Pensamiento rapido
El pensamiento rápido se basa en captar la atención del público, el Sindicato de Trabajadores de Salud Pública (SITRASALUD) reaccionó rápidamente ante anuncios de reducción de beneficios y amenazas de recortes laborales, organizando protestas inmediatas en contra del gobierno. La preocupación central fue la sobrecarga laboral y el impacto negativo en los trabajadores de salud. Este enfoque es basado en la experiencia, pero no considera posibles soluciones a largo plazo. En esta repsuesta el invidividuo que toma la decisiòn asume toda la responsabilidad de la misma.
Pensamiento lento
Por otro lado, el pensamiento lento lleva a un análisis más profundo y detallado. En el caso del recorte de 3,727 plazas en el anteproyecto de presupuesto 2025, se podría observar una reestructuración del sistema de salud en base a datos sobre la eficiencia de los trabajadores y la reasignación de recursos. Por ejemplo, el gobierno de Nayib Bukele ha argumentado en ocasiones que la eliminación de plazas "fantasmas" y la digitalización de servicios pueden hacer más eficiente el sistema sin necesidad de mantener tantas posiciones administrativas, una medida tomada en otros sectores públicos. Se plantean soluciones que no solo corrija la mala conducta administrativa o estructural que ha llevado a las reducciones, sino que sea sostenible en el tiempo.
El Ministerio de Hacienda, al presentar los recortes en 2023, argumentó que muchas de las plazas eliminadas eran administrativas y que se estaba priorizando el fortalecimiento de áreas críticas como la contratación de médicos especializados o la inversión en tecnología para hacer más eficiente la atención. Este tipo de razonamiento, propio del pensamiento lento, considera la sostenibilidad fiscal del país y la eficiencia en la distribución del personal.
La agencia en este contexto puede verse en actores como los sindicatos de trabajadores de la salud, quienes históricamente han jugado un papel activo en la negociación de plazas y beneficios laborales. En 2019, el Sindicato de Trabajadores de Salud Pública (SITRASALUD) organizó huelgas y protestas cuando el gobierno intentó recortar plazas, argumentando que afectaría negativamente la calidad de la atención médica.
Por otro lado, el gobierno, como actor con capacidad de agencia, también ha ejercido su poder para realizar cambios. En 2020, el presidente Bukele ordenó la contratación de personal temporal para combatir la pandemia, mostrando su capacidad de responder a crisis específicas a corto plazo. No obstante, esta contratación masiva temporal también puso de relieve la falta de una planificación a largo plazo, lo que podría haber contribuido a los recortes presupuestarios posteriores.
La estructura está profundamente ligada a la realidad económica del país y las políticas de austeridad. El Salvador tiene una alta deuda pública y enfrenta presiones por parte de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reducir el gasto público. Esto afecta la cantidad de recursos que se pueden asignar al sector salud.
En 2021, por ejemplo, el gobierno aumentó significativamente el presupuesto para la compra de vacunas y equipos médicos debido a la pandemia, lo que provocó un aumento en el déficit fiscal. La estructura económica, con limitaciones de ingresos fiscales, hace que las decisiones sobre las plazas en el sector salud estén condicionadas por la necesidad de mantener la estabilidad macroeconómica del país. Los ajustes que se proponen en 2025 no ocurren en el vacío, sino dentro de una estructura que prioriza el control del gasto público debido a la deuda.
Agenda politica: basado en la declaración de Hacienda de que "Hay una reducción de plazas, pero la mayoría de estas no están ocupadas", el discurso político se organiza alrededor de minimizar el impacto real de la medida. Al afirmar que la mayoría de las plazas no están ocupadas, el gobierno busca transmitir que este recorte no afectará directamente a los trabajadores activos ni a los servicios esenciales que prestan las instituciones públicas. Esta narrativa intenta desactivar las preocupaciones públicas sobre despidos masivos y reducción de calidad en los servicios públicos, como el sector salud, presentando la reducción como un ajuste administrativo sin consecuencias negativas inmediatas.
