonía social ; pondremos énfasis en que el pueblo confié en los beneficios reales de un progreso económico libre ; y dedicaremos todos los esfuerzos que sean necesarios , a la conquista de una paz permanente, que no excluya por nuestra parte a ninguno de los salvadoreños.

Aunque estos planteamientos son necesariamente generales en este momento, los plasmaremos de inmediato en acciones gubernamentales de proyección nacional; pues queremos demostrar, desde el primer día de nuestra gestión, que en nuestro Gobierno los hechos tendrán mucho más valor que las simples palabras que los anuncien.

Esto nos hace estar  muy conscientes de los grandes e históricos retos que nos tocará enfrentar, desde este mismo instante.   Consideramos, que esos desafíos fundamentales son los siguientes:

I) LA BÚSQUEDA DE UNA SOLUCIÓN AL CONFLICTO ARMADO.

Nadie en su sano juicio puede querer que esta guerra fratricida e injusta se prolongue.  Nosotros, como Partido, y  hoy como Gobierno ,  hemos  venido participando sin vacilaciones  en el proceso democrático precisamente para alcanzar la paz en nuestro país. Comprendemos que hay profundos problemas sociales y económicos de larga data, que hay que atacar con sinceridad y con realismo; pero también comprendemos que esta mita fue desatada por las fuerzas totalitarias marxista- leninistas, para tomar el poder aprovechándose de esos  problemas.

Los marxistas quieren hacer creer que sus soluciones son las únicas capaces de superar la pobreza y la marginalidad de nuestros pueblos. La historia está demostrando todo lo contrario: ellos lo que hacen es disfrazar la miseria con su colectivismo totalitario e impedir el progreso con una parálisis  completa de todas las energías individuales de la sociedad.

La guerra marxista en El Salvador no tiene futuro. Tenemos la obligación histórica de terminar con esa guerra, y lo haremos por los medios que la misma democracia provee.

La Constitución le ordena al Presidente de la República procurar la armonía social en el país. Cumpliremos escrupulosamente ese  mandato, buscando entendimientos legales y políticos con todos los sectores. El FMLN es uno de esos sectores, y buscaremos de inmediato entrar en contacto con ellos, no para plantearles propuestas a fin de que ellos hagan contra-propuestas, y continuar un juego sin fin, que sólo sirve de ejercicio propagandístico.

Estamos dispuestos a trabajar, desde el primer día de nuestro  Gobierno, en la búsqueda de la Paz, cuidando de no  vulnerar de ninguna  manera el marco Constitucional, y conforme a los lineamientos siguientes:
Analizar los mecanismos prácticos que puedan ser los más factibles para impulsar un diálogo permanente, serio y reservado entre el sector democrático y el FMLN: es decir, principiar, como es lo lógico, por el aspecto funcional, que tendrán que ser acordado debidamente por ambas partes.

Constituir una Comisión de Dialogo, por parte nuestra con personalidades democráticas de amplio reconocimiento  nacional y que inspiren plena confianza por su honorabilidad y capacidad, las cuales desempeñarán una función eminentemente patriótica. Esta Comisión entrará en contacto con las personas que designe el FMLN, a fin de que se constituya un organismo de trabajo que estudie, según el programa previamente acordado por ambas partes, los puntos necesarios para lograr la incorporación de todas las fuerzas del país a la vida pacífica y a los mecanismos de la democracia representativa.

3   Señalar, como uno de los principios fundamentales, que una vez iniciado el Diálogo, según la calendarización convenida, no se suspenderá unilateralmente  por  ningún motivo, hasta poder presentar a los organismos de más alta decisión política un planteamiento de solución global del conflicto.
    Realizar, por parte del Gobierno, todas las etapas de este proceso en constante consulta  con las fuerzas políticas legalmente establecidas.

5    Proponer desde ya, que, que para la mayor libertad de Diálogo así, como los acuerdos del mecanismo previo, el trabajo entre las partes, al menos  durante un tiempo prudencial, se realice fuera de El Salvador de ser posible en países hermanos de Centro América.


