viernes, 23 de mayo de 2014

Discurso de Toma de Posesión Armando Calderón Sol

1. Agradecimientos
En primer lugar, damos gracias a Dios todopoderoso por este privilegio de servir a nuestro querido pueblo. Recibimos con humildad este reto y le rogamos que nos ilumine en todas y cada una de nuestras acciones . Sabemos que no hay privilegio sin responsabilidad y por eso aceptamos la responsabilidad con plena conciencia del momento histórico de la nación y del mundo.
En forma especial, expresamos nuestra más sincera gratitud al noble pueblo salvadoreño, asegurándole que trabajaremos en su favor, día a día, a lo largo de toda nuestra gestión, y que no olvidaremos ni un sólo instante el principio de que el poder público emana del pueblo  y que los funcionarios del gobierno son sus delegados con las facultades que les señala la ley.
Con el más puro fervor patriótico damos nuestros profundos agradecimientos a todos los hombres, mujeres, y jóvenes que conforman Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). Hace cinco años ustedes forjaron el camino hacia el rescate nacional y hoy nos impulsan hacia la reconstrucción  integral del país, haciendo posible que vivamos este histórico momento. Una vez más le dijeron  a El Salvador presentes por la patria. Una patria que nos une a todos en la construcción de un futuro convivible y compartible, en paz, progreso y libertad.
Deseamos hacer un reconocimiento especial al presidente Alfredo Cristiani artífice de la paz. Su gestión pasará a las páginas de nuestra historia, y las presentes y futuras generaciones recibirán los beneficios de su extraordinario desempeño como gobernante.
Hoy recibo la banda presidencial que debo entregar en un día como hoy, dentro de cinco años, como símbolo de que la misión cumplida es sólo un relevo para seguir adelante en la construcción del destino nacional .
Agradecemos la presencia de los representantes de gobiernos y pueblos amigos. La consideramos una nueva expresión de apoyo al pueblo salvadoreño en este proceso de paz y fortalecimiento de la democracia con el que estamos fervorosamente comprometidos.
2. Principios y condiciones de gestión
Estamos construyendo un nuevo El Salvador: moderno, democrático y participativo. Esto demanda: legalidad, seguridad, honestidad, respeto humano, solidaridad y apertura.
Legalidad, nuestra gestión estará enmarcada por la Constitución y las leyes, a las que nos debemos todos por igual, gobernantes y gobernados. Nuestro objetivo es el pleno imperio de un Estado de derecho, que garantice la igualdad de todos los salvadoreños ante la ley haciendo que esta sea la regla de oro de la convivencia nacional, sin privilegios indebidos ni marginaciones injustas.
Seguridad, trabajaremos incansablemente en la consecución de condiciones que garanticen  el más alto grado posible de seguridad de las personas, dentro del marco de la ley y el pleno respeto de los derechos del individuo. La delincuencia, el tráfico de drogas, el secuestro, la extorsión y la violencia serán combatidos con todo nuestro empeño. En este sentido, daremos máxima prioridad al desarrollo de la nueva seguridad pública como garante de la paz interna y de la tranquilidad ciudadana.
Honestidad, nuestra gestión no tolerará corrupción de ninguna índole. Velaremos porque exista honestidad en las funciones públicas y que la integridad se manifieste en todos los servidores públicos, para que la transparencia en cada uno de nuestros actos sea la norma que guíe el trabajo de administración en su conjunto. Creemos en la fuerza irresistible del ejemplo y por eso, ante la faz de la nación nos comprometemos a una gestión pulcra y respetuosa de los asuntos públicos, para que la democracia siga ganando credibilidad.
Respeto humano. Velaremos por el fortalecimiento de una sociedad en armonía, donde el respeto a la dignidad de las personas sea la norma básica de convivencia entre todos los salvadoreños. No queremos más confrontación, ni mucho menos polarización. Trabajaremos por la colaboración entre todas las fuerzas políticas y sociales, para llevar adelante el gran proyecto nacional.
Solidaridad. Estamos muy claros en que esta sociedad debe funcionar como un todo integrado. Pero la integración social no sólo es un ideal hermoso, sino un desafío de superación que se relaciona directamente con las condiciones de vida de los seres humanos. En función de esa integración solidaria de los salvadoreños, trabajaremos sin descanso por elevar la calidad de la vida, sobre todo de los más necesitados , para que ningún salvadoreño quede fuera de la gran corriente del desarrollo.
Apertura. Consideramos fundamental fomentar el amplio desenvolvimiento de todas las corrientes de pensamiento. Las ideas sin el desafío de las ideas no maduran, limitando las posibilidades de encontrar mejores opciones en la búsqueda de soluciones a los problemas. La época de dogmas y fanatismos ha terminado. La racionalidad histórica se impone como imperativa de la realidad. Nuestro país es ejemplar en esta dinámica y haremos todo lo posible para que lo siga siendo.
Enfrentamos enormes desafíos en la reconstrucción de nuestra patria. El mayor esfuerzo debe emanar de nosotros mismos. Como nación estamos agradecidos del apoyo que recibimos durante el conflicto y en este período de cumplimiento de los acuerdos de paz. Solicitamos a la comunidad internacional mantener la cooperación para reconstruir integralmente nuestra nación, a fin de consolidar la paz que sirve de ejemplo al mundo.