Además, factores como la falta de confianza en la efectividad de las protestas, el desgaste emocional o incluso la resignación a que "así son las decisiones de gobierno" hacen que este segmento adopte una postura pasiva. Pueden sentirse impotentes ante las decisiones gubernamentales o creen que el esfuerzo no valdrá la pena porque el gobierno no cambiará su postura.
Los medios juegan un papel crucial en moldear el debate público y en establecer las prioridades en la discusión sobre la reducción de plazas. Existen claras diferencias entre los enfoques que adoptan distintos medios en El Salvador, lo que refleja la diversidad de agendas mediáticas y sus alineaciones políticas.
Diario de Hoy, La Prensa Gráfica y El Mundo: Estos medios han presentado el tema de las reducciones de plazas de manera amplia y crítica, lo que se conoce como un setting bien pronunciado. Esto significa que no solo informan sobre la decisión del gobierno de reducir plazas, sino que le otorgan una cobertura significativa, con énfasis en sus consecuencias y posibles repercusiones para los servicios públicos.
Estos medios destacan temas como:
- Impacto en el sector salud y educación: Ponen énfasis en cómo la reducción de plazas afectará a los servicios esenciales. Resaltan el temor de la población a que estas medidas empeoren la calidad de la atención en hospitales o escuelas públicas, lo que genera preocupación entre los usuarios de estos servicios.
- Protestas de empleados públicos: Cubren las reacciones de los sindicatos y trabajadores que se movilizan ante el posible despido o deterioro de sus condiciones laborales, dándole visibilidad a sus demandas.
- Análisis económico: Muchos artículos y reportajes en estos medios incluyen entrevistas con expertos que cuestionan si la reducción de plazas realmente mejorará la eficiencia del sector público o si es una medida de austeridad impuesta por la necesidad de cumplir con compromisos fiscales.
Este marco crítico no solo visibiliza las posibles consecuencias negativas, sino que también pone al gobierno en una posición donde debe defender sus decisiones ante la opinión pública, lo que refuerza la percepción de que es un tema problemático y controvertido.
Diario El Salvador: En contraste, Diario El Salvador no aborda el tema de la reducción de plazas de manera directa, y en algunos casos, lo omite por completo en su cobertura. Este enfoque se alinea con su postura editorial favorable al gobierno de Nayib Bukele. Al no tocar el tema, el medio evita generar debates o cuestionamientos públicos sobre las decisiones del gobierno en cuanto a las plazas en el sector público.
En este sentido, la medida de reducir plazas podría ser una forma de depurar el sistema, incentivando que quienes permanezcan sean los que poseen las competencias y virtudes necesarias para cumplir con la misión de salvaguardar la salud pública. Platón estaría de acuerdo con esta lógica, siempre que se priorice el bien común y no se haga por razones egoístas o populistas.
Aristóteles creía que todas las formas de gobierno pueden ser positivas o negativas, dependiendo de la virtud de quienes gobiernan. Ya sea una monarquía, aristocracia o democracia, el sistema será justo si se gobierna para el bien común, pero se corromperá si se gobierna en interés propio. En el caso de la reducción de plazas en el sector salud, Aristóteles analizaría no solo el número de empleados afectados, sino también la intención detrás de la decisión.
Análisis: Aristóteles señalaría que el impacto de esta reducción de plazas puede ser tanto positivo como negativo. Si el gobierno actúa con nobleza y virtud, buscando mejorar la eficiencia del sistema de salud y optimizar los recursos, entonces este cambio puede ser beneficioso, logrando una mayor eficacia en la atención médica sin sacrificar la calidad. En este escenario, el gobierno actuaría en línea con la virtud, como una aristocracia benévola, donde los más capaces toman decisiones justas.
Sin embargo, Aristóteles también advertiría que, si la reducción de plazas se hace por motivos egoístas, como ahorrar recursos sin considerar las consecuencias en la salud pública, el cambio podría ser negativo. Si los gobernantes están más preocupados por sus propios intereses que por el bienestar común, entonces la reducción de plazas se convertiría en una medida perjudicial, donde se prioriza el ahorro sobre la calidad del servicio. En este caso, el gobierno actuaría más como una oligarquía o una tiranía, donde el interés particular prevalece sobre el bien común.