No estamos pidiendo la redición de nadie, pero tampoco podemos aceptar que la armonía social se base en la violación de la Ley. Nosotros hemos jurado cumplir la Constitución y las Leyes de la República, y eso haremos. El Diálogo con todos los sectores debe hacerse dentro del marco de la Ley, y el que tengamos con el FMLN no tiene por qué ser una excepción.

 Nosotros, en este momento, al asumir la dignidad de la  más alta magistratura de la Nación, no somos enemigos de nadie: ofrecemos a todos nuestra buena voluntad, para hallar soluciones que beneficien al pueblo, que es ante quien respondemos; y estamos dispuestos a actuar en función del futuro, porque las tareas que nos esperan después de esta etapa de violencia serán enormes, y en ellas la responsabilidad tiene que ser compartida por todos.

Esta buena voluntad, que es sincera, no  debe ser confundida con la debilidad. Nosotros somos fuertes porque tenemos principios firmes, que no han cambiado ni cambiarán en lo fundamental.   Tenemos la fuerza de los que luchan por la libertad, dentro de la democracia; y somos fuertes también porque cumplimos y haremos cumplir el imperio de la Ley. Nuestro pueblo necesita seguridad y se la daremos, aplicando la Ley, no simplemente la fuerza.   Pero no vacilaremos en ser legalmente enérgicos ante el desorden, la destrucción y la anarquía, que tanto han flagelado a nuestro pueblo.

El proceso del Diálogo, sobre todo con el FMLN, no será fácil ni sencillo, pero estamos dispuestos a iniciarlo de inmediato. Nuestro pueblo y el mundo serán testigos de nuestro proceder, que responde al ideario de nuestro Partido y a nuestras inconmovibles convicciones democráticas y libertarias.

II)  LA LIBERALIZACION PROGRESIVA" DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA.

Nuestro país se debate en una profunda crisis económica, que nos ha llevado a niveles de pobreza extrema nunca antes conocidos en el país.   El llamado "Movimiento Revolucionario", al desatar su violencia contra el sistema de libertades   democráticas, incipiente en nuestro  país, ataca hoy principalmente la economía. Más que una guerra militar, lo que estamos padeciendo hoy los salvadoreños es  una guerra terrorista contra la economía y contra el pueblo y a eso se ha unido, desde fines de 1979, el reformismo de los llamados "cambios estructurales", que con el pretexto de arrebatarle banderas a la subversión, ha desquiciado en la práctica el aparato productivo nacional, propiciando el desorden, la corrupción y la miseria.

Nuestro Gobierno tiene la responsabilidad de enfrentar  de inmediato el reto de estabilizar y reajustar nuestra economía. En esto, actuáremos con absoluta seriedad, sin demagogia ni improvisación.
Estructuraremos un plan concreto de todos los órdenes de la actividad gubernamental, especialmente en el económico, para que todos los agentes productivos sepan a qué atenerse, y puedan empezar a trabajar con la mayor claridad y seguridad posible

Buscamos  propiciar, en este campo, un gran acuerde histórico entre los sectores fundamentales que intervienen en la productividad económica: los trabajadores y los empresarios, como fuerzas directamente productivas, y el Gobierno como regulador de las normas indispensables para que la economía funcione, reduciendo el papel del Estado a lo estrictamente necesario, bajo el principio de subsidiariedad, para que se garantice la armonía y el, desarrollo social.   

No queremos que el Estado sea un aparato hipertrofiado y, por consecuencia, ineficiente. Lo que pretendemos es un Estado que estimule y racionalice el movimiento libre de las fuerzas económicas y sociales, para hacer realidad el principio contenido en el Artículo Primero de nuestra Constitución', en el que se establece que "El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado".

