miércoles, 15 de abril de 2020

El Salvador, Nicaragua y Costa Rica en época de pandemia


Por Fátima Pacas y Luis Aguilar
Las estrategias políticas adoptadas por los gobiernos en Centroamérica, a raíz del coronavirus, van desde el fatalismo y la guerra; pasando por el desdén y el menosprecio; hasta la esperanza y el profesionalismo. Al revisar comparativamente los procesos históricos de El Salvador, Nicaragua y Costa Rica podemos tipificar y explorar las perspectivas a futuro de estos tres países, en base a la estrategia implementada en la coyuntura actual. De ahí que surja la pregunta: ¿Cómo se caracterizan las estrategias de prevención y contención del COVID-19 aplicadas en los países Centroamericanos?

En la primera mitad del siglo XX El Salvador, Nicaragua y Costa Rica presentaban una clase dominante de terratenientes agrarios, que proclamaban autoridad basada en "orden y progreso". Más adelante, en la segunda mitad de siglo, los agroindustriales defendían el progreso a través de “libertad y democracia”. En la década de 1930 tomó fuerza la retórica anticomunista y el autoritarismo.  Se instauró la dictadura militar, del General Maximiliano Hernández Martínez en El Salvador y del General Anastasio Somoza en Nicaragua. Costa Rica, tomó una dirección diferente, limitó la política de orden y progreso y la sustituyó por libertad y democracia ". Desde un poco antes de la revolución de 1948, implementaron decisiones para fortalecer un estado de bienestar social, con políticas de nacionalización, y participación ciudadana bajo un estado democrático, con elecciones libres y competitivas. Esto generó que Costa Rica obtuviera resultados contrastantes a los de sus vecinos países, por ejemplo, en salud es el país con mayor esperanza de vida en la región[1], en economía, Latinoamérica presenta mayor ingreso promedio[2] y en calidad educativa- en las pruebas PISA- solo están debajo de Chile y Uruguay[3].

En contraste y a grandes rasgos, en Nicaragua y El Salvador se identifican varias similitudes. En ambos casos, los terratenientes agrarios liberales- a finales del siglo XIX- consolidaron un modelo de agroexportación basado en el café (tal como Costa Rica), luego en la crisis de la década de 1930 sus gobernantes implementaron políticas autoritarias  que terminaron consolidando dictaduras militares . Otro parecido es que ambos países tuvieron conflictos bélicos (entre guerrillas y militares), luego se sometieron a proceso de elecciones, para finalmente implementar reformas neoliberales con gobiernos de derecha. En cuanto a sus resultados relacionados a la esperanza de vida, Nicaragua tiene 78.2 años (séptimo en latinoamérica) y El Salvador 75.47 años (catorceavo en la región), además, tienen el menor ingreso promedio para su población en latinoamérica (solo superando a Honduras, Bolivia y Haití)[4], por último, en el ámbito educativo hasta el 2020 ni siquiera participan en pruebas internacionales como las de PISA, que miden la calidad de la educación[5][6].

A finales del siglo XX, las políticas regionales impulsadas en Centroamérica, se centraron en la adopción de recomendaciones propuestas por el programa de ajuste estructural, estas incluyeron políticas de corte neoliberal como: la liberalización financiera de la economía, adopción de un tipo de cambio competitivo, privatización de empresas nacionales y garantía de derechos de propiedad, entre otros. El Salvador y Nicaragua adoptaron varias de las recomendaciones, y promovieron el despegue de una democracia incipiente. Costa Rica, por otra parte, adoptó discretamente una menor cantidad de medidas comparado al resto de los países de la región y se centró en la consolidación de un modelo democrático único en Centroamérica.

Ahora bien, las políticas públicas creadas e implementadas por estos tres países- durante la crisis de salud del COVID-19- se pueden relacionar directamente a los procesos de consolidación de la democracia y el modelo económico actual. Los gobiernos de El Salvador, Nicaragua y Costa Rica han implementado diferentes políticas para prevenir y contener la pandemia, así como para minimizar la depresión económica. Nicaragua bajo un estado autoritario presenta el menor número de infectados, y Costa Rica bajo un estado democrático presenta la mayor cantidad de casos activos[7]. Entonces, nos preguntamos ¿cuáles han sido las estrategias implementadas por los gobiernos? ¿Han asumido características democráticas o autoritarias? ¿Son sostenibles en el tiempo?

