martes, 13 de marzo de 2018

El reguetón, su influencia política: explicando las elecciones en El Salvador.

¿Puede ser Maluma un elemento clave para explicar las elecciones en El Salvador? Aunque a simple vista parezca descabellado se intuye que puede dar algunas pistas. La idea de este artículo es describir cómo la estructura cultural y económica influye la estructura política y en concreto los resultados de las elecciones para los partidos políticos tradicionales en El Salvador (aunque puede ayudar a entender más de una coyuntura latinoamericana).

En lo cultural, el reguetón o reggaeton es un género musical que mezcla de rap latino y reggae de Jamaica, se podría decir que es un tipo de reggae en español que nace de un intercambio cultural y musical. Sus inicios son en Panamá y Puerto Rico para luego desarrollarse en Latinoamérica, España y Estados Unidos. En los años 90's canciones como "Te ves buena", "El meneaito", "Muévelo", "Funkete" del cantante El General fueron parte de los primeros éxitos comerciales del género. La fórmula son ritmos movidos con letras simples y pegajosas generalmente con doble sentido que generan recompensas inmediatas.

Este género musical es una manifestación cultural, que despierta emoción y sexualidad. Satisface la mentalidad de consumo y hace visible una diversidad de estilos de vida e imaginarios (lo que en numerosas ocasiones provoca la crítica de los intelectuales). Sin embargo, en la actualidad parece ser que - entre los géneros musicales- es el gran ganador, transita sobre y a través de las personas con gran éxito, pasa del individuo a la familia y se incorpora en el vivir cotidiano en diferentes clases sociales. Refleja valores de un nuevo discurso social "alternativo" que se acopla y reta al sistema a la misma vez, pero ¿tiene el reguetón la fuerza para influir la disminución del voto a la izquierda?

Antes de responder a esa pregunta, es necesario hacer una breve revisión en cuanto a la estructura económica. En lo que se refiere a la economía, los ganadores en el estado actual de las cosas son pequeños grupos. Y no cualquier tipo de élite, sino aquella que maneja el sector servicios como las telecomunicaciones (CLARO, TIGO, MOVISTAR), bancos y restaurantes de comida rápida de franquicias transnacionales (que tras las reformas neoliberales, sin duda, han sido grandemente beneficiadas). Ya dentro de las élites económicas nacionales en El Salvador existen ejemplos que muestran el crecimiento del sector servicios, en las que es importante destacar tres ejemplos:

El primero es el gremio de los supermercados, por ejemplo, Selectos (fundado en El Salvador) abre más de 98 sucursales a nivel nacional, ofrece ferias de empleo, lanza productos como tarjetas de crédito haciendo Alianzas estratégicas. En segundo lugar, el mercado de las motocicletas, las necesidades de movilidad urbana sumado al bajo costo de este medio han producido un incremento del parque de motocicletas en un 50 % en tres años 2010 al 2015 (unas 103,465 motocicletas); uno de los principales distribuidores es la marca Yamaha. En tercer lugar, los almacenes por departamentos; SIMAN es una tienda con seis sucursales en El Salvador, cuatro en Guatemala, dos en Nicaragua y dos en Costa Rica la cual continúa en plena expansión regional.


Los tres prospectos a candidatos presidenciales tienen relación inmediata con la población, sus empresas establecen un vínculo económico directo con los consumidores, sus productos se conectan con estilos de vida y cultura de grandes mayorías, con aquellos que fácilmente compramos saldo para el teléfono, los que hacemos fila en un banco, comemos en Little Caesar’s o Taco Bell o los que compramos en el Génesis o en el dollar city, observamos la liga española y lo hacemos de una forma repetitiva, simple y reconfortante. Este es el paradigma dominante en la sociedad (en la cual también convive el reguetón) casi importar la procedencia social, nivel cultural o educación. Sin duda los valores culturales tienen fuerza para condicionar el comportamiento del mercado.

Todos son generadores de recompensas inmediatas: comprar en el Selectos o en Simán, moverse en una motocicleta (sobre todo tomando en cuenta los precios de gasolina y el caos de tráfico), todos ellos juntan el lenguaje de la calle, lo conocido, construido a partir de aquello que da sentido lo sentimental, en base a lo que se tienen en común. Los empresarios han entendido la relación entre la cultura y la economía, y son algunos de estos los que hoy buscan dar un paso a la política buscando la presidencia de la república.

En el ámbito político hay una crisis de los actores y sus discursos a nivel internacional, los partidos, las elecciones y los políticos tradicionales son considerados como corruptos e inservibles, por tal motivo la gente demanda cambios en la manera de hacer política, incluso sin medir las consecuencias. Por ejemplo, Estados Unidos con Donald Trump y el comediante Jimmy Morales en Guatemala -solo por mencionar algunos- son personajes de los medios hacen conexión con los nuevos paradigmas culturales de la gente, de lo conocido y lo emocional. nos gusta porque nos da la ilusión de “seguridad”, de que "sabemos qué esperar".