Actualmente tenemos un esquema económico arbitrario y politizado, y por consiguiente proclive a la corrupción y al desorden. Vamos a corregir sustancialmente ese rumbo, que nos empobrece y nos hace cada día más dependientes de la ayuda exterior. Nuestra política económica será de progresiva liberalización para que el aparato productivo funcione y pueda generarse empleo, ahorro e inversión.  Liberalizaremos el comercio exterior, porque no hay ninguna justificación para mantener elefantes blancos, que sólo han servido para distorsionar la comercialización internacional de nuestros principales productos básicos de exportación, que son fuentes de riqueza segura con que contamos.

Promoveremos una banca competitiva en la que los sectores productivos vuelvan a tener un rol protagónico .Actuaremos con prudencia pero con firmeza en esta área y nos comprometemos a erradicar la politización del crédito y la desviación abusiva del ahorro del pueblo hacia las necesidades creadas, en el sector público, por proyectos equivocados y burocracias inútiles.  No permitiremos más que sea el dinero del pueblo el que subsidie un reformismo gravoso y estéril.

Vamos a desregular la economía. Si queremos fomentar la inversión e incrementar la productividad, debemos eliminar trabas y requisitos burocráticos que son fuente de corrupción. Y, en la puesta en marcha de este proceso no esperaremos ni un solo día. Queremos dejar muy en claro que al generar mayores libertades y terminar, con las arbitrariedades, también debemos olvidarnos de los subsidios y prebendas, pues los únicos
privilegiados en nuestro Gobierno serán los más pobres de los pobres.

Comprendemos a cabalidad  que  nuestra economía  está muy cerrada, hacia el interior y hacia el exterior.

Iniciaremos un programa de apertura, que propicie la competitividad interna y que fomente las exportaciones en general y en especial las no tradicionales, que serán ambas nuestra salvación en el futuro.

Sabemos que en esta apertura, habrá que hacer sacrificios. Instamos al esforzado y eficiente sector productivo a redoblar su capacidad de sacrificio, en razón de que tendrá toda la comprensión y el apoyo del Gobierno, para que todos Juntos trabajemos solidariamente en beneficio de El Salvador, y puesta nuestra conciencia patriótica en el destino de los más pobres, de los más necesitados, de los marginados, de los desplazados, de los indigentes.

La meta primordial de estos cinco años que se inician hoy ha de ser: erradicar, en lo posible, la extrema pobreza, y establecer las bases sólidas y pacíficas de una sociedad donde todos tengamos oportunidades de prosperar y de realizarnos como seres humanos. Esto sólo puede lograrse dentro de un concepto y un tratamiento globales no sólo de la economía sino de la realidad nacional en general.   Para eso, las reglas del juego, en lo económico y en lo social, deben ser muy claras, y aplicarse  estrictamente, sin corrupción y sin privilegios.

La gradualidad y la disciplina son entonces indispensables. No estamos ofreciendo milagros, sino trabajo serio. No vamos a emplear jamás la represión, pero no permitiremos la anarquía. Queremos que nuestro laborioso e inteligente pueblo entienda bien nuestro mensaje: estamos dispuestos a trabajar ordenadamente
para que los principios libertarios demuestren que producen beneficios materiales para todos; y para que los ideales de la libertad se plasmen en políticas de Gobierno que sirvan de ejemplo a toda la sociedad. Esto no se completará en cinco años, pero el proceso de rectificación, estabilización y reactivación tiene que comenzar hoy mismo.

III)  LA  EFECTIVIDAD   DE  LA REFORMA AGRARIA

Nosotros hemos llegado al poder por el voto de grandes sectores de nuestra población. Somos un Partido con una organización política inmensa, que tiene su raíz, su base y su razón de ser en el pueblo.

Hoy, como Gobierno, nuestro compromiso se vuelve plenamente nacional. En ningún momento ni por ningún motivo podríamos olvidar al sector más amplio y necesitado de! país: los nobles y sufridos campesinos,
principales víctimas de la violencia terrorista.