En primer lugar, El Salvador fue el primer país en crea medidas de prevención drásticas como el cierre de fronteras, la restricción de garantías constitucionales y la solicitud de préstamos millonarios. Además, la presidencia ha desestimado la integración con gobiernos locales y regionales, ejemplo de ello es la ausencia de El Salvador en la reunión de alto nivel SICA el pasado 12 de marzo, donde se acordaron medidas conjuntas contra el COVID-19. El presidente salvadoreño ha centralizado la información, y ha limitado la participación de expertos y científicos, además de difundir noticias cuya veracidad ha sido cuestionada por los involucrados, por ejemplo, la embajada de Italia desmintió una noticia extendida por el presidente, donde quién aseguró que Italia dejaría morir a ancianos mayores de 80 años. A eso se agrega, que científicos salvadoreños - como Oscar Picardo- desestimaron proyecciones transmitidas por el presidente en cadena nacional, por carecer de rigor estadístico. A esto se suma la restricción de la libertad de tránsito y de reunión, lo que podría generar consecuencias como bancarrota, desempleo y escasez entre otras muchas consecuencias económicas. Por tanto, la estrategia del gobierno salvadoreño ha sido centralista, autoritaria y con narrativa de miedo.

En segundo lugar, Nicaragua ha promovido estrategias, menos restrictivas y descentralizadas que en El Salvador. Activaron el trabajo de los gobiernos locales para aplicar las medidas de prevención y contención.  El gobierno llevó brigadas médicas de barrio (similares a las utilizadas con otras enfermedades como el dengue) e hizo solo un cierre parcial de sus fronteras [8], comparado al cierre total del gobierno salvadoreño. Además, la narrativa de la pandemia ha sido permisiva y flexible, ejemplo de ello es la convocatoria del gobierno a la marcha “Amor en tiempos del COVID'19". Sin embargo, los expertos han criticado estas medidas, ya que afirman que la aglomeración de las personas promueve la expansión del virus. No obstante, en Nicaragua el autoritarismo del régimen de gobierno, el poder militar centralizado por el presidente, la parcial participación de expertos en la difusión de la información, el número reducido de aplicaciones de exámenes de COVID’19, y el uso de datos sin verificación han sido una constante en las estrategias implementadas.

En tercer lugar, Costa Rica difiere de las medidas establecidas por sus vecinos países. La participación de expertos en la difusión de información es constante,y con uso de datos verificables y científicos. Además, ha integrado a los gobiernos locales y regionales para impulsar políticas conjuntas como prioridad, y el discurso público del gobierno ha sido de esperanza y de empatía. También,  se ha restringido solo de forma parcial la libertad de tránsito, sin limitar derechos constitucionales, y se ha acatado las recomendaciones de expertos económicos, planteando medidas antipopulares (como un recorte al gasto público y un "impuesto solidario" a los salarios más altos), para financiar lo que se usará para la crisis.

Entonces ¿qué podemos esperar? sí solo se evalúan los resultados coyunturales, la estrategia descentralizada y democrática de Costa Rica se ve desfavorecida, frente a las políticas autoritarias y centralistas implementadas por Nicaragua y El Salvador. No obstante, los antecedentes históricos de la región demuestran que, las decisiones democráticas adoptadas por Costa Rica- en el siglo XX- han traído más beneficios a la esperanza de vida, la economía y la calidad educativa, que las políticas autoritarias y neoliberales implementadas por sus países vecinos. De hecho, la concentración del poder ha traído como consecuencia autoritarismo, violencia y poco desarrollo social (salud y educación) y económico en la región. Por tanto, en El Salvador y Nicaragua las estrategias utilizadas para contener la propagación del COVID-19, siguen la herencia de formas de gobierno autoritarios y centralistas implementados en estos países en el siglo XX. Mientras Costa Rica está desarrollando, frente a la pandemia, estrategias democráticas y descentralizadas que responden a las características históricas asumidas por ese estado.


[1] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-44128848
[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-44802756
[3] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-50643441
[4] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-44802756
[5] https://www.laprensa.com.ni/2016/12/13/nacionales/2149682-nicaragua-le-sigue-teniendo-miedo-a-las-pruebas-pisa
[6] http://curc.uls.edu.sv/pagina.php?id=140
[7] Según datos oficiales del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) estos tres países cuentan con un total de 384 casos activos[7].  Nicaragua presenta cinco casos activos, un fallecido y un recuperado; El Salvador presenta treinta y dos casos activos y un fallecido. Mientras Costa Rica 247 casos activos, a los que suman dos fallecidos y dos recuperados.
[8] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52059566

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