domingo, 12 de mayo de 2024

Conferencia Episcopal como grupo de presion

En este escrito se examina la interacción de la Iglesia Católica con la política de poder en El Salvador, explorando su relación con los actores políticos y las estructuras de poder en la región. Se analiza cómo la Iglesia ha ejercido influencia y ha sido influenciada por el contexto político latinoamericano. Además, se estudia en detalle la dinámica existente entre la Conferencia Episcopal y el gobierno, así como las estrategias empleadas por la institución religiosa para salvaguardar y promover sus intereses en este entorno político.

Descripción

La Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES) es una entidad de la Iglesia Católica que representa a los obispos y arzobispos de El Salvador. Eta es una institución jerárquica que busca promover la unidad y la coordinación entre las distintas diócesis del país, así como abordar asuntos de interés común relacionados con la Iglesia y la sociedad salvadoreña.

La CEDES desempeña un papel importante en la promoción de la fe católica y la enseñanza de la doctrina de la Iglesia. También se ocupa de cuestiones pastorales, sociales y éticas, y participa en el diálogo con el gobierno y otras instituciones para abogar por temas relevantes en la vida nacional.

Los obispos miembros de la Conferencia Episcopal de El Salvador se reúnen periódicamente para discutir temas relevantes, compartir experiencias pastorales y tomar decisiones sobre diversos asuntos que afectan a la Iglesia y la sociedad en general. Cabe mencionar que la Conferencia Episcopal de El Salvador es solo una de las muchas conferencias episcopales existentes en distintos países, y cada una de ellas tiene su propia jurisdicción y autoridad en los asuntos locales de la Iglesia Católica.

Antecedentes

La Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES) ha mantenido una relativa estabilidad a lo largo de la historia del país. Desde el siglo XVI, el territorio conocido como El Salvador ha sido mayoritariamente católico, resultado de la imposición religiosa por parte de los conquistadores sobre los indígenas. Tras la independencia y la creación de la República, la Iglesia Católica continuó siendo preponderante, y la CEDES se ha desempeñado como un actor central en la configuración histórica del país hasta la actualidad.

A pesar de que El Salvador se independizó junto con otras provincias centroamericanas en 1821, eclesialmente permaneció unido a la arquidiócesis de Guatemala hasta su separación en 1842. Esta separación de la diócesis salvadoreña de Guatemala reflejó el resentimiento y desconfianza heredados de la época colonial y exacerbados por conflictos políticos. Durante el período comprendido entre 1824 y 1870, en el que El Salvador atravesó conflictos entre las ideas liberales y conservadoras con una relación ambivalente entre religión y poder, el protestantismo comenzó a arraigar tímidamente gracias a la labor de misioneros extranjeros, aunque se les prohibía hacer proselitismo.

Con las reformas liberales implementadas a partir de 1871, las autoridades salvadoreñas iniciaron un proceso gradual de secularización que redujo la influencia eclesiástica católica en los asuntos públicos. Sin embargo, no fue sino hasta 1898 que se estableció la primera iglesia evangélica en Ilopango, San Salvador, a cargo de Roberto Bender. A partir de 1932, se consolidó una dictadura militar que contó con el apoyo tácito de la iglesia católica tradicional, predominante en ese momento, y de las iglesias evangélicas, que constituían una minoría. Esta situación prevaleció durante varias décadas hasta aproximadamente 1970.

Para ese entonces, las iglesias evangélicas comenzaron a experimentar un lento crecimiento, especialmente en áreas donde la Iglesia católica no tenía una presencia marcada. Entre las denominaciones que destacaron se encontraban las iglesias bautistas, pentecostales y las asambleas de Dios. Un evento de relevancia internacional que impactó en la dinámica religiosa de El Salvador fue el Concilio Vaticano II (1962-1965), el cual fomentó una "nueva relación entre la Iglesia Católica y el mundo". Este cambio permitió el surgimiento de la Teología de la Liberación y las Comunidades Eclesiales de Base en El Salvador, manifestando un mayor compromiso social por parte de algunos sacerdotes, con una opción preferencial por los pobres. Sin embargo, esta postura también les expuso a riesgos considerables, siendo asesinados varios sacerdotes, como Alfonso Navarro, Rutilio Grande, Ernesto Barrera Motto y Octavio Ortiz entre 1977 y 1978.

