“Las débiles economías se han visto sometidas a terapias de choque, convirtiéndolas de la noche a la mañana en una economía sin trabas” (Reinert, 182). Dicha situación hace que sus industrias más especializadas de los países ganadores sometan a la mano de obra más calificada de los países perdedores a diferentes escenarios como la desocupación, a emplearse en áreas poco desarrolladas o periféricas dentro de su país ó a emplearse en otros países dónde se necesita mano de obra especializada. Por tanto, la tarea de los países periféricos se reduce a la producción de materia prima hacia los países centrales o ganadores y no a su tecnificación o competencia real con los países desarrollados o ganadores.
La globalización exige a los países quienes ya venían de ser ganadores y perdedores en el proceso de industrialización, a competir en “igualdad de condiciones”. Los mercados internacionales entonces obligan a estos países perdedores a mantener condiciones insostenibles si desean competir con los mercados más fuertes. Por ejemplo los obligan a bajar los precios e inciden sobre los salarios de sus trabajadores, en dichas condiciones los mercados nacionales son sometidos por los mercados internacionales.
Ante dicha situación: “Muchos países del tercer Mundo están en peligro de perder los beneficios del desarrollo conseguidos en la época anterior” (Reinert, 190)
Por tal motivo es importante pensar en nuevas formas de desarrollar el comercio y tal como lo dice el autor replantearse las categorías de las ciencias económicas tales como: “información perfecta, competencia perfecta y la inexistencia de rendimientos crecientes con la escala” (Reinert, 201), ya que la situación real de los países en desventaja es de un caos espontáneo en lugar de un orden espontáneo que era supuestamente la respuesta de una economía planificada.
Los países subdesarrollados han sido obligados a aplicar fórmulas por los Organismos internacionales (gerenciados por los países ganadores) para integrarlos a la dinámica de la globalización, las estructuras de los países en desventaja no han estado preparadas para afrontar los cambios y ha provocado efectos negativos en sus economías locales.
Alternativas de solución para los países perdedores no son fáciles de encontrar, ya que la dinámica de la globalización no es posible de detenerse, y el estado va perdiendo su capacidad de decisión frente a las presiones internacionales, el poder viene ejercido no desde los gobiernos nacionales sino que de grandes transnacionales
La cooperación internacional y el tercer sector económico 8expresado en la responsabilidad social empresarial) juega un papel transcendental con proyectos asistencialistas, en las cuales muchas personas reciben beneficios pero no necesariamente se promueve un cambio estructural. Entonces, es necesario que los Estado nacionales sean políticamente fuertes para la toma de decisiones, esto debe de permitir un cambio en las estructuras económicas de los países que hasta el momento han sido los perdedores. Si este cambio político no se traduce en cambio económico entonces no es un verdadero cambio y se seguirá fomentando la globalización de la pobreza.
Bibliografía:
Reinert, Erick (2007). Emulación: Cómo se hicieron ricos los países ricos. Libros de Historia Barcelona