En cuanto a la Reforma Agraria, desmentimos una vez más, categóricamente, que queremos dar marcha atrás. Por el contrario, lo que queremos es impulsarla decididamente hacia adelante permitiendo que el campesino del sector reformado elija la forma de propiedad que más le convenga, dentro del gran marco de libertades en el que se encuadrará toda la política de nuestro Gobierno.

Vamos a superar la demagogia del paternalismo estatizante, y vamos a hacer que los campesinos, organizados o no, asuman, con nuestra ayuda, la responsabilidad libre de su propio destino. Queremos que nuestro agro vuelva a producir.  Sabemos que la violencia está allí, pero estamos seguros de que con una organización eficiente, créditos oportunos, soluciones  realistas y consecuentes al gravísimo problema de la deuda agraria y el apoyo técnico adecuado y accesible, saldremos adelante.


En el campo debe imperar también la armonía social, Trabajáremos para que lo que hoy se llama "Sector Reformado" y "Sector Tradicional" se superen sin antagonismos artificiales. Les daremos estímulos a los empresarios agrícolas, cualquiera que sea su configuración legal.

Y también  en esta área fundamental de nuestro aparato productivo pondremos especial  interés en los más necesitados; para ir superando todas las dramáticas y dolorosas carencias que ahora padecen.


IV)  LA PROMOCIÓN SOCIAL INTEGRAL: ALIMENTACIÓN, SALUD, EDUCACIÓN, CULTURA.


Nuestra concepción del Rescate Nacional se fundamenta en un ideal humanista que tiene a la persona como centro de toda la actividad colectiva, tanto pública Como privada, y el ser humano salvadoreño, inmerso en la crisis y en la violencia, víctima de la agresión marxista y del reformismo empobrecedor, requiere hoy atención especialísima, que le de satisfacción básica sus necesidades materiales y también sólidos asideros morales y espirituales.

El tratamiento que le daremos al gran problema social del país será global. No concebimos educación sin salud, salud sin alimentación, alimentación sin empleo, empleo sin seguridad. El reto es enorme, y le corresponde a toda una generación. Nosotros tendremos por hoy cinco años de lucha permanente contra los flagelos sociales que agobian a nuestra población.

Propiciaremos un Programa Nacional de Emergencia que genere "empleo productivo y complemente la dieta familiar y programas estratégicos que fortalezcan el desarrollo del niño, promuevan el desarrollo integral
de la mujer y propicien un desarrollo comunal solidario. Además, haremos todos los esfuerzos necesarios para que los servicios de salud mejoren y se universalicen. Estudiaremos a fondo la concepción actual y el funcionamiento del seguro social, para adecuarlo  la realidad presente y a las expectativas del futuro.

Nuestra mayor riqueza, se  dice a diario, es nuestro pueblo.  No podemos ni siquiera visualizar el futuro con un pueblo desnutrido y enfermo.   La creatividad y laboriosidad del pueblo salvadoreño son virtudes que han soportado todas las adversidades; pero ya es hora de que la sociedad entera organice los alicientes y estímulos para que este noble y querido pueblo no tenga simplemente que sobrevivir. Lo que queremos, lo que anhelamos, lo que nos proponemos es que nuestro pueblo viva, con la dignidad que merece.


En la educación, propiciaremos un análisis profundo y serio de" la misma, para remediar el estado desastroso en que se halla. Veinte años después de la reforma educativa el sistema completo tiene que ser repensado y
reestructurado. Trabajaremos con el Magisterio, jamás contra el Magisterio, nuestro propósito es superar todo este periodo de confrontación estéril, que sólo ha servido para que los Maestros se sientan marginados y para que la educación se deteriore. Dentro del marco de la Ley y del respeto ciudadano, les pedimos desde ya a todos los Maestros del país que nos ayuden en esta tarea de salvación intelectual y moral de la Patria.