A partir de los años setenta, las iglesias evangélicas comenzaron a adquirir mayor relevancia en la sociedad salvadoreña, aunque su crecimiento no se presentó de manera homogénea y predominante. Por el contrario, su presencia fue vista por muchos como una alternativa para mantenerse al margen de los conflictos sociales y, al mismo tiempo, mantener su afiliación cristiana. Algunos líderes religiosos evangélicos asumieron roles que anteriormente habían sido ocupados por miembros de la iglesia católica.

Durante el siglo XXI, la CEDES ha demostrado ser un actor sociopolítico relevante en El Salvador. Ejemplo de ello fue la participación de Monseñor Colindres, miembro de la Conferencia Episcopal de El Salvador, quien se convirtió en una figura prominente en las negociaciones de una tregua que buscaba reducir los índices de homicidios en 2012. No obstante, esta iniciativa terminó en fracaso debido a la naturaleza secreta de las negociaciones y a la existencia de acuerdos ilícitos e impopulares. Asimismo, las iglesias cristianas tuvieron incidencia en la aprobación de una ley en contra de la minería en 2017, con líderes religiosos organizando marchas, recolectando firmas y realizando cabildeo con legisladores.

La Constitución de El Salvador de 1983 garantiza la libertad de religión y otorga reconocimiento legal a la Iglesia Católica, permitiendo que otras denominaciones puedan obtener reconocimiento de acuerdo con la ley. 

Abordaje legal

La constitución de El Salvador de 1983, en su artículo 3, establece un sólido principio de igualdad entre todas las personas ante la ley, prohibiendo cualquier restricción en el ejercicio de los derechos civiles basada en diferencias de nacionalidad, raza, sexo o religión. Este enunciado principio de igualdad es esencial para promover una sociedad justa e inclusiva, donde todos los ciudadanos disfruten de los mismos derechos y oportunidades, independientemente de sus características personales.

Del mismo modo, en el artículo 25 de la constitución también refuerza este principio de igualdad al asegurar el libre ejercicio de todas las religiones, siempre y cuando no transgredan la moral y el orden público. Además, se establece que ningún acto religioso puede determinar el estado civil de las personas. Esta disposición protege la libertad religiosa de los ciudadanos y garantiza que ninguna creencia religiosa sea utilizada para condicionar o definir su estatus legal.

Por otro lado, el artículo 82 de la constitución prohíbe que los ministros de cualquier culto religioso y los miembros en servicio activo de la Fuerza Armada participen en partidos políticos o ocupen cargos de elección popular. Sin embargo, a pesar de esta prohibición, se puede observar que la Iglesia Católica sigue siendo un actor social activo en la toma de decisiones de los servidores públicos a través de su participación en políticas públicas y en temas de interés social. Aunque no ocupan cargos de elección, su influencia puede ser significativa en la formulación de políticas y acciones gubernamentales.

A partir de lo anterior, se identifica que la constitución de El Salvador protege y promueve el principio de igualdad entre las personas, independientemente de su religión, y garantiza el libre ejercicio de todas las creencias religiosas. Aunque existen restricciones para la participación política de los líderes religiosos, la Iglesia Católica sigue siendo un actor social relevante en el país. La combinación de estos elementos contribuye a la creación de una sociedad inclusiva y respetuosa de la diversidad religiosa.

A lo largo de la historia del país, ha habido sucesión de diferentes presidentes de la Conferencia Episcopal, lo que demuestra la importancia y continuidad de esta institución en la vida religiosa y social de El Salvador. Se considera relevante de estudiar a nivel político porque las instituciones religiosas, como la Iglesia católica a través de la Cedes, pueden o no incidir en la política secular y pragmática. Es decir, tener influencia para la formulación y/o implementación de políticas públicas.


La Iglesia Católica es de las instituciones en las que más confía la población, sin embargo, se puede observar que la misma va disminuyendo con el tiempo. La CEDES está vinculada a las jurisdicciones de la Iglesia católica en El Salvador, que se dividen en ocho diócesis y una arquidiócesis. Cada diócesis es un territorio dirigido por un obispo, como Chalatenango, San Miguel, San Vicente, Santa Ana, Santiago de María, Sonsonate y Zacatecoluca. La arquidiócesis de San Salvador, dirigida por un arzobispo, tiene jurisdicción sobre las demás diócesis y todas juntas forman una provincia eclesiástica. Esta configuración administrativa conforma la Conferencia Episcopal.