En el caso de El Salvador muchos votantes en la izquierda no se conforman con seguir con los de siempre, no sienten cambios y no sienten recompensas (no significa que no existan, pero ni la ley de medicamentos, la ley contra la minería o el aumento al salario mínimo han sido suficientes para mantener el voto). Se percibe al Fmln en el gobierno como incapaz de detener el avance del neoliberalismo, y que con el clientelismo de los paquetes escolares, los subsidios focalizados y la entrega de semillas muchas veces ayudan a gente sin compromiso político (lo que molesta a su votante tradicional y alejan al votante nuevo). Se percibe que su lucha no reduce las desigualdades sino que solo las mitiga.

El Fmln se aferra a paradigmas antiguos, los cuales lo mantenían sólido en los 80’s, 90´s y 2000’s (en esta última década la crisis neoliberal le ayudó a su ascenso) pero ahora parece anclado, le cuesta generar cambios internos. Por otro lado, los empresarios parece que entienden mejor a sus clientes (y los potenciales votantes) son más flexibles, más líquidos. Los políticos tradicionales observan como en su cara otros logran conectar con masas de votantes. Su incapacidad de adaptación a valores líquidos (ver modernidad Líquida de Bauman) les aleja cada vez más de la nueva cultura y costumbres.

En conclusión, en primer lugar, parece que el reguetón (junto a otras expresiones como el animé, el fútbol y la "cultura racing" de motos y carros)  ayuda(n) a entender los cambios culturales, y los grupos económicos parece que lo han entendido mejor que los grupos políticos. Ahora los partidos deben asumir- y sobre todo la izquierda- convertirse en un sistema productor de nuevas significaciones para conectar su proyecto político con lo cultural y lo económico. Ya que no lo está logrando. El FMLN parece no tener el suficiente vínculo cultural, ni económico con las masas, eso puede explicar en parte su derrota electoral. El frente se conecta muy poco con los “nuevos de consumidores” esos que escuchan reguetón (ya que ni siquiera pueden hacer un comercial que guste o atraiga. Ejemplo el comercial de “Ahí viene ella…" de Jaqueline Rivera). Pero no basta con hacer un par de canciones para hacer campaña, ya que un simple jingle estilo de Maluma no tiene la fuerza para inducir el voto, pero es indispensable entender la cultura  con algo simple que sea pegajoso pero efectivo.

En segundo lugar, es necesaria una autocrítica profunda (no cosmética) que lleve a la autodepuración y de ser posible buscar casos emblemáticos (de funcionarios o exfuncionarios) y sí es posible incluso judicializarlos. La idea es mostrar un “giro de timón”. De no hacerlo por sí mismos la crítica y depuración las hará la población cada vez que tenga oportunidad. Los partidos se deben acoplar y/o transformarse para lograr mantenerse, sí no están condenados a perecer o a reducirse a expresiones mínimas de representación, sobre todo los partidos de izquierda. Además se deben de buscar alianzas con otros y estar abierto a la crítica.

En tercer lugar, hay que destacar que hay una nueva generación forjada en el escenario neoliberal pasan poco a poco a ser mayoría (un aspecto importante a tomar en cuenta en democracia), en el argot británico se utiliza el termino CHAVS, en El Salvador se les llama choleros, indios (asociándolo al mal gusto; falta de urbanidad o civismo), gatos, "pitochicos", todos nombres despectivos,que refleja el racismo y la discriminación para referirse a alguien a quien se considera de menor recursos y status. Estas referencias describe a una persona considerada corriente o vulgar. Sería lo equivalente a gabanes en El Salvador (Ver la obra El Asco), "tierrosos" en Costa Rica, Nacos en México o los descamisados en Argentina

Los gustos de los nuevos votantes (ahora mayoría) son juegos videos, hacer skate, break dance o grafittis, suscribirse a servicios en internet, participar de la cultura anime, ver fútbol o tomar cerveza en un bar. Algunos políticos lo están entendiendo. No es de extrañar que Maluma, Dragon ball, Pokemon, Real Madrid, Netflix, Spotify u ofrecer Wifi gratis sean parte de las discusiones políticas. Ellos "los chavs" somos muchos (en diferentes niveles pero lo somos), y es a estos que deben de conquistar los partidos. Muchos son juventud excluída de fuentes de empleo, de oportunidades de estudiar, que ha generado diversas subculturas que comienzan a tener más presencia a medida pasa el tiempo (eso sin mencionar el fenómeno pentecostalista y el de las pandillas que se tocarán en otro artículo)


Bukele, lo está entendiendo pero parece que a ARENA le cuesta, y al FMLN le está costando mucho más.  Por ejemplo la pirámide poblacional ha cambiado, según el PNUD en 2012 la población salvadoreña tenía un 63.7% de personas menores de 30 años de edad. Esto significa que este grupo poblacional tendría muchas posibilidades de imponer su voluntad sí estos llegaran a un acuerdo por mayoría. De ahí la importancia de hacer políticas para los más jóvenes, o al menos parecer que hay un acercarmiento a los jóvenes y a los que piensan como ellos.

Planteado el escenario la situación está "dura" sobre todo para la izquierda que sin duda necesita un Plan B. Ahora el reguetón, el fútbol y el anime están haciendo más evidente no solamente en la cultura de la gente sino también en las campañas de los candidatos.

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