No estamos contra sus luchas gremiales legítimas, pero sí queremos respetuosamente recordarles que, al mismo tiempo que trabajadores, son apóstoles de una cruzada permanente para llevar la luz del conocimiento a las mentes y a las almas de los niños y de los jóvenes. Sin el concurso de los Padres de Familia y de los Maestros poco podríamos hacer. Invitamos por eso, con toda sinceridad, a un gran esfuerzo común, que nos permita salir de esta etapa de dogmatismo,  de odio y de angustia que el país entero ya no soporta. Y que juntos empecemos a sembrar semillas de concordia y de tolerancia en las mentes infantiles, para que nunca se reproduzca el fenómeno terrible de la guerra en 'nuestro suelo.

Todo esto tendrá que ir plasmado en una nueva cultura, muy arraigada en lo nuestro, pero también muy conectaba con el pensamiento universal actual, sin olvidar nuestras raíces. Esas raíces alimentan nuestra nacionalidad nuestra salvadoreñidad, cuya identificación cada día más clara es la clave de nuestro destino como Nación.

V) EL LOGRO DE UNA JUSTICIA CADA VEZ MÁS EFICAZ Y DE UN REPETO CADA VEZ MAS PLENO DE LOS DERECHOS HUMANOS.

En este campo el empeño del nuevo Gobierno será total e inequívoco. Estamos en contra de toda forma de opresión, injusticia e irrespeto a la persona humana Nuestra Ideario Nacionalista tiene proyección humanística, y nos impulsa a desarrollar todas las política proyectos, planes y programas que preserven y amplifiquen los Derechos Humanos, haciendo énfasis también   en que el hombre que aspira a vivir en una sociedad civilizada tiene deberes que debe cumplir, en beneficio propio y de sus semejantes.

Queremos terminar con la violencia terrorista precisamente porque nos estamos destruyendo, como personas como sociedad.   Y vamos a hacer todo lo humana y políticamente posible para terminarla, de modo que salgarnos de ella "por la vía clara y legítima de la legalidad   hacia un esquema de vida en que los principios
irrenunciables de la democracia representativa y el progreso social estén firmemente garantizados.

Trabajaremos en la defensa de los Derechos Humanos, por convicción moral, por imperativo político y por responsabilidad patriótica. Seremos los primeros vigilantes de que  el respeto a los Derechos Humanos se vuelva una norma de  convivencia en nuestra sociedad.  Le pedimos a los Partidos Políticos, a las instituciones  humanitarias, a las  Iglesias y al pueblo en general que   colaboren estrechamente con nosotros para  corregir cualquier práctica que propicie la violación de los Derechos Humanos; y como parte de este empeño, daremos todo nuestro apoyo al mejoramiento, agilización, limpieza y prontitud en la administración de justicia en el país.

El 20 de marzo pasado dijimos que habíamos ganado sin derrotar a nadie, y ahora reiteramos que no consideramos a nadie como enemigo, cualquiera que sea su pensamiento o su opción política; pero sí combatiremos con energía y sin cuartel la corrupción, la violencia, la impunidad y el desorden; porque el pueblo ya no resiste más esas lacras, y nos ha dado un mandato inequívoco de acabar con ellas.


Para la consecución de todos esos objetivos nacionales nuestro Gobierno hará uso de instrumentos políticos, que aseguren la efectiva participación de todos en el gran proyecto del Rescate Patriótico. Esos instrumentos serán:


A)   EL PERMANENTE DIALOGO INTERPARTIDARIO

Nosotros no queremos gobernar solos. Asumimos plenamente la responsabilidad de las decisiones del Gobierno, pero haremos todo lo posible porque esas decisiones se basen en la ponderación de opiniones de todos los sectores. Invitamos a los Partidos Políticos a configurar un mecanismo de consulta donde las voces de todos  sean realmente escuchadas y tengan su peso. No buscamos un auditorio, sino un convivio, en el que todos merezcan respeto y atención.

Los Partidos Políticos, son según la Constitución, el único instrumente para el ejercicio de la representación del pueblo dentro del Gobierno. Nosotros, en nuestra gestión, tenemos el propósito firme de darle amplia vigencia práctica a  ese principio constitucional.