Históricamente, El Salvador ha sido mayoritariamente católico. No obstante, esta situación ha ido cambiando con el tiempo. Según el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Centroamericana de El Salvador en 2019, un 41.3 % de la población se declara católica, mientras que un 37.2 % se considera evangélica, un 18.7 % es ateo, agnóstico o irreligioso, y un 2.8 % profesa otras religiones.

Capacidad financiera

La capacidad financiera de la Iglesia Católica en El Salvador es un dato difícil de obtener de forma consolidada y precisa. No existe un registro completo y público de todos sus bienes e ingresos de manera sistematizada. Aunque la Iglesia no recibe subsidios directos del Estado, se ha evidenciado la existencia de exenciones fiscales en donaciones en la Asamblea Legislativa.

Los ingresos directos de la Iglesia provienen de diversos servicios ofrecidos en cada parroquia, como bautizos, primera comunión y bodas. Además, se obtienen ingresos de colectas durante los servicios religiosos, donaciones y herencias de los fieles. Sin embargo, no existe una contabilidad sistematizada de estos recursos. La Iglesia también opera parroquias, colegios, escuelas, organizaciones de beneficencia, canales de televisión y radios, los cuales se sostienen principalmente a través de ofrendas, donaciones y recursos propios. Esto dificulta el cálculo preciso de su capacidad financiera. 

La Iglesia Católica en El Salvador tiene tres canales de televisión. En primer lugar, el canal 8 fue concesionado al Instituto Tecnológico de Sonsonate y luego entregado al Gobierno para su administración. Este canal mezcla contenido religioso con programación laica y se financia con donaciones y propaganda privada. En segundo lugar, el canal 57 fue iniciativa de Monseñor Saenz Lacalle y es mantenido con recursos estatales y donaciones católicas. Por último, el canal 39 fue otorgado a la Iglesia Católica en 2012 y es sostenido por donaciones. Estos canales transmiten contenido religioso, como misas y programas familiares.

Es importante mencionar que existen diversas órdenes religiosas en El Salvador, como los Salesianos, Dominicos, Jesuitas, Maristas, Josefinos, Carmelitas, Franciscanos, Mercedarios, Oblatas, entre otros. Estas órdenes, así como los Heraldos del Evangelio, los Legionarios de Cristo y el Opus Dei, no forman parte de la estructura de mando de la Conferencia Episcopal de El Salvador.

Adicionalmente, es relevante destacar que algunos sacerdotes de la Fuerza Armada tienen cargos y salarios, y forman parte de la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES). Además, está COOPESA- Cooperativa Sacerdotal en El Salvador la cual es una cooperativa de ahorro y crédito que también presta servicios para el crédito de instrumentos musicales.

Apoyos directos a candidatos

La CEDES tampoco ha apoyado directamente a ninguno de los candidatos o partidos durante las elecciones (era democrática), sin embargo, el arzobispado de San Salvador tiene una cuenta oficial de Twitter acerca de los fundamentos que deben orientar el quehacer de políticos, ya que en alguna medida estos valores son los mismos que orientan las prácticas religiosas, como la humildad y el amor. En su cuenta de Twitter escribió el 14 de noviembre de 2014: “Humildad y el amor son características indispensables para quien gobierna” (Aguilar, 2017). Lo mismo hace cuando hay candidatos que no aprueban el aumento al salario o políticas sociales, denunciando los problemas de inseguridad pública. En cuanto a escenarios no institucionales que se podrían resaltar: las convocatorias de marchas autodenominadas por la vida y la familia, en las que simpatizantes y aliados conservadores participan (Aguilar 2017). 

El 11 de marzo de 1994, en un editorial titulado "El futuro no se construye sobre Arena" publicado en el Diario Colatino, se destacó la opinión del arzobispo de San Salvador, quien enfatizó que el progreso del país no debería depender únicamente de la política o un partido en particular, sino de aspectos más amplios y fundamentales. Algunos sectores de derecha interpretaron esto como una sugerencia para no votar por el partido de derecha.

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