Aristóteles, por tanto, subrayaría que el éxito de la reducción de plazas dependerá de la intención y la virtud de los gobernantes, más allá del número de empleados en el sistema.
Jean-Jacques Rousseau defendía que el gobierno legítimo es aquel que actúa en consonancia con la "voluntad general", es decir, con los intereses colectivos y no de una minoría privilegiada. Para Rousseau, el Estado debe ser el garante de los derechos de los ciudadanos, incluido el derecho a la salud.
Análisis: La reducción de plazas en el sector salud podría ser vista como una violación del contrato social si se percibe como una medida que afecta negativamente a la mayoría de la población. Rousseau argumentaría que si esta política responde a intereses económicos de una élite o se enfoca en el ahorro sin considerar las consecuencias sociales, estaría alejándose de la "voluntad general". Rousseau, por tanto, promovería la participación popular en la toma de decisiones sobre el sistema de salud, asegurándose de que las políticas implementadas reflejen las necesidades de la población y no solo las metas financieras del gobierno.
Maquiavelo conocido por su visión pragmática del poder y la política dice que el objetivo principal de un líder es mantener el poder y el orden, incluso si para ello debe tomar decisiones impopulares o difíciles. La reducción de plazas en el sector salud podría ser vista, desde la perspectiva maquiavélica, como una medida necesaria para asegurar la sostenibilidad fiscal y el control del Estado.
Análisis: Desde un enfoque maquiavélico, la reducción de plazas podría justificarse si el gobierno considera que la sostenibilidad fiscal del Estado está en riesgo. Maquiavelo no dudaría en apoyar una medida impopular si esto garantiza el fortalecimiento de las instituciones del Estado y evita una crisis mayor. El "fin justifica los medios" en este contexto implicaría que la salud pública se sacrifica temporalmente por un objetivo más amplio de estabilidad económica o política. Sin embargo, Maquiavelo también advertiría que una mala gestión de esta política podría generar descontento social y, por lo tanto, poner en riesgo la estabilidad política, lo que sería contrario a los intereses de los gobernantes.
Montesquieu, con su teoría de la separación de poderes, destacaba la importancia de un Estado equilibrado donde el poder no se concentre en un solo actor y se respeten los derechos fundamentales de los ciudadanos. En este sentido, la reducción de plazas en el sector salud debe ser evaluada en términos de cómo afecta los derechos de los ciudadanos a una atención médica adecuada.
Análisis: Montesquieu criticaría cualquier política que se realice sin la debida supervisión y control de otros poderes del Estado. Si la reducción de plazas se decide unilateralmente sin consultar a actores clave, como sindicatos de trabajadores de la salud o representantes de la sociedad civil, se estaría rompiendo el equilibrio de poderes. Además, si esta medida afecta negativamente el derecho a la salud de los ciudadanos, sería una señal de que el poder del ejecutivo se está ejerciendo de manera excesiva. Montesquieu enfatizaría la importancia de que los cambios en el sector salud estén sujetos a una revisión por parte del legislativo y el judicial para proteger los derechos ciudadanos.
Desde la parte pòlitica en general, el análisis de la reducción de plazas en el sector salud en El Salvador a través de las lentes de estos pensadores políticos nos lleva a reflexionar sobre la importancia de equilibrar las decisiones pragmáticas con el bienestar común. Desde Platón y Aristóteles, que defienden la justicia y la virtud como principios rectores de la política, hasta Rousseau, que aboga por que el gobierno respete la "voluntad general", y Montesquieu, que llama a la supervisión y al respeto de los derechos, podemos concluir que una política de reducción de plazas debe ser justificada en términos de eficiencia, pero también debe tener en cuenta sus implicaciones sociales y cómo afecta a los ciudadanos.
Maquiavelo, por otro lado, podría justificar esta medida si contribuye a la estabilidad del Estado, pero advierte sobre el peligro de generar descontento social. Así, el éxito de esta política dependerá no solo de la capacidad del gobierno de administrar los recursos, sino también de cómo logra balancear las necesidades fiscales con las demandas ciudadanas de acceso a la salud.
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