B)   LA PROMOCIÓN DEL PLURALISMO IDEOLÓGICO

Una sociedad moderna civilizada, y eficiente, como la que estamos configurando democráticamente en El Salvador, no puede ser cerrada. El ideal que hemos venido sosteniendo como Partido desde nuestro nacimiento en 1981, y que hoy impulsaremos desde el Gobierno, es que todas las corrientes ideológicas compitan libremente para ganar la libertad del pueblo por la única vía válida: la del voto.

Nosotros estamos empeñados en que los salvadoreños resolvamos nuestras diferencias, por profundas que sean, en el campo de las ideas y de la lucha política. Queremos inculcar en la juventud la convicción de que
hay que superar, en ¡as mentes y en los actos, todo tipo de violencia.   Haremos cumplir la ley frente a los que persistan en el crimen, en el terrorismo y en la destrucción; pero al mismo tiempo multiplicaremos esfuerzos para que todos se incorporen a la vida democrática, y que sea el pueblo el que vaya escogiendo libremente su camino, según las opciones que se le presenten.

C)   LA CONSTANTE COMUNICACIÓN CON TODOS LOS SECTORES NACIONALES, PARA GENERAR  UNA VERDADERA PARTICIPACIÓN EN LAS DECISIONES DEL GOBIERNO


Hacemos especialmente un llamado a los empresarios y a los trabajadores para que busquen entendimientos cada vez más estables y justos, para superar la crisis en que estamos sumergidos. Superemos el dogma destructivo de la lucha  de clases y luchemos por una sociedad donde impere un mínimo de armonía, sin que nadie tenga que renunciar a sus legítimas  aspiraciones y demandas. Lo que pedimos es racionalidad y patriotismo para que nuestro sufrido pueblo supere esta tremenda prueba histórica, y entre lo más pronto posible a una era de paz  y de progreso, por la vía de la libertad.

La apertura que nos proponemos poner en práctica estará siempre dentro de! marco estricto de la ley. El país entero reclama que la autoridad funcione adecuadamente para garantía de las personas, de las instituciones y del proceso democrático.

En tal sentido, y con la Ley en la mano daremos nuestro pleno apoyo a la labor de nuestra Fuerza Armada, cuyo sacrificio y entrega patriótica reconocemos ante la faz de la nación y del mundo. Sin la cotidiana dedicación de los hombres de uniforme, nuestra institucionalidad hace tiempo hubiera sido destruida.  Al asumir este día el elevadísimo honor de la Comandancia General de la Fuerza Armada, nos comprometemos a continuar impulsando su sólido desarrollo institucional, para beneficio no sólo de la Fuerza Armada misma y de sus miembros, sino de la Nación entera, que tendría así un eficiente brazo protector.   Nuestra  identificación con los principios y valores que inspiran a nuestra Fuerza Armada en su lucha patriótica, es plena, y actuaremos en todo momento en concordancia con dicha identificación. La Fuerza Armada es el gran baluarte de nuestra democracia, pues al salvaguardar al país  del embate de las fuerzas totalitarias nos permite hoy ir construyendo un régimen de libertades, cuya defensa  es tarea de todos.

En este magno empeño, requerimos de la continua ayuda y e! comprensivo apoyo de los Gobiernos y pueblos amigos, y muy especialmente de la cooperación de los hermanos centroamericanos.

Reconocemos, agradecidos, el aporte de países amigos a todo este inmenso esfuerzo y sacrificio del pueblo
salvadoreño en estos años difíciles, en que una gran batalla por la democracia se ha venido librando, con sangre y sudor, estoicismo y valentía, dentro de nuestro pequeño territorio.