A los hermanos centroamericanos, les enviamos nuestros más sinceros saludos. Los grandes cambios políticos que el mundo ha experimentado en los últimos años y el proceso de globalización económica, nos muestran la imperiosa necesidad de continuar trabajando arduamente como región, para integrar nuestros mercados y encontrar conjuntamente posiciones favorables hacia terceros países.
Durante los últimos años, gracias al trabajo y dedicación de los presidentes de la región, hemos logrado grandes avances hacia la integración centroamericana. Pero también reconocerlos que aún queda un largo camino por recorrer, por lo que desde ya nos comprometemos a trabajar con nuestros homólogos con toda nuestra mejor voluntad y energía dentro del mayor respeto y soberanía, a fin de contribuir al progreso de nuestros pueblos.
3. Nuestra visión del país
Nuestra gestión tendrá como claro objetivo: lograr la paz social. Para esto, debemos convertir a El Salvador en un país de oportunidades con movilidad social.
La falta de oportunidades de progreso causa pobreza y frustraciones. Acabamos de salir de un conflicto que en buena medida nació de la desesperanza por falta de oportunidades.
Una gran parte de nuestros  compatriotas vive en una condición de pobreza. Debemos romper con la fatalidad de que el que nace pobre esté condenado a morir pobre.
Daremos atención especial a la educación, salud, protección de la familia y el medio ambiente. Debemos trabajar para solucionar estos grandes problemas mediante la concurrencia de todos los salvadoreños.
Impulsaremos programas de apoyo para la promoción humana a fin de mejorar la calidad de vida. Invertiremos nuestros esfuerzos en la persona con el fin de lograr el desarrollo humano, social, económico y político, para que éste sea un verdadero desarrollo sostenible.
Esto demanda un cambio de actitud, un cambio de mentalidad, un cambio de enfoque para entrar con decisión en el camino de la modernidad que nos permitirá enfrentar con solidez los desafíos del nuevo milenio. Debemos exaltar lo mejor de los salvadoreños, nuestra creatividad y laboriosidad, porque ahí está nuestra riqueza.
Hemos logrado la paz, las armas se han silenciado, sin embargo, falta romper los recelos  y antagonismos estériles. Debemos reconstruir física, moral y espiritualmente nuestra nación para que juntos logremos la paz social, que será una nueva manera  de relacionarnos con armonía, respeto, seguridad y participación entre todos los salvadoreños.
La paz social debe nacer de nuestros hogares ser inculcada en nuestras escuelas y cultivada en los lugares de trabajo. Este es el mejor legado que les podemos dejar a nuestros hijos, que son el futuro por el que hoy trabajamos.
Prepararemos a nuestra juventud para enfrentar el reto del futuro, guiándolos por el camino productivo en todas las ramas del saber y del trabajo humano, para que los jóvenes salvadoreños vivan, estudien y trabajen con dignidad y alegría.
Como gobierno, impulsaremos reformas que conduzcan a obtener el mayor grado de eficiencia posible en nuestra gestión. Ahora que todas las corrientes de pensamiento político, poco a poco convergen hacia la economía social de mercado, la eficiencia para gobernar marcará la diferencia fundamental en la capacidad de satisfacer las aspiraciones del pueblo y mantener su respaldo.
Consecuentemente, vamos a realizar una profunda reforma en el sector público, que satisfaga las demandas de una sociedad libre, participativa y solidaria, que promueva el uso más efectivo de los recursos y mejore la calidad de los servicios. En este proceso buscaremos formas adecuadas para descentralizar y estimular la participación privada en los servicios del gobierno, en forma ordenada y gradual, de acuerdo a la capacidad de los gobiernos locales y el sector privado.
Vamos a ayudar a fortalecer la capacidad de las municipalidades para que asuman las responsabilidades que emanen de la descentralización de los servicios públicos y aumenten su capacidad de conocimiento de las aspiraciones de sus habitantes. Asimismo buscaremos mecanismos que permitan una mayor participación de las comunidades, para que se conviertan en los protagonistas principales en la solución de sus problemas y sean promotores de su propio desarrollo.
Así estaremos respetando su dignidad y terminando con el paternalismo estatal que inhibe la iniciativa de las personas.
4. Gestión política
En nuestra gestión de gobierno procuraremos profundizar el modelo democrático, a fin de crear sólidas bases que nos conduzcan a una armonía social estable y duradera.
Ahora que en nuestra sociedad todas las tendencias políticas tienen espacio y libertad para manifestarse, debemos defender el pluralismo ideológico frente a la confrontación sistemática, la imposición autoritaria, la prepotencia y la violencia política. Todos los partidos, las organizaciones sociales y el gobierno debemos mantener un diálogo abierto y sincero para rechazar,  y en la medida de lo posible, erradicar esas prácticas que generan pasiones desmedidas, odio, violencia, y que socaban la democracia y restan libertad al individuo.
En la asamblea legislativa están presentes todas las corrientes políticas del país. Nuestro trabajo como ejecutivo requiere de un amplio diálogo y apoyo para llevar adelante el plan de gobierno. Deseamos manifestarle a la oposición que vamos a mantener una comunicación abierta con la asamblea, para recibir sus opciones y encontrar los consensos básicos. Esperamos una oposición constructiva, para que juntos podamos encontrar las mejores opciones para nuestro pueblo.
Paralelamente, trabajaremos con las diferentes organizaciones de la sociedad civil, a fin de lograr alianzas en torno a nuestro plan de gobierno y encontrar soluciones a sus problemas específicos. El diálogo, la comunicación franca y el cumplimiento de los compromisos son requisitos fundamentales para generar confianza, progresar con decisión y gobernar interpretando las aspiraciones del pueblo.
Quiero referirme a una institución que, como parte integrante de la sociedad, ya inició todo un proceso de renovación para acomodarse a la nueva etapa de paz. Nuestra Fuerza Armada tiene una clara misión y el firme convencimiento del papel que le corresponde en el renovado escenario institucional de la república.
Con profunda satisfacción su comandante general saluda a la institución militar y le augura un futuro promisorio en el cumplimiento de sus deberes patrióticos, dentro de los marcos definidos por la Constitución.
Deseamos reiterar a todos los salvadoreños y a la comunidad internacional, ampliamente representada en esta ocasión, nuestra decisión de cumplir con los acuerdos de paz, porque ellos representan el compromiso no de un gobierno ni de un sector, sino de la nación entera. Tampoco podemos ignorar que esta es una condición necesaria en el camino sin retorno que nos lleva a la construcción de la paz social.
5. Área de Justicia
En el área de justicia se requieren profundos cambios y voluntad para realizarlos. Desde la presidencia, estamos preparados a realizar lo que nos corresponda y a colaborar con los otros órganos del Estado en lo que a ellos les compete, para que el sistema de justicia esté acorde con los requerimientos de una sociedad moderna y democrática. En este proceso debemos fortalecer el orden jurídico, a fin de asegurar que el poder esté sujeto al derecho y no haya nadie por encima de la ley.
No podemos hablar de justicia si no garantizamos el orden público, ni de orden público si no contamos con un cuerpo policial debidamente formado, equipado y desplegado a lo largo y ancho del país. Nuestro compromiso es hacer de la Policía Nacional Civil una institución que dé una verdadera y amplia protección a la población, con estricto apego a las leyes y que nos haga sentimos orgullosos de ella.
Debemos manifestar que procuraremos que exista un pleno respeto de los derechos humanos y con ello una auténtica libertad en la sociedad salvadoreña. Fomentaremos una cultura de paz y de respeto a estos derechos fundamentales del ser humano, desde la escuela y a través de los medios de comunicación, para que estos principios lleguen a ser parte de nuestras convicciones más íntimas.
6. Area social
Para nosotros, el Estado tiene el deber de crear condiciones  que den igualdad de oportunidades a todos los seres humanos, para que puedan lograr un mejor nivel de vida.
Atenderemos el problema de la pobreza integralmente, impulsando programas de promoción humana y facilitando a las personas más desposeídas su incorporación al trabajo productivo, para fomentar un auténtico bienestar.
Pero nuestra visión no es de corto plazo. Las verdaderas soluciones que atacan los problemas de la pobreza desde sus raíces, son de largo plazo, van más allá de un simple período de gobierno. Por lo tanto, nos comprometemos a trabajar desde el primer día a fin de crear las bases para un desarrollo integral permanente.
Pondremos énfasis en las políticas sectoriales de inversión en la persona, para emprender el camino que conduce al desarrollo humano. La educación y la salud son los dos factores principales para incrementar el capital humano, que a su vez es la mejor herramienta para la superación de la persona, su familia y, por ende, de todo el país.
La cobertura y calidad de la educación son factores de primera importancia. Debemos estimular la investigación y el desarrollo tecnológico, para poder competir en este mundo que se globaliza cada día más. No podemos quedarnos al margen del progreso. Vamos a promover una profunda reforma educacional, asignando mayores recursos, mejorando los programas educativos y capacitando a los maestros, a quienes expresamos nuestro respeto y admiración.
Nuestra meta como país, debe ser reducir al mínimo el analfabetismo y llegar con una educación de calidad hasta el último confín de nuestro territorio. Nuestra mayor riqueza son los hombres y  mujeres  que conformamos esta nación  y educarlos es invertir en nuestro futuro.
Las instituciones de educación superior y técnica tienen un gran desafío: crecer de acuerdo a las exigencias del nuevo El Salvador que estamos construyendo. Si ellas desean contribuir efectivamente al desarrollo integral del país, deberán competir con la excelencia, mejorar sustancialmente la calidad de su educación, ampliar su potencial de investigación y explorar nuevas ideas para reafirmar la libertad y la capacidad creadora del individuo.

Los servicios de salud también incrementan directamente el capital humano y estimulan el desarrollo de las personas. Si bien hemos avanzado en los últimos años, el sistema de salud aún es ineficiente para satisfacer las demandas, lo que crea frustración en nuestra población. En este campo, también haremos una profunda reforma, promoviendo patrones que muestren su capacidad de respuesta a   problemas de salud.

Como gobierno vamos a trabajar en la solución de estos problemas, dando énfasis a la salud primaria preventiva, buscando formas para descentralizar los servicios y lograr una mayor participación privada y de las comunidades mismas.

Cuando hablamos de salud en forma integral, también hablamos de medio ambiente, porque la mayor parte de las enfermedades que afectan a nuestras poblaciones más pobres son causadas por la contaminación de los suelos, los mantos acuíferos y el aire, así como por la degradación ambiental. Si no cuidamos nuestros recursos, estamos traicionando a las futuras generaciones condenándolas a un mundo de desolación a causa de nuestra indiferencia e incapacidad.

Nuestro gobierno mantendrá un papel más activo, porque en su papel subsidiario, le corresponde al Estado velar por la protección ambiental, legislando, educando e incentivando la ejecución de proyectos adecuados. Consecuentemente, vamos a generar políticas que logre una complementariedad entre el crecimiento y el medio ambiente, porque no puede haber un desarrollo sostenible si éste se logra a cosía del medio ambiente o de la extinción de nuestros recurso naturales.

Tampoco hay progreso social integral si no satisfacemos la demanda de viviendas dignas. Este es un problema de grandes proporciones, cuya solución demanda increíbles cantidades de recursos y mucho tiempo. Durante los últimos años hemos tenido un progreso alentador en este campo. Sin embargo, debemos ser más audaces y encontrar nuevas formas para solucionar los problemas habitacionales, para convenir a El Salvador en un país de propietarios.

Es fundamental reformar el sistema de seguridad social, que es ineficiente y de baja cobertura. Debemos mejorar el actual sistema que deja desprotegida casi al 80 por ciento de la población económicamente activa. Impulsaremos nuevas alternativas para ampliar la cobertura, estimulando la participación privada. Queremos evitar la angustia con la que la mayor parte de nuestros trabajadores enfrentan la vejez, al estar condenados a ser una carga para sus familias. Después de haber entregado su vida al trabajo y al progreso del país.

La juventud y los deportes  tienen que tener especial atención, ya que nuestros jóvenes de escasos recursos están expuestos a situaciones de alto riesgo social. Solo dándoles guía espiritual formación moral, capacitación, recreación y esparcimiento sano tendremos una juventud deportista, estudiosa, que junto a los programas de cultura facilitarán la formación integral de jóvenes salvadoreños.

Nuestra agenda social está orientada de una u otra forma a proteger a la familia salvadoreña porque en ella se aprenden las más bellas lecciones de la vida, como son amar a Dios, a tu patria y al prójimo .

Hoy muchas mujeres tienen la responsabilidad del hogar, sobre quienes recae el doble papel de madre y padre y cuyas familias viven en difíciles condiciones. Para ellas crearemos programas que les permitan mejorar su nivel de vida. Además protegeremos en forma especial a las mujeres, a los niños y a las personas de la tercera edad.

7. Área Económica
Durante el período de gobierno que concluye, se realizaron grandes reformas económicas y se lograron avances notables que han permitido un crecimiento importante durante los últimos años. Ahora, nuestro desafío es mantener altas tasas de crecimiento y transformarlas en desarrollo económico con equidad. Con este fin, nuestra política continuará manteniendo condiciones que aseguren estabilidad, para consolidar la confianza del sector privado productivo, que es el generador de riqueza agente primordial de la modernización y promotor del progreso.
Paralelamente vamos a fortalecer la libre competencia del mercado, en la cual el estado debe actuar como árbitro  a fin de evitar los abusos. En este campo, será indispensable la eliminación de distorsiones que aún subsisten para brindar protección tanto a los productores como a consumidores. Hablamos claramente de libertad y no libertinaje  y mucho menos privilegios  de ningún orden.

El progreso económico debe basarse en la eficiencia de la libre competencia pero sin perder de vista que en la economía debe manifestarse una función social, porque su razón de ser no es la acumulación de riqueza, sino la generación de riqueza, para mejorar el nivel y calidad de vida de todos los habitantes; es decir, debe ser el
vehículo para alcanzar el bien común.

Dentro del sistema social de mercado, vamos a estimular el ahorro doméstico e incentivar la inversión privada, tanto nacional como extranjera. En esta forma buscamos ampliar las fronteras productivas y nuestras fuentes generadoras de recursos y empleos permanentes, porque ahí están las oportunidades de progreso individual y nacional.

Pero no es posible hablar de mayor inversión privada sí el sector público no se transforma en un complemento del progreso. Por eso es urgente llevar a cabo una profunda reforma para alcanzar la eficiencia en este sector y en lo posible, eliminar el déficit fiscal, fuente primaria de la inflación. Debemos estar conscientes que los servicios de telecomunicaciones, energía, agua e infraestructura del Estado son ineficientes, representan una carga financiera para el sector público y limitan el desarrollo.

Lo anterior nos muestra la urgencia de establecer condiciones para que el sector privado asuma un papel de mayor preponderancia. Por ello, vamos a iniciar un proceso de privatización de muchos de los servicios públicos.

En este proceso, los trabajadores deben participar en forma activa c incorporarse en el capital accionario de las empresas. El desafío que tienen es convertirse en trabajadores inversionistas, donde con su capacidad y experiencia contribuyan y se beneficien directamente del progreso.

Si hablamos de desarrollo con equidad y de programas para reducir la pobreza, entonces debemos ver el crecimiento económico y la inversión privada como la  fuente primaria de generación de empleos. Esto es fundamental, porque el empleo dignifica a las personas y les permite progresar con el fruto de su propio esfuerzo.

Pero esto no es suficiente. También debemos buscar el incremento real de los ingresos de los trabajadores, lo cual no es posible realizar por decreto. Tenemos que capacitarles  y buscar nuevas tecnologías  para elevar la productividad laboral. Sólo así evitaremos presiones inflacionarias que anulan el valor de los aumentos salariales.

Entendemos que es necesaria  una armoniosa relación entre los trabajadores y los empresarios, por cuanto conforman un núcleo  inseparable generador de beneficios para el país.

El sector informal y la pequeña empresa generan gran parte del empleo. En nuestro gobierno, los programas de capacitación, dirigidos a estos sectores, tendrán una importancia especial, así como la canalización del crédito, en condiciones de mercado. Vamos a promover un esfuerzo conjunto, orientado a elevar la capacidad productiva y la eficiencia de estos sectores, para que sus bienes y servicios mejoren la calidad de sus productos y por ende de sus ingresos.

Similarmente, todos los sectores de la economia tienen el reto de la modernización y de los constantes cambios tecnológicos, si desean mantenerse en el mercado. Si bien la satisfacción de la demanda interna debe ser un objetivo importante, la conquista de nuevos mercados internacional es debe transformarse en el horizonte de cada empresario salvadoreño, porque ahí están las oportunidades para ampliar nuestras fronteras comerciales como país.

Uno de los sectores que demandan atención es la agricultura. Nuestro compromiso es de fomentar el cambio productivo, estimular el progreso tecnológico y la capacitación, así como garantizar el derecho de propiedad y la seguridad personal en el campo.

Para los campesinos del sector reformado, crearemos programas especiales para estimular su progreso personal y familiar. Vamos a establecer, conjuntamente, condiciones que los liberen de cualquier tipo de manipulación política, para que sean protagonistas de su desarrollo y logren la forma de propiedad según sus voluntades.

En la nueva era de El Salvador, el sector turismo está llamado a tener un papel preponderante, por ser un generador de recursos y empleos. Debemos preparamos para ofrecer lo mejor de nuestras riquezas naturales así como el calor humano que nos caracteriza.

Creernos interpretar a todos los salvadoreños si decimos que nuestro objetivo, como sociedad, está en alcanzar el desarrollo social y económico del país. Sin embargo, es fundamental reconocer que esto demanda grandes aportes principalmente de nosotros, los salvadoreños. Esto significa que todos debemos contribuir con el país, pagando los impuestos que nos corresponden.

A través de nuestra política fiscal, vamos a combatir con decisión la cultura de la evasión y el fraude tributario. Hasta que algún día podamos decir con satisfacción: yo exijo porque pago mis impuestos. Yo exijo porque contribuyo a hacer grande y próspero a mi país.

8. Conclusión
Al asumir el nuevo gobierno reafirmarnos que tenemos un sólo gran compromiso: con El Salvador, con su pueblo, para construir un futuro mejor. No desearnos levantar falsas expectativas, porque en el camino del progreso no hay milagro; sólo hay trabajo serio y coordinado, con dedicación, en equipo, tratando de interpretar los verdaderos sentimientos y aspiraciones del pueblo. Nuestro objetivo es ejecutar nuestro plan de gobierno para cumplir las promesas hechas en la campaña electoral. Lo haremos con el apoyo de todos, uniendo esfuerzos y voluntades.

Nuestro reto es lograr un mejor país para todos, con igualdad de oportunidades para progresar de acuerdo a nuestro esfuerzo y deseos de superación. En cada acción debemos tener presente que la solución de nuestros problemas debe nacer del esfuerzo de nosotros mismos, como colectividad y como nación, superando toda tentación de paternalismo estatal  y asegurando un trato digno dentro de la comunidad internacional.

Este día, nuestro país entra en otra etapa de la transición hacia la democracia definitivamente consolidada que nuestro pueblo viene construyendo desde 1982. Sabemos que el hecho de que ésta sea la primera transmisión presidencial de postguerra crea grandes expectativas y abre nuevos horizontes para el desarrollo nacional.
Queremos decirles que tenemos plena conciencia de que no sólo nos corresponde desempeñar una función, sino cumplir una misión. Esta misión es de índole moral, de contenido político, de responsabilidad histórica; y en esencia consiste en trabajar con la suficiente eficacia para que el pueblo compruebe, en su vida cotidiana, los beneficios de la democracia no sólo en el plano político, sino en las áreas económicas, sociales y culturales.

Prometemos a la nación y al mundo, no fallar en este trascendental empeño, en cuyo éxito está comprometido el futuro. Nuestra gestión será históricamente el último peldaño para alcanzar el nuevo milenio. Esto es lo simbólico del desafío que nos espera en pro de la paz, de la democracia y del desarrollo. Llegamos a la presidencia para seguir impulsando un proceso, pero conscientes de que nuestra tarea exigirá grandes dosis de creatividad e imaginación, así como de capacidad y pragmatismo. No nos atemoriza el reto, porque criamos seguros de contar con la comprensión y el respaldo del pueblo, que será el contralor y el juez de nuestro trabajo.

Para salir adelante en esta empresa eminentemente patriótica, invocamos la gracia y la inspiración de nuestro Señor, El Salvador del Mundo, para que ilumine nuestras decisiones y nos dé los medios y la fortaleza para convertirlas en realidades que sirvan al país y a todos y cada uno de los salvadoreños.

Que Dios nos guíe para hacer todos juntos un mejor El Salvador.

Sólo así vamos todos a vivir mejor.



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