martes, 3 de octubre de 2017

Sistemas electorales y sus efectos en los sistemas de partidos

1. Controversias sobre sistemas electorales y su efectos / Dieter Nohlen
Los argumentos centrales discuten sobre los sistemas electorales ha permitido profundizar sobre su impacto en los sistemas de partidos políticos, lo que ha sido estudiado por varios autores.

Duverger: uno de los más reconocidos, presenta una teoría general sobre partidos comparando condiciones: socioeconómicos, ideológicas y del sistema electoral. Diferencia los sistemas por número: bipartidistas, multipartidistas o pluralistas. Además, analiza los tipos sistemas electorales y de partidos (sistema de mayoría y bipartidista). Describe lo mecánico y lo psicológico, analiza la desventaja no proporcional de un tercer partido débil y el recelo del elector de votar por un partido sin posibilidades de ganar escaño.

Las leyes de Duverger: A) La representación proporcional tiende a un sistema de partidos múltiples, independientes y estables (exceptuando movimientos repentinos) B) El sistema mayoritario con dos vueltas, tiende al multipartidismo, con partidos elásticos, dependientes y relativamente estables. C) El sistema de mayoría relativa tiende a ser dualista con partidos grandes e independientes, que se alternan. Leyes sociológicas: A) El sistema proporcional tiende a formar muchos partidos independientes, B) El sistema mayoritario tiende a tener muchos partidos que se coaligan, C) El sistema de mayoría relativa se inclina al bipartidismo.

Él enfatiza que estas leyes son tendencias, donde el sistema de partidos políticos tiene influencia sobre la técnica electoral (el sistema bipartidista favorece una mayoría relativa). Sin embargo, otros autores cuestionan la “causalidad” sugerida por Duverger, aunque sin duda es un clásico.

Stein Rokkan: se centra en el sistema de partidos políticos de Europa Occidental. Concluye que el sistema electoral depende del sistema de partidos, su estructura se produce como reacción a las evoluciones políticas. Los sistemas electorales, en su teoría de los umbrales, adquieren relevancia conteniendo diversas barreras para la representación. Diferencia entre sistemas electorales “débiles” y “fuertes”. Un sistema proporcional es débil y entre mayor sea la heterogeneidad en una sociedad, y se favorece más el sistema proporcional. Para él los sistemas de partidos estarán influenciados por el contexto, aunque las reglas electorales se mantengan estáticas.

Douglas W. Rae: Para la corriente empírica–cuantitativa el estudio de los sistemas electorales relación causal entre sistema electoral y de partidos empieza con Rae, orientado a la sistematización y teorías falsacionables. Su aporte apunta a correlaciones estadísticas que no necesariamente auguran una causalidad. Su análisis se enfoca en los sistemas electorales y no en una contextualización histórica. Recoge una variedad de datos empíricos en una variedad de regiones y períodos. Algunas afirmaciones fueron criticadas, por ejemplo: “todos los sistemas generan desventajas para los partidos débiles”. Rae afirma que la mayoría relativa siempre está asociada con la competencia entre dos partidos, excepto cuando existen partidos locales fuertes. Sin embargo, hay algunos casos contrarios en Canadá y Austria.

Giovanni Sartori. Genera controversia se centra en: el sistema de estructura y dinámica, y al sistema electoral. Utiliza criterios como: número de partidos su mecánica, dinámica y la ideología. Toma en cuenta la proporcionalidad y si hay uno o dos ganadores. Además, indica que hay sistemas mixtos, donde se elije combinando criterios proporcionales y de pluralidad.  El autor se enfoca más en los medios que en el objetivo y denomina que los sistemas fuertes son los de mayoría. Existe la crítica hacia Duverger porque no queda claro si sus mecanismos son deterministas o probabilistas.

1. Si ningún tercer partido (a más de los dos grandes) alcanza la mayoría relativa de votos en una  circunscripción, entonces los sistemas electorales de representación por mayoría provocan  bipartidismo. 2. Si alguno de los terceros partidos alcanza la mayoría relativa de los votos en circunscripciones uninominales, entonces al darse un sistema de mayoría relativa se produce un sistema multipartidista que se compone de la misma cantidad de partidos que alcanzan esta concentración de votos. 3. Cuanto mayor sea la desproporción en un sistema electoral,  mayor será el efecto de reducción sobre el número de partidos. Es decir, entre menos partidos logren mayoría, menos hay en el congreso. 4. En sistemas  proporcionales, el mismo número de partidos que haya alcanzado el cociente electoral puede alcanzar escaños. En conclusión, Sartori destaca que aunque en Ciencias Sociales no siempre puede haber leyes, si hay tendencias, aunque hay variación por contexto.

Arend Lijphard: se relaciona con Rae por dos aspectos: por un lado se orientan en los efectos positivos de los sistemas electorales, y el compromiso con el enfoque empírico-estadístico. Sin embargo, Lijphard lo critica por cometer errores metodológicos: 1) No considerar como una variable el tamaño del parlamento 2) No considerar los umbrales 3) La unidad de análisis de Lijphard es el sistema electoral. Estudia las reglas electorales esenciales e invariables que se llevan a cabo en más de una elección. Se diferencia en los sistemas electorales con los elementos técnicos (dimensions) más relevantes que producen el mayor efecto sobre la proporcionalidad de los resultados electorales: la fórmula electoral, las reglas de mayoría o proporcionales, y el tamaño de la circunscripción. Analiza el umbral electoral y lo define como una barrera legal y hace una ampliación del término hacia un “umbral efectivo”. Añade otra dimensión con el tamaño del parlamento, e indica que el estudio de la política debe ser en variables medibles.

En general, parece que para él la proporcionalidad favorece a los partidos más grandes, y dice que el tamaño del parlamento no es relevante. Reconoce al sistema de partidos “como la variable independiente y la desproporcionalidad como la variable dependiente, pero, de forma estadística, no por lo que el sistema de partidos decide. Lijphart concluye que “la relación entre el sistema electoral y los sistemas de partidos es mucho más débil que la que hay entre el sistema electoral y el grado de desproporcionalidad”.  Indica que en los sistemas electorales se observan diferencias en relación a la desproporcionalidad, y menores diferencias en el multipartidismo que son el efecto directo de la desproporcionalidad, y todavía mucho menores diferencias con respecto al multipartidismo electoral (debido a los cálculos de las élites y los votantes). Con frecuencia la desproporcionalidad, que depende del sistema electoral, asume el papel de variable dependiente, en vez del sistema de partidos. Lijphart toma como punto de partida a Sartori para preguntarse ¿hasta qué punto los políticos son capaces o están dispuestos a manipular los sistemas electorales? En conclusión el texto, revisa planteamientos de autores importantes donde parece que no hay acuerdo para establecer los efectos de los sistemas electorales en los sistemas de partidos.

2.  Incentives to cultivate a personal vote: a Rank ordering of electoral formulas / John Carey y Matthew Shugart
Los elementos centrales que aborda son las variables para promover la búsqueda hacia el voto por persona, en lugar de la reputación del partido. Las mismas afectan cuando: 1) hay una falta de liderazgo en un partido, 2) la forma en la que son elegidos los candidatos son independientes de los votos que reciban 3) sí los votantes pueden votar por uno o más candidatos.

Para el autor, las fórmulas electorales han sido generalmente estudiadas por sus efectos en escaños: número de partidos y proporcionalidad pero también pueden ayudar a entender el poner candidatos específicos dentro de los partidos. Sí un partido tiene más candidatos que el número de escaños que gana, entonces es importante determinar que candidatos toman el escaño dentro del partido. Y aunque solo haya un candidato compitiendo por el escaño, los partidos otorgan las nominaciones únicas por propia decisión. De ahí que elementos de los sistemas electorales pueden afectar el sistema de partidos: barreras de control -Ballotaje-(mide el grado de control de los líderes del partido sobre el acceso al poder del partido, y control de la lista), -Pooling- conteo de los votos,  forma en la que se vota- voting- (única ó multiple, uni o pluri partidaria) y magnitud del distrito.

Cuando se vale mucho la reputación personal para obtener un escaño, esto se asocia con "comedero de cerdos" donde los electos sirven a electores muy particulares. Sin embargo, también pueden darse en distritos electorales grandes (cuando se escogen de una lista abierta) De ahí que algunos personajes conocidos puedan en algunos sistemas electorales como excelentes prospectos de candidatos.

Puede tener un efecto significativo la reputación del candidato en la votación, pero hay muchos otros factores a considerar. Los autores presentan un método para evaluar las fórmulas electorales, basado en: control de papeletas, agrupación de votos, tipo de votos y magnitud de los distritos. Asignándole a cada variable un puntaje para el análisis. El liderazgo se mide por la preponderancia de las papeletas, pero cuando esta diferencia no es significativa, la reputación personal adquiere relevancia. Medida así: 0. El líder presenta una papeleta fija.  Los votantes no alteran “las listas”. Los votantes emiten un solo voto para un partido 1. El líder del partido presenta una papeleta, pero los votantes pueden afectar “las listas” Los votantes votan por múltiples candidatos 2. Los líderes no tienen control de acceso a las papeletas o al ranking. No hay agrupaciones Los votante emiten un solo voto, bajo la concepción de un partido

La magnitud de los distritos y la reputación personal, son recíprocos, por cuanto la reputación del candidato, afecta la cantidad de simpatizantes, aunque la representación de cada distrito se ve afectada por la densidad demográfica y se limita por la influencia de los restantes partidos, el liderazgo, aceptación del partido y  los candidatos. Sin embargo, la reputación del candidato puede tener un efecto significativo, pero hay muchos otros factores que deben ser considerados como la cohesión del grupo político o el tipo de sistema electoral (no es lo mismo un sistema presidencial o parlamentario). La propuesta del autor (que es simple y es generalizable) se basa en un modelo para la evaluación relativa de los valores de los legisladores versus la reputación del partido. En conclusión, el texto explica que no hay un modelo universal de reglas electorales que garantice que el valor de la reputación personal haga que los legisladores sean electos.  

3. La Reforma política en América Latina.  Reglas electorales y distribución de poder entre presidente y congreso. Negretto.
Durante 30 años (1978-2008) en América Latina se han reemplazado o modificado constituciones, se han evidenciado principios de diseños y cambios de reglas electorales para presidentes y diputados incluso permitiendo la re-elección. Sin embargo, no se puede concluir que estos cambios fortalecen o debilitan el modelo democrático.  La adopción de reglas electorales pluralistas permite legitimar decisiones colectivas, incrementando el número de intereses con representación.
El fortalecimiento de los poderes legislativos de los presidentes ha resultado de una preocupación compartida por dotar a los gobiernos de instrumentos efectivos de legislación en contextos de crisis, como de los intereses de los partidos con mayor capacidad de controlar la presidencia. Las reglas de re-elección han permitido un propósito redistributivo en contextos donde el presidente goza de un fuerte apoyo popular.  En este período, principalmente en 1978, se puede evidenciar la creación de coaliciones, incluyendo en la mayoría de los casos, al menos dos partidos con intereses opuestos. Fueron sancionadas 192 constituciones de la región (que sufrieron cambios). Hay varias tendencias marcadas en estas reformas, incluyendo la posibilidad de reelección. Uno de estos cambios ha sido el reemplazo de la fórmula de mayoría relativa- para elegir Presidente- por fórmulas de mayoría absoluta o mayoría relativa calificada.  Una característica central del sistema para elegir diputados se registra desde las primeras décadas del siglo XX, al reemplazar la fórmula de mayoría relativa o absoluta, por fórmulas proporcionales.  Se registraron 32 reformas importantes en el sistema de elección de diputados entre 1978 y 2008.

Otra variable es el papel de los votantes en el proceso de selección de candidatos y el carácter personalizado o partidario del voto. Hay casos que solo permiten la elección partidaria, y no la elección de candidatos creando variedad de alternativas. En muchos de los casos hay restricciones para evitar la reelección contínua, exigiendo al menos dos períodos de inhabilitación, y en otros casos, la reelección es permitida por una  vez. Las variaciones en términos del período presidencial, oscilan entre los 4 y 6 años. El poder presidencial es multidimensional, tiene funciones como: jefe de partidos, jefe de Estado, jefe de Gobierno y colegislador. Solo algunos tenían constituciones que autorizaban al congreso a ejercer algún tipo de control político sobre el gabinete durante las primeras décadas del siglo XX.  Es notorio en cambio una tendencia a introducir mayores límites y controles en materia de poderes de nombramiento por parte del Presidente.

La disminución de algunos de los poderes que tradicionalmente se han concentrado el presidente, sugiere un diseño que busca crear procesos de decisión de tipo consensual. En el período de estudio se incrementan los poderes legislativos del presidente, al permitirle impulsar decretos, en caso de que las leyes no sean aprobadas por el congreso. Estas tendencias son aparentemente contradictorias, por cuanto se fortalece el congreso, y se dan potestades legislativas al presidente (emitir decretos y vetar leyes). Su objetivo ha sido contribuir a sanear las problemas burocráticos y a objetivos de distribución o concentración de poder.

En conclusión, las instituciones -según la visión más aceptada en ciencias sociales- son reglas que estructuran la vida social y política, lo que supone que son suficientemente estables. Esto aplica para las instituciones políticas de muchas democracias avanzadas, donde las constituciones e incluso los sistemas electorales tienden a permanecer en el tiempo. Pero la idea de que las instituciones son variables independientes puede ser cuestionable en un contexto donde instituciones se ven sujetas a cambios fuertes y profundos.


Hay tendencias de reforma como la adopción de reglas electorales incluyentes, la personalización de los sistemas de votación, una creciente permisividad en las reglas de reelección presidencial, una mayor limitación a los poderes del gobierno del Presidente y un fortalecimiento de los poderes legislativos. Aunque en algunos casos las tendencias parecen paradójicas, en el contexto, es comprensible que los políticos tienen un interés en lograr un desempeño institucional eficiente, y otro en preservar su poder y satisfacer los intereses institucionales y electorales de sus partidos.

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