En esa perspectiva, y con la dignidad de un pueblo soberano solicitamos desde ya la continuación de la ayuda internacional, de todos los países que ven con beneplácito corno la democracia ha crecido aun dentro del
conflicto sangriento.   Más ayuda, más apoyo, y más comprensión necesitaremos a partir de este día histórico, para que la democracia salvadoreña se arraigue definitiva y firmemente en nuestro suelo.

Con los hermanos de Centro América nuestra relación es primordial.   La presencia de los ilustres y excelentísimos Presidentes de Guatemala, Honduras y Costa Rica, en "este acto pone en evidencia la solidaridad democrática centroamericana, que haremos todo lo posible por estimular y perfeccionar.   Nosotros no excluimos a nadie en Centro América. Creemos que ha llegado el momento en que los centroamericanos pasemos a formas de integración económica y políticas más permanentes, sin desconocer las respectivas soberanías y las identidades nacionales de nuestros países.

EL GRAN HOGAR  EUROPEO

La década de los noventa verá una Europa prácticamente unida.  Son naciones que tienen una identidad muy dará y muy definida históricamente, así como una larga tradición de guerras y diferencias.   Sin embargo, hoy asumen el reto de una sociedad mundial multipolar, y reconocen "el gran hogar europeo". Nosotros, en Centro América, más que rencillas, lo que Hemos tenido son inútiles suspicacias, que nos han mantenido separados de manera casi incomprensible. La crisis actual, paradójicamente, ha hecho que descubramos que Centro América existe, como un todo profundamente comunicado.

REPENSAR EL DESTINO DE CENTRO AMERICA
Con realismo, sin retórica., pero sí con una honda conciencia de la responsabilidad histórica de nuestra generación, exhorto muy respetuosamente a los Presidentes de Centro América, a que nos sentemos no sólo a resolver los agudos problemas del momento, que son tan urgentes, sino también a repensar el destino de Centro América, para que estructuremos iniciativas viables para una integración más estable, que nos justifique ante el juicio de las actuales y de las futuras generaciones.

COMPATRIOTAS:
Todos nuestros afanes estarán desde este instante dedicados ustedes, nobles y sufridos hombres y mujeres de nuestra Patria.  Entre todos tenemos que seguir construyendo la democracia abierta, democrática y pluralista que nos hará fuertes en la libertad y serenos en la justicia.   Basta ya de odio, revanchismos y violencia.

Los que insistan en seguir por los torcidos caminos de la violencia, tendrán  respuesta de la Ley, nosotros, que somos la inmensa mayoría del pueblo salvadoreño, más allá de nuestras diferencias ideológicas y políticas, vamos a seguir construyendo una Patria grande y libre, donde el único privilegio sea el de ser salvadoreño.

COMPROMISO:

Desde esta tribuna esta mañana, y haciendo uso soto para este momento del yo inevitable que reclame toda promesa formal y personal, me comprometo ante Dios y ante el pueblo a dedicar cada día de mi mandato a trabajar  por la democracia por la armonía y por el bienestar de todos y cada uno de mis hermanos salvadoreños.  No somos Mesías, ni magos; somos simplemente hombres de trabajo; ofrecemos mucho trabajo y tendremos nuestra mano abierta a todos los connacionales, para la reconstrucción de la Patria, para el Rescate Nacional.

En cooperación estrecha con los otros Órganos Supremos del Estado, haciendo sentir nuestra voluntad patriótica y Nacionalista, y actuando con honestidad y eficiencia administrativa, esperamos entregar un país mejor que el que recibimos.

Al Presidente Duarte, que hoy entrega su alta investidura debo expresarle, que aun cuando hemos tenido grandes diferencias en la contienda política en este instante histórico, es justo que le reconozcamos su personal entrega por la democracia en la conducción de la Nación. Esta Banda Presidencial, que estuvo en su pecho, la cuidaremos como algo sagrado, para transmitirla intacta a nuestro sucesor.

SALVADOREÑOS:

Que el Dios de las Naciones, El Salvador del Mundo, el Príncipe de la Paz, nos ampare y nos ilumine.

San Salvador, 1 de junio de 1989.