sábado, 28 de octubre de 2017

¿En qué consiste el valor público? ¿Por qué el concepto hace debate?

El valor público expresado en Stocker (2006) se refiere al valor creado por el Estado por medio de la calidad de los servicios que presta al ciudadano, lo que gestiona para garantizar el bienestar de la sociedad por medio de la creación de políticas públicas, servicios, leyes, regulaciones y otras acciones para satisfacer necesidades de la población. Se basa en un sistema de diálogo e intercambio que caracterizan las redes de gobernanza, y la habilidad de motivar no solo dependiendo de reglas e incentivos (para dirigir el servicio público) sino de respeto mutuo y compañerismo que fomenten el aprendizaje compartido.

Las redes de gobernanza son una especie de lugar de decisiones políticas caracterizada por un rango amplio de participantes, vistos como un miembro legítimo del proceso de hechura de la política. En este caso la confianza inter-organizacional e interpersonal incluso a veces sustituye a la autoridad. Busca formular un nuevo paradigma para guiar a los servidores públicos tanto a los políticos como a los administradores. Esta teoría del valor público compite tanto con la administración pública tradicional y con el “New public Management” pero va más allá de ambos.

Se enfoca en alcanzar una efectividad en arrancar los problemas por los que el público se interesa más, además, activa redes  y busca no monopolizar el trabajo, el paradigma propone un sistema más pragmático que busca respuestas más efectivas para dar solución a un problema. Resulta también interesante destacar que no busca ni mantener una estructura rígida ineficiente, ni tampoco un paradigma basado en la empresa. Más bien los políticos solo se dedican a interpretar lo que la gente desea, son como una especie de canalizadores o intermediarios, donde las intervenciones se dan únicamente donde la gente lo considere conveniente. El horizonte que plantea sin duda no solo es importante sino que es necesario en cualquier administración pública.

Cabe destacar que la perspectiva se hace desde una perspectiva anglosajona, y debería de tomarse en cuenta la realidad de cada región para su implementación, en el caso latinoamericano resulta necesario implementarlo, pero de igual modo difícil. El texto se enfoca mucho en las ventajas del paradigma y menciona algunas partes el cómo hacerlo.  Sin embargo, en lo personal considero que el concepto está bien desarrollado, además se hace en comparación con los otros paradigmas  lo cual permite establecer diferencias entre cada uno de ellos. Plantea el deber ser del servicio público.
  
El texto de Grindle (2010) hace énfasis como su nombre lo indica en construir, deconstruir y reconstruir la carrera del servicio civil en Latinoamérica. Lo anterior no resulta una tarea sencilla ya que como lo dice Echeverría (2005) la burocracia al interior de los países de América Latina no se presenta como un actor único y homogéneo, y hay una heterogeneidad  de elementos constitutivos de la burocracia estatal. Por tal motivo, es difícil en inicio caracterizarla en base a tipos ideales, de ahí que medir o establecer clasificaciones puede resultar atrevido pero sin duda es también necesario. Es decir, la labor descriptiva es sin duda complicada.

Para realizar esta ardua faena Echeverría propone su tipología en las siguientes direcciones: A) La burocracia administrativa clásica caracterizada por una baja capacidad y una autonomía relativamente alta. B) La burocracia clientelar caracterizada por una baja autonomía y baja capacidad. C) La burocracia paralela con baja autonomía y alta capacidad de equipos técnicos o de “proyectos” que poseen altas capacidades D) La burocracia meritocrática caracterizada por combinaciones diferentes de alta autonomía y capacidad.

En esta tipología se presentan dos circunstancias, en primer lugar es el contraste que existe entre centralizar versus descentralizar los servicios, y en segundo lugar el tener servicios más rígidos y estructurados versus servicios más orgánicos y libres. En estos casos, en teoría, los países con peores servicios públicos son aquellos más centralizados y rígidos, es decir aquellos que dependen más del ámbito político de la burocracia clientelar (con mayor énfasis en nepotismo y compadrazgo). Y aquellos con mejores servicios que son los de burocracia meritocracia donde predomina el ámbito de la administración pública.

Sin embargo, lo debatible es que pueden haber países donde exista una administración pública (funcionarios de carrera) que sea ineficientes e ineficaces y que no produzcan Valor público. Y del mismo modo puede existir una predominancia del ámbito político (políticos electos) que sí produzca valor público a una sociedad. Sin embargo, a pesar de esta contradicción (paradoja) no significa que la tipología no sea importante para tener un punto de partida en el debate.  Se concluye entonces, que la creación de valor público no depende si las decisiones caen más en el ámbito administrativo o en el político sino en la ética pública que cada uno de estos actores tenga, ya que sí buscan realmente los intereses de los ciudadanos no debería de importar tanto sí se recae en unos  o en otros, sino en una integración de ambos que permite al político ser un vigilante de que lo que los administradores deben de hacer (y que sin duda saben hacer mejor que